EL CÓDIGO DE HERMANOS

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NATALIA

Al regresar a casa después de clases, como solíamos hacerlo todos, aquella tarde comimos sin nuestro hermano presente y, por vez primera, no escuché ninguna clase de burla o reclamo de parte de mis hermanos por la ausencia de Liam, pues todos sabíamos que él estaba haciendo las cosas bien y no teníamos porqué criticarle.

Pasadas unas cuantas horas, me preocupé por no saber nada de él, así que decidí enviarle un mensaje, esperando que no lo tomara a mal, sin embargo, no me contestó y, supuse, debía estar ocupado, posiblemente haciendo algún otro mural por la ciudad, así que opté por no presionarlo y esperar a que llegara por su cuenta a la hora que quisiera, después de todo yo no era mis padres para reprenderlo en caso de que no se reportara hasta la media noche.

Me puse a hacer mis deberes y a las 6 pm, cuando estaba a punto de ponerme a ver una película en Netflix, mi celular comenzó a sonar. Extrañada al ver que en la pantalla yacía el nombre de mi hermano Liam, rápidamente contesté, creyendo que quizá se había equivocado.

Pero, al escuchar tras la línea la voz de alguien más, me asusté, pensando por obviedad que algo malo debía haberle sucedido. - ¿Quién llama? – pregunté tras escuchar que lo primero que me preguntaron por mi nombre. -Soy Abraham, amigo de Liam. ¿Eres su hermana, cierto? - Respondió tras la línea la voz de un chico en medio del bullicio que se escuchaba a su alrededor. -Sí, sí. Soy su hermana, ¿qué pasa? ¿En dónde está Liam? ¿Él está bien? – Pregunté apresurada mientras me ponía mis zapatillas, pues estaba segura de que después de escuchar la respuesta a mis preguntas tendría que correr a buscarle. -Sí, ehm... tranquila, escucha, ¿será posible que nos des la dirección de tu casa para ir a llevarlo? –

Lo último lo preguntó con total tranquilidad, aunque mi respuesta no fue tan calmada como la suya. - ¡¿Qué le pasó?! ¡¿él está bien?! – Volví a repetir, esta vez, saliendo ya del cuarto y dirigiéndome al cuarto de mis hermanos, quienes tenían las llaves de los autos. -Sí, si... sólo está demasiado tomado y digamos, no se puede mantener en pie por sí solo. Pero si quieres nosotros podemos ir a llevarlo a su casa, al cabo no tomamos tanto como él. – Dijo, con voz pausada y relajada como si fuera lo más normal del mundo llamar a la hermana de un amigo y decirle que éste no estaba consciente de sus actos. - ¡NO! Dime en dónde está que ahora mismo vamos a buscarlo. – Dije, con tono apurado, pues claramente me preocupaba pensar que mi hermano, que estaba prácticamente inconsciente subiera a un auto de sus amigos, quienes no sabía que tan tomados podrían estar. -Vale, te mando la ubicación por WhatsApp. –Dijo, sin mencionar nada acerca de la manera en que le hablé, lo que en verdad agradecí mientras prácticamente colgué y entré en el cuarto de mis hermanos sin preguntar antes de hacerlo.

Cuando les dije a Dante, Dylan, Enzo, Aldo y Rey lo que estaba sucediendo, los dos primeros fueron los que se levantaron de inmediato y me dijeron que ellos se encargarían. Yo asentí, pero les dije que quería acompañarlos y ellos, aunque al principio lo dudaron, aceptaron que lo hiciera, así que de inmediato bajamos las escaleras y nos dirigimos a la cochera, no sin antes advertirles a mis hermanos que por favor no le dijeran nada a nuestros padres, especialmente a Reymund, a quien ya antes habíamos tapado alguna borrachera como la que Liam debía estar teniendo.

