C11-. Comprendeme o pierdeme.

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(Dejaré un video, el cual si gustan pueden ver/escuchar cuando lean más abajo)

9:30 Am

—este es el momento en que debo ser madura y llamar a Tobias—. Hice un puchero, mientras caminaba de un lado a otro.

Llamada en curso.

—Diga—. resonó aquella voz tan particular de Tobias.
—Tobbe, soy yo... Kristinne—. Dije sin ánimo.
—¿Como se encuentra, Señora Kristinne? