ELLA

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LIAM

Ocho semanas después de la pelea ante Reymund y Natalia y, después de hablar con Leslie acerca de lo ocurrido, ella me hizo ver que mi actuar no era el correcto, pero perdonarla me costaba más de lo que pensaba, así que fueron necesarias todas esas semanas para poder ver si en verdad ella estaba arrepentida. Debo admitir que la ignoré y volví a comportarme con ella, tan frío y seco, como lo hacía con los demás y, ver que le afectaba al grado de hacerla llorar, me hacía sentir mal.

Sin embargo, me armé de valor para seguir manteniendo la distancia entre nosotros, pensado que así ella entendería que su intromisión en mi vida me había dolido, y continué viviendo como solía hacerlo siempre, con la diferencia de que, en lugar de quedarme en casa, volví a salir con mis amigos diariamente, lo que me facilitaba el olvidarme de lo que pasaba en mi casa.

Lo que mi familia no sabía, era que, gracias a mis murales, pronto fui reconocido entre las pandillas enemigas como uno de los mejores grafiteros de la zona y eso, me ayudó a ganar más seguridad y estabilidad dentro de mi propia banda. Sobre todo, cuando el jefe empezó a pagarme por realizar tal o cual dibujo fuera incluso de la ciudad, para lo cual me llevaban con el único propósito de hacer mis murales y, generalmente me permitían llevar compañía y, obviamente Leslie era quien iba conmigo, lo que rápidamente ayudó a que se fortaleciera nuestra relación.

Desde el día de la fiesta en donde pinté su pared, nuestra relación se empezó a asemejar más a la de un noviazgo, pues no sólo nos besábamos cada que nos saludábamos o despedíamos del otro, sino que, además, salíamos solos a caminar o a comer a cualquier lado juntos, como uña y mugre, decían nuestros amigos; quienes no paraban de preguntarnos si ya éramos novios o no y, ante la negativa, insistían en que deberíamos de serlo.

Sin embargo, yo esperaba el momento ideal para proponérselo, por eso hice oídos sordos a sus sugerencias y seguí pensando en la mejor forma de hacerlo. Pasados unos días, el recuerdo del tatuaje que llevaba ella marcado en la espalda, se presentó noche tras noche, hasta que finalmente me ayudó a decidirme a corresponder a su gesto con un tatuaje idéntico en mi cuerpo, así que un domingo por la mañana, antes de ir a la casa de Abraham, en donde sería la reunión semanal de la banda, fui a buscar al tatuador que me había recomendado Néstor, por ser amigo de la pandilla.

Estando en el local, el chico me preguntó qué clase de tatuaje deseaba hacerme, para lo cual me prestó algunas imágenes. Pero, seguro de que la imagen del tatuaje de Leslie era única y que quería tener la misma en mi ser, saqué mi cuaderno de dibujo y tracé la copia exacta del tatuaje de ella, mismo que había guardado a la perfección en mi memoria y, tras obtener ésta, el tatuador comenzó su trabajo, el cual, no tardó más de unos minutos en culminar.

Luego fui a mi casa a darme un baño y arreglarme para la reunión, busqué entre mi guarda-ropa una camisa decente y, una vez que me peiné, salí directo a la casa de Abraham, no sin antes buscar en la tienda un jugo de kiwi-fresa, que era su favorito. Cuando entré, había poca gente aún y ella no se encontraba, así que, nervioso, me senté con mis amigos y acepté la cerveza que me ofrecieron.

Poco después, la reunión se llevó a cabo, misma en que Abraham nos hizo saber algunas de las últimas indicaciones del jefe, que se encontraba prácticamente armando un ejército para luchar contra sus enemigos en cualquier momento. Durante toda la reunión, Leslie se sentó a mi lado y mantuvo su mano derecha acariciando mi pierna izquierda como solía hacerlo y permaneció sonriendo mientras tomaba la debida que yo le había llevado.

Una vez que se nos dijo que podíamos continuar con la fiesta y que la mayoría de los chicos y chicas se fueron de la casa de nuestro jefe inmediato, Abraham, me atreví a decirle a Leslie que quería hablar con ella en privado, entonces ella, se puso de pie y me tomó de la mano para guiarme hacia uno de los pasillos de la gran casa de nuestro amigo.

