Capítulo 2: Sonrisas de demonio.

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Sehun se hizo una promesa luego de curar a duras penas su corazón roto y era que no buscaría más el amor, mucho menos cometería locuras por este, se enfocaría cien por ciento en sus estudios y trabajo. Quería al amor fuera de su vida, ya le había traído un gran y permanente problema llamado "Luhan".

Acomodó la correa de su mochila al hombro y bajó del autobús, divisando la entrada a la universidad a unos cuantos metros. Como buen día viernes, todos estaban de buen humor, sobretodo su facultad porque habría una fiesta en la casa de uno de sus compañeros, a lo que él claramente no iría porque, como repetía Luhan, "eres un niño amargado".

―Adivina quién irá a la fiesta, Sehunnie~.

―Buenos días, Jongin, yo estoy bien, ¿Y tú?

―Irá Yeonwoo, la chica a la que le gustas de primer año.

―No me interesa, tampoco iré.

― ¡Vamos, Sehun! ―el castaño rodó los ojos ante el berrinchudo de su amigo―Estás en la flor de tu juventud, salir a una fiesta no te hará mal.

― ¿Qué parte de no me interesa no entiendes, idiota? ―Sehun había soportado una semana completa la insistencia de su amigo y sólo porque iría aquel chico del que estaba completamente flechado y no quería estar solo― Irá Kris también, ¿Por qué es necesaria mi presencia?

―Porque no me gusta que te estés privando de todas estas cosas, Hun, necesitas despejar tu mente.

Jongin era el único que sabía todo sobre su ex novia, su intento de suicidio y Luhan, por lo que más que nadie quería que retomara su vida y se diese un momento para aprovechar de esta. No conocía a Luhan, ya que este no aparecía cuando Sehun invitaba a sus amigos al departamento, pero el simple hecho de tratarse del demonio que poseía el alma de su amigo no era algo bueno y deseaba mantenerlo lejos de este el mayor tiempo posible.

Lamentablemente su amargado amigo no ayudaba en nada, por lo que sus intentos de normalizar la vida del castaño eran casi nulos.

―Por favor~, sólo será una noche que saldrás de tu zona de confort.

Inevitablemente Sehun lo meditó y de manera instantánea se le vino Luhan a la mente. Si iba, no podría prepararle su café diario, tampoco sabría la reacción del demonio al comentarle que estaba interesado en salir por la noche para pasar el rato con sus amigos, aunque detuvo cualquier otro pensamiento al darse cuenta de que estaba considerando bastante la opinión del otro en su actuar.

«A la mierda ese fastidioso demonio»

―Bien, iré.

Jongin alzó los brazos al cielo y exclamó unos cuantos "Aleluya", lo que llamó la atención de los demás estudiantes y provocó que el castaño se avergonzase al verse entre tantas miradas.

―Lo pasaremos excelente, Hun, ya lo verás. ¡Será una noche inolvidable!







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Los turnos en la cafetería eran de lunes a jueves después de sus clases, por lo que tenía libre desde el viernes para estudiar, descansar o hacer lo que se le diese la gana. El viernes siempre llegaba más temprano al departamento y su rutina consistía en prepararse algo de comer, sentarse a estudiar, preparar café y noche de películas. No obstante, ese día cumplió con el almuerzo y el resto de la tarde se sentó frente al ropero para ver cómo iba a vestirse para esa noche.

Cuando Luhan apareció y no vio al humano concentrado en algún tonto libro de biología, se extrañó de sobremanera, ya que de todo el tiempo que venía acechándolo era casi sagrado el día viernes para él.

Merodeó por el pasillo, caminando lentamente hacia el cuarto de Sehun e intentando escuchar qué podría estar haciendo el más alto. Girando la perilla con cuidado y asomándose con cautela, pudo visualizar al humano midiéndose algunas prendas de ropa frente al espejo de cuerpo completo situado en una de sus murallas, realizando distintas expresiones de desagrado ante lo que veía reflejado.

―Definitivamente perdí el toque. ―lo escuchó murmurar, lo cual sólo aumentó su curiosidad.

Pasaron unos cuantos minutos donde Luhan no se movió de su lugar y simplemente observó al más alto sacar prenda tras prenda, viéndose cada vez menos disgustado con su aspecto. Una sonrisa se formó en el rostro del demonio cuando vio algo que le gustó.

―Esa chaqueta negra te queda bien.

No lo esperaba, tan sumido estuvo en su elección de vestuario que por un rato olvidó la existencia de cierto ser que lo atormentaba cada tarde. Se sobresaltó y lo que estaba sosteniendo cayó al suelo, viendo por el espejo la sonrisa encantadora de ese ser tan malvado.

Sehun jamás podría explicarse por qué alguien con un rostro tan angelical podía ser alguien proveniente del infierno.

―Por Dios... algún día me matarás de un maldito infarto.

―Por Satán, Sehun, con cada mención que le haces me descuentan de mi paga mensual.

― ¿Y qué es lo que ganas? ¿Más almas moribundas como la mía?

―Uh, créeme que no te gustaría saberlo, mucho menos después de que hayas comido.

El humano realizó una mueca de asco y el demonio rio, encantado con la reacción de este.

―Cómo sea ―con un suspiro se inclinó para recoger la chaqueta que había dejado caer, mirándose con ella una vez más frente al espejo―, creo que te haré caso y esta será la elegida para esta noche.

Luhan había entrado por completo al cuarto, recostándose en la cama del alto para mirarle hacer lo que fuese que estuviese haciendo. Al oír lo dicho por el otro, sus ojos rápidamente fueron a parar en el rostro convencido que reflejaba el espejo.

― ¿Esta noche?

―Saldré a una fiesta con mis amigos, así que lo más probable es que vuelva tarde o mañana temprano. Ah, por cierto, hoy no habrá ni café ni noche de películas.

Sehun miró de reojo al otro por una esquina del espejo y captó algo que le provocó una extraña sensación, pero que cuando volvió a mirar ya no estaba y fue reemplazado por la sonrisa burlona del demonio.

―Enhorabuena, Oh Sehun, ya era hora de que dejaras toda esa amargura de lado.

Se sintió raro al escuchar eso, por lo que decidió voltearse para encarar al más bajo, pero de un segundo a otro la presencia de este ya no se encontraba en su cuarto, minutos después confirmando que tampoco en algún lugar de su departamento.

¿Por qué había desaparecido de esa forma tan abrupta?

No sabía cómo sentirse al respecto, Luhan siempre lo intentaba hacer enojar a la hora de irse, despidiéndose de una manera tan melosa y fingida que terminaba lanzándole algún cojín antes de que se desvaneciese.

― ¿Será normal aquello en los demonios irritantes como él? Por favor, necesito el manual de cómo entender a tu demonio, Satán.

Decidió pasar por alto todo aquello y retomó su elección de vestuario, quedándose con lo que le había gustado a Luhan y con algunas otras prendas que le hacían juego, aunque en todo ese tiempo había algo que carcomía su curiosidad y siguió rondando por su cabeza incluso cuando estaba en el auto de Jongin y ambos se dirigían a la fiesta.

¿Qué fue aquel destello rojo en los ojos del demonio al decirle que saldría aquella noche?

Coffee with a demon » hunhan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora