ACTUAR POR IMPULSO

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LIAM

Sabiendo que había cometido un tremendo error, bajé mi arma y la puse en el suelo, pues ésta fue la orden que me dieron, así como ponerme de rodillas en el piso, lo que hice mientras él se me acercaba y, al igual que lo hizo con Leslie, me agarró del cabello y me levantó la cara para mirarle y reírse de mí, diciéndome que Leslie había hablado muchísimas veces de mí y lo mucho que me amaba, entre llanto y llanto cada vez que él y todos los demás la hacían suya.

Ella gritaba pidiéndole que se callara, con un llanto desesperado que era acompañado por risas de parte de Zelo y sus acompañantes. Sintiéndome impotente, miré hacia el sitio en que sabía que estaba Abraham, mismo que salió de entre las sombras acompañado por el resto de mis amigos y de los demás chicos y chicas de nuestra banda, quienes se encontraban apuntando hacia Zelo y su banda.

Suspiré, agradecido porque hubieran decidido intervenir y temí por mi vida una vez más cuando el mismo Zelo apuntó directo a mi cabeza y luego a la cabeza de Leslie, preguntando quién de nosotros era lo suficientemente valioso para morir primero. Tragué saliva y busqué la mano de Leslie entre la penumbra para apretarla y transmitirle la poca confianza y seguridad que me quedaban, para que ella dejara de temer por la muerte, pues estábamos en manos de nuestros amigos.

La vi derramar una lágrima más apretando los labios, poco antes de suplicarle a Zelo que me dejara vivir y la matara a ella, porque, dijo, eso era lo que él había ido a hacer. Él dijo entonces que no valía la pena, dicho esto, pidió a sus acompañantes que bajaran las armas y, mirando directamente hacia el sitio en que, la voz de nuestro jefe resonó pidiendo que el resto de los presentes bajaran las armas, sonrió y dijo el nombre de nuestro jefe, pidiéndole que saliera a dar la cara.

Nuestro jefe salió entonces y se abrió paso entre la multitud, pidiéndole a Abraham que nos sacara, a Leslie y a mí, del lugar. Abraham asintió y fue a donde estábamos nosotros, me miró a mí con algo de recelo y nos pidió seguirlo, Leslie y yo nos paramos y le seguimos a él y al resto de nuestros amigos hasta la entrada de la bodega, escuchando cómo nuestro jefe discutía con Zelo, diciéndole que había sido un idiota al presentarse solo con 5 hombres, que se sentía decepcionado de él, que él lo había entrenado mejor que eso.

Ante sus últimas palabras, mi mente formó sus propias conclusiones y, justo cuando estaba por subir a la camioneta, me giré sobre mi propio eje y, comencé a correr en dirección contraria, al mismo tiempo que Abraham, Néstor y Víctor me seguían pisándome los talones, sin importarme nada más, saqué la segunda pistola que llevaba en mi cinturón y apunté directo a la cabeza de Zelo, a quien disparé desde la distancia, mientras mis amigos se abalanzaban sobre mí para desarmarme.

Lo último que escuché antes de caer de cara al piso, fue la voz del jefe pidiendo una explicación mientras los hombres de Zelo caían uno tras otro después de disparar hacia mi dirección, en donde mis amigos respondían al fuego, sabiendo que no tenían otra opción.

Minutos después, Abraham llegó hasta donde me encontraba y, dándome una bofetada limpia, me dijo que había sido un idiota, que debí haberme apegado al plan y no actuar de forma impulsiva. Pero no me importó ni el golpe ni el reproche, pues dijeran lo que dijeran, sentía que había vengado a Leslie, aunque las palabras de aquel imbécil siguieran dando vueltas en mi mente, en compañía de la voz de mi novia, pidiéndole que se detuviera.

Fui forzado a subir a la camioneta, en donde el reproche de Abraham no se hizo esperar, diciendo, una y otra vez, que había cometido un gravísimo error al traerme consigo, sabiendo que la presencia de Leslie me iba a afectar. Finalmente aceptó, que las consecuencias por traerme ya las tendría más tarde con el jefe, que esperaba, al menos, hubiera valido la pena.

Bajé la cabeza y miré hacia la ventana, sumido en mis pensamientos, recordando las palabras de Reymund, mi hermano, el primer día en nuestra nueva casa, ese en que no me presenté a casa a la hora de la comida y toda mi familia se preocupó al grado de irme a buscar y, habiendo sido él quien me encontró, recuerdo haber recibido una bofetada de su parte, tan dolorosa como la de Abraham.

Suspiré, recordando que mis padres siempre decían que yo actuaba por impulso y eso, era lo que me provocaba tantos problemas con mis hermanos. Pero luego, en mi mente miré a Leslie y recordé todo lo que ella me contó haber sufrido y, decidí que no me arrepentiría de nada de lo que iba a pasar por culpa de mi atrevimiento de aquel día al disparar directo a la cabeza de Zelo, quien debía estar más muerto que un vegetal y eso, de alguna forma, me alegraba. 

~o~

Nota de la autora:

¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII! ¡VENGANZAAAAAAAAAAAAAA!

Ejem, ejem... digo... 

¡Nooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo! ¡QUÉ HICISTE LIAM!

Seguramente la muerte de Zelo y su grupito va a traer graves consecuencias si no es que mortales para todos. 

#SeLesQuiso

Pero bueno, siendo honestos, hubiéramos actuado igual si tuviéramos en frente de nosotros al culpable de los maltratos, golpes y abusos en contra de nuestra pareja, ¿o no?

¡Qué va! ¡Ahora no se hagan los santos! Seguro también habrían disparado

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