En menos de diez minutos ya nos encontrábamos en el restaurante, en donde mi hermano yacía con la cabeza sobre una de las mesas, como si se hubiera quedado dormido. Mientras el resto de sus amigos y amigas se reían o seguían tomando y comiendo con total tranquilidad. Al acercarme junto con mis hermanos, de inmediato reconocí la voz del que me había llamado y que, al verme se puso de pie y me dijo mi nombre en voz alta señalando a mi hermano como si no fuera lo bastante obvio.

Me acerqué entonces a Liam y lo llamé un par de veces, él abrió los ojos con dificultad y me llamó también, pero luego volvió a cerrar los ojos. En ese momento, mis hermanos Dante y Dylan se acercaron por detrás suyo y lo levantaron, uno de cada lado para ponerlo de pie, luego Dante tuvo que cargarle las piernas pues mi hermano parecía estar casi anclado al piso, a la vez que Dylan lo agarraba de los brazos para poder sacarlo de allí.

Yo tomé su mochila y agradecí a Abraham por haberme llamado y seguí a mis hermanos al auto en donde Liam ya se encontraba acostado, por lo que tuve que cargar su cabeza en mis piernas para poder subirme y volver a casa. Una vez en casa, mis hermanos me ayudaron a bajarlo y llevarlo hasta su cama sin que nadie más se enterara, a excepción de Rey, Aldo y Enzo, quienes incluso me dijeron que habían tenido que decirle a mamá que habíamos ido a buscar unos materiales para la escuela y, además me dieron unas pastillas que, aseguraron, debía decirle a Liam que tomara al amanecer, pues dudaban que se despertara el resto de la tarde-noche.

A la hora de la cena, mi madre preguntó si es que Liam nos había avisado si tardaría, a lo que Ada respondió diciendo que nuestro hermano ya estaba en la cama dormido. Extrañada, mi madre preguntó si es que él había dicho si se encontraba mal, pues no era un comportamiento normal en él, así que rápidamente respondí que había regresado de su comida con dolor de cabeza y, había dicho que no querían que lo molestaran, al tiempo que miraba a mis hermanos para asegurarme que ninguno fuera a decir nada. Mamá asintió, diciendo que entonces lo dejáramos descansar y que después podría yo llevarle la cena por si despertaba con hambre, aliviada porque no indagara más en el asunto, dije que así lo haría y la cena continuó sin más comentarios al respecto.

Agradecida con mis hermanos por haber respetado el código de la hermandad, en donde se decía que si un hermano necesitaba ayuda, el resto de nosotros debíamos ayudarlo y, dado que en alguna otra ocasión había sido cualquier otro de mis hermanos el que había llegado borracho y lo habíamos cubierto, me alegraba que al menos en esta ocasión, Liam recibiera el apoyo de nuestros hermanos de esa manera.

Claro está, mi hermano no despertó en toda la noche y seguramente la cruda con la que iba a despertar le sentaría fatal, pero tras regresar al cuarto y asegurarme que Ada no dijera nada a mis padres acerca del olor a alcohol que emanaba de mi hermano, me acosté a dormir con la tranquilidad de que, él se encontraba bien y que, aun sin saberlo, él era apoyado por el resto de nosotros, sus hermanos. 

~o~

Nota de la autora:

¡Qué buenos amigos tiene Liam! ¿No? Digo, todos tomaron pero al menos no tanto como él y se ofrecieron a llevarlo a su casa... ¡Tonterías!

Los buenos amigos no habrían hecho que Liam tomara, de hecho, ahora que lo pienso. ¡Ninguno debería haber tomado! ¡No son adultos! ¡Y claramente no son responsables!

Perdón, perdón, me alteré.

Los que sí son buenos son sus hermanos, aquí claramente vemos que, tus amigos podrán estar siempre en las buenas, pero en las malas, tus hermanos jamás te van a abandonar. 

No cabe duda que Liam necesita abrir los ojos y enterarse de lo mucho que sus hermanos lo quieren y se preocupan por él. 

Una vez más, gracias por darle la oportunidad, no olvides votar y comentar, bueno, bueno... ya no te molesto más... ¡Sigue leyendo! 

POR ELLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora