Un día me enamoré de un fruto prohibido.
De un chico de las estrellas, de un ser inigualable.
Con cada minuto a su alrededor mi corazón le daba cada pedazo posible para que lo admirara.
Su sola imagen era necesaria para mantenerme feliz un día completo.
Pero como se sabe las estrellas son cuerpos celestes y siempre están a miles de kilómetros.
Sin miedo entregue cada parte de mi ser sin importar la situación yo di todo de mi.
Aunque nunca funcionó porque esa estrella no era mía y nunca lo sería.
Porque a veces solo puedes ver como las estrellas nacen y brillan cada vez más.
Pero a pesar de todo amo a mi estrella como el primer día en el que me enamoré y me confesé.
Porque ya no es amor del típico modo romántico pero si es la clase de amor que permanece como recuerdos.
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Sempiterno
De TodoEl mejor arte es creado cuando tienes los sentimientos más profundos