¿Estaba alucinando o aquel día todos se pusieron de acuerdo para ir a tomar un café? Hace mucho tiempo no se sentía tan agotado y eso que solamente estaba haciendo una hora y media más para compensar su falta del día anterior.
La parte que más amaba Sehun de su trabajo era hacer los pedidos, poniendo todo su empeño para que los cafés quedasen de maravilla y les encantara a los clientes, algo que ya pasaba y por lo cual siempre lo asignaban a esa área específica. Él prefería un millón de veces aquello a que estar en la caja registradora o llevando los pedidos para servir a cada mesa, más aún cuando eran de esos irritantes grupos de chicas que no paraban de mirar al personal en busca de una nueva conquista.
Toda su energía se agotó cuando le pidieron relevar por una hora a su compañera que servía los pedidos, teniendo que sonreír tan falsamente incluso cuando varias chicas insistieron con pedir su número telefónico.
Estuvo a nada de poner a prueba un milenario truco llamado "Soy gay".
―Necesito unas buenas vacaciones. ―suspiró, dejándose a merced del cómodo sofá.
―La verdad es que si, para que se te quite lo amargado.
No lo esperaba, realmente no, y por eso su corazón pegó un brinco al igual que su cuerpo, latiendo totalmente desbocado al encontrarse con ese rostro tan angelical y malévolo que, para ser sincero, no esperaba ver esa tarde.
―Por Satán...
― ¡Bingo! Ya aprendiste, ovejita.
El humano se dio tiempo de inspeccionar a Luhan, queriendo soltar tantas preguntas arremolinadas en su cabeza que no podía reorganizarlas según prioridad. Sin embargo, hubo cierta intencionalidad que pudo leer en la postura del demonio que provocó un estallido de adrenalina en todo su cuerpo y que dejó sin relevancia todo lo que deseaba cuestionarle.
Luhan tomó asiento a su lado, mucho más cerca de lo que alguna vez estuvo antes, con la mirada fija sobre él y una tenue sonrisa en su rostro, derritiendo de una manera demasiado encantadora al pobre humano que no sabía qué hacer en ese instante.
― ¿Qué tal el fin de semana? ¿Estuviste feliz de no tenerme cerca?
«Maldito demonio» Maldijo el alto cuando sintió esa necesidad inhumana de jalarlo contra él y volver a sentir aquellos suaves labios contra los suyos hasta algún punto donde pudiese saborear el mismísimo infierno en ellos.
Pareciera que Jongin había acertado en lo de que estaba bajo algún hechizo para caer directo a los pies del demonio.
―Los demonios no hacemos hechizos, Sehun ―se mofó Luhan, poniendo nervioso al humano al darse cuenta de que podían leer sus pensamientos―, el único poder que tenemos es de mantener a las almas vivas y fuera de peligro, además de sacar a flote sus deseos más oscuros.
― ¿No te enseñaron en la escuela demoniaca a respetar la intimidad humana y no leer los pensamientos de las personas?
― ¿Eso es todo lo que me dirás luego de haberme pensado todos estos días?
Frunció el ceño, irritándose tanto con la expresión burlona de Luhan que sólo se le ocurrió hacer una cosa al respecto.
―Imbécil.
Jalándolo del suéter negro que traía, juntó sus bocas en un beso feroz, deseando desahogar toda aquella frustración de no saber qué pasaba consigo mismo. Sus manos se movieron de la prenda hasta las ardientes mejillas del ser, consiguiendo profundizar el contacto cuando su lengua irrumpió sin permiso en la boca del otro, el cual rápidamente salió de su asombro y le siguió la corriente.
¿Qué clase de paraíso estaba palpando con sus dedos?
«Te gusta» La voz de Jongin hizo eco en su cabeza, lo que consiguió que se separara abruptamente del demonio y le devolviera algo de razonamiento. ¿Qué estaba sucediendo con él?
Cuando dejó el mundo de sus dudas y pensamientos, fijó la vista en el demonio y algo en él se deleitó ante lo que presenciaba. Las mejillas rojas de Luhan eran algo fuera de este mundo, sus ojos oscuros y sus labios rojos por la fuerza del beso provocando una incógnita mucho más allá de su entendimiento y que no hacía más que torturar todo lo lógico de su cerebro.
―Eso fue para devolver lo del viernes en la noche. ―se abofeteó mentalmente por soltar tal estupidez.
No obstante, Luhan siquiera se inmutó ante los dichos del humano, demasiado complacido con el nerviosismo que emanaba este que nada más importaba.
―Debería desaparecer más seguido si así me recibirás. ―murmuró bajito y con su voz más gruesa de lo usual, ganándose un pequeño pellizco en la mejilla por parte del humano― ¡Aw! ¿Por qué fue eso?
―Eres un demonio fastidioso.
Rodó los ojos y cuando notó que el humano bajaba la guardia, se acercó rápidamente para dejar un pequeño beso sobre sus desprevenidos labios y se levantó del sofá, caminando como si nada en dirección a la cocina.
―Mueve tu culo, necesito mi dosis de café ahora ya.
¿Podía matar a un demonio? Porque eso quería hacer, asesinar a ese bonito demonio que no hacía más que sonreírle malvadamente y aparentar como si nada hubiese sucedido minutos antes. Aunque, más que asesinarlo, quería mantenerlo allí e incluso siendo más fastidioso, pero no volviendo a dejarlo solo por cuatro miserables y largos días.
―A todo esto, ¿No has llamado a la central de ayuda a humanos?
Entrando a la cocina y encendiendo el hervidor, dio la media vuelta y se poyó contra la encimera, enseguida frunció el ceño por la pregunta.
―No. ¿Por qué?
Con una risa malévola y un movimiento de cejas, Luhan acunó su rostro entre sus manos y movió su cabeza de tal manera que se viese adorable para el humano, lo cual logró en cierta medida.
―Deberías llamar, te saludan bonito.
Preparó el café para Luhan y se lo sirvió, enseguida tomando el móvil para llamar al dichoso número que salía en la carta.
― ¡Bienvenido, inmundo humano, a la central de ayuda! No, esto no es el fono erótico de la página porno que viste, así que corta antes de que vayamos por tu asquerosa alma. Espera en línea hasta que uno de nuestros ejecutivos te preste ayuda, ser miserable.
Mientras Luhan se partía de risa sobre la mesa, Sehun hizo un recordatorio de no volver a hacerle caso jamás en su vida.
―Inmundo demonio.
ESTÁS LEYENDO
Coffee with a demon » hunhan.
FanfictionLa vida de Sehun era común y corriente, un universitario más del montón con un trabajo de medio tiempo y un pequeño departamento. Sin embargo, todo se vuelve un caos cuando una mala decisión lo condena a ser acechado por un encantador demonio que am...