Allí, solos, escuchando a lo lejos los murmullos y estupideces que decían nuestros amigos que disfrutaban de la fiesta entre cervezas y botanas, ella me miró sonriendo y me preguntó qué sucedía. Entonces, sin saber exactamente qué decir, comencé a desabotonar mi camisa, cosa que la hizo reír nerviosa y cuestionarme por mi repentino actuar.

Yo no dije nada, pues deseaba que el tatuaje que me había hecho por ella, tuviera el mismo efecto que tuvo el que ella se hizo por mí y que me mostró aquel día en su casa. La miré morder su labio inferior, nerviosa por no escuchar respuesta alguna de mi parte y, cuando por fin mi camisa se abrió lo suficiente para que ella mirara mi tatuaje y ella bajó su vista hasta el mismo, lo que observé en su rostro me maravilló.

Definitivamente su reacción había sido mejor de lo que había imaginado, pues su sonrisa se ensanchó y rápidamente subió su mano derecha a mi pecho para repasar cada letra con suavidad, tal y como lo había hecho yo en su momento, seguido del trazo de un corazón alrededor de ambas letras mientras repetía nuestros nombres en voz baja.

Sonreí al sentir su suave y cálido tacto y, sin esperar ni un segundo más, busqué sus labios para aprisionarlos con los míos. Ella siguió el beso tras soltar un gemido en mi boca y subir sus manos a mi cuello para empezar a jugar con mi cabello, a la vez que me acercaba más a su cuerpo. Por mi parte, en esa ocasión, posé mis manos en su cintura baja y, acercándola a mi cuerpo, profundicé nuestro beso, ese que selló el inicio de nuestro noviazgo, sin palabras.

Con una declaración poco ortodoxa, así como nuestro noviazgo, que casi parecía haber iniciado el día que nos conocimos, ella y yo comenzamos a besarnos con más frecuencia y a desearnos uno al otro, sin dudar. Aunque esto, no fue novedad para ninguno de nuestros amigos, que, al saber que ya habíamos formalizado, se limitaron a decir que ya nos habíamos tardado, pues era algo que se sabía.

Y es que era verdad, desde que comenzamos a ser amigos, ella tomó demasiado confianza, como si supiera que nuestro destino era estar juntos, incluso antes de que empezáramos a andar. Sin embargo, a diferencia de ella, el día en que nos conocimos en la escuela, yo no pensé en que entre nosotros pudiera haber algo más que amistad, ya que, si yo no hubiera permitido que ella se acercara a mí después de eso, no habría desarrollado ninguna clase de sentimientos hacia Leslie, con quien, entre más tiempo pasaba, más me daba cuenta que era ella la persona con quien deseaba estar en el presente y futuro próximo.

Porque ella, además de ser hermosa, me entendía como nadie en la tierra lo hacía y, con el tiempo supe, que yo también era capaz de entenderla a tal punto que, si ella o yo estábamos pasando por un mal día, el otro lo sabía, si necesitábamos hablar, hablábamos y si no, el simple hecho de hacernos compañía y besarnos o acariciarnos, nos ayudaba a recuperar la alegría.

Llámame loco si quieres, pero la verdad era que, incluso el mandarle un mensaje o escuchar su voz detrás del teléfono, cuando no me era posible ir a verla, por los deberes de la escuela o porque se me pedía estar en casa, con saber que ella respondería, me tranquilizaba y, cuando nos veíamos de nuevo, ya fuera en la escuela o en la calle, era fácil para nosotros recuperar el tiempo perdido.

Gracias a ella mi vida se tornó un poco más amena y fácil de vivir, tristemente llegó el día en que un mensaje suyo lo cambió todo, así, de repente, provocándome un severo dolor.

~o~

Nota de la autora:

¿Novios? ¡Ay pero si nadie lo hubiera imaginado! jaja

Por supuesto que se veía venir, yo lo sabía, tú lo sabías, sus amigos lo sabían, Natalia lo sabía, el mundo entero lo sabía... okay, okay, ya entendimos.

La verdad, es que están hechos el uno para el otro, desde el principio fue así. Ellos se entienden y se complementan a la perfección, por eso es que no necesitan de palabras para demostrarse cuánto se quieren; una mirada, una sonrisa o una caricia en el momento justo, es lo único que ellos necesitan para comprenderse.

Lamentablemente no todo lo que brilla es oro y no todo el oro brilla para siempre, pobre Liam al parecer nadie lo quiere ver feliz 🥺

Una vez más, gracias por darle la oportunidad, no olvides votar y comentar, bueno, bueno... ya no te molesto más... ¡Sigue leyendo!

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