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Corea del Sur, Presente.

Park Jimin se encontraba sentado en el balcón de su departamento con una taza de té entre sus pequeñas manos mientras miraba la vista que Seúl le regalaba a esas horas de la mañana.

Aquella mañana había recibido una llamada por parte de su representante para que confirmara su asistencia al festival de artes que se llevaría a cabo en Japón dentro de dos días, Jimin iba a rechazar tal oferta, sin embargo, al enterarse de que la persona que trabajaría con él para preparar su pista musical era nada más y nada menos que el famoso concertista Min Yoongi, supo que no debía ni podía decir que no.

Sin embargo, en esas fechas tenía planes para la preparación de su boda. El joven de cabellos plateados suspiró y miró la taza en sus manos.

-Buenos días, ¿está todo bien?

Preguntó aquel joven de cabello azabache que se acercaba con lentitud hasta él con una taza de café y una preciosa sonrisa en sus labios, misma que contagió al mayor de ambos. Jeon Jungkook era el nombre de aquel chico precioso que ahora lo miraba con expresión confusa.

Algunos lo llamaban "el prodigio de la fotografía" pues todas sus fotos eran como piezas de arte, y es que en verdad todo lo que hacía o tenía que ver con él parecía algo completamente irreal. Jimin jamás creyó en su vida entera que aquella persona con la que todos deseaban estar, literalmente, lo hubiera escogido a él para compartir su vida entera.

-De maravilla... Es sólo que me han llamado para ir a Japón.

-¡Pero eso es maravilloso! ¿Por qué no estás brincando de emoción?

El mayor dio un sorbo a su té y después le extendió unos papeles, se trataba de una lista llena de cosas que necesitaba ir a verificar, el salón, la comida, el sonido, la mesa de regalos y lo más importante, su reservación en París, justo donde sería su Luna de Miel.

Jungkook miró todo con detenimiento y sonrió de medio lado lara después sentarse al lado de su prometido.

-Así que es esto... Minnie, sólo nos iremos unos días, tres a lo mucho, las citas pueden posponerse y yo te acompañaré a arreglar todo.

-Kookie, de verdad quería encargarme de todo esto ahora y no después.

-Pero el que sea después no cambia nada....

Jimin miró al contrario con una especie de puchero, volvió su mirada a los papeles que ahora se encontraban en las manos de su prometido y dio otro sorbo a su taza de té, tan pronto como hizo aquello, Jungkook supo que no sólo se trataba de los preparativos para su boda.

Con lentitud se puso de pie dejando su taza de café sobre la barda del balcón, rodeó la cintura del joven de pelo platinado y lo miró con una pequeña sonrisa.

-No sólo es la boda lo que te tiene así... Anda, dime.

-No estoy listo para presentarme en un evento tan importante como el festival Matsuri...

El menor sonrió y dejó un pequeño beso en la frente del contrario, este lo miró con una expresión preocupada en su rostro. Jungkook podía declararse el fan número uno del baile lírico de Jimin, eso todo el mundo lo sabía, después de todo, eso había sido lo que había capturado la atención del joven fotógrafo.

-Park Jimin, presentarte en uno de los festivales más importantes de Japón es un logro enorme que no cualquiera puede presumir, lo sabes, ¿verdad?

-Lo sé... Pero no estoy a la altura.

-Por supuesto que estás a la altura, el que diga lo contrario debe estar muy ciego.

-Tú crees que soy el mejor porque te vas a casar conmigo.

-Aunque fuera un extraño en tu vida, siempre creería que eres el mejor bailarín del mundo.

El joven de pelo plateado sonrió con ternura y dejó un corto beso en los labios del castaño. De verdad estaba agradecido con el destino y con la vida por poner a Jeon Jungkook en su camino, y es que de no ser por él, Jimin estaría hundido en sus inseguridades, en todos aquellos miedos que lo inundaban día con día. Jungkook era como una especie de tranquilizante que le ayudaba a mantener no sólo los pies sobre la tierra, sino todo su cuerpo. Él era su ancla.

-Si voy, irás conmigo, ¿verdad?

-Sabes que iría hasta el fin del mundo contigo.

Ambos sonrieron amplio y se abrazaron tan fuerte que no pudieron evitar soltar pequeños quejidos seguidos de pequeñas risas. Al separarse, se miraron sin borrar aquellas sonrisas de su rostro, justo cuando Jimin iba a decir algo, al teléfono del menor los distrajo, no era una llamada, sin embargo debía saber de que se trataba.

Jungkook desbloqueó la pantalla de su celular y miró aquel mensaje de texto que había llegado, Jimin se colocó a su lado para poder ver la pantalla y ambos quedaron atónitos con lo que veían.

El castaño había sido invitado a tomar una sesión de fotos en Japón, pero no era cualquier sesión, pues se trataba del modelo Kim Taehyung, quien asistiría al mismo festival que Jimin en calidad de presentador.

-Esto debe ser la más grande las coincidencias en el mundo...

-Bueno, ahora estarás ahí como más que mi acompañante y eso es bastante emocionante.

Dijo Jimin ampliando un poco más su sonrisa, Jungkook lo imitó y dejó un corto beso en los labios del mayor, sin embargo, este último tenía una duda demasiado grande, ¿quién era Kim Taehyung? Y si era tan famoso, ¿por qué no había odio hablar de él?

De pronto una pequeña corriente eléctrica recorrio su columna haciendo que se separara ligeramente de su prometido, sin embargo este  no lo vio como algo extraño, así que tomó su taza de café y entró de nuevo al interior del departamento para arreglar sus vuelos y reservaciones a Japón.

Jimin miró su taza de té y tragó duró. Estaba seguro de haber escuchado aquel nombre antes, tal vez en un sueño, en un momento de soledad, incluso en la calle, pero de verdad que había escuchado aquel nombre.

Kim Taehyung sonaba como algo familiar, no sabía como lucía, sin embargo era sólo cuestión de horas para conocer el rostro de aquel chico, aunque estaba casi seguro que también lo había visto antes.

DESTINY »VMIN« #𝑾𝒂𝒕𝒕𝒚𝒔2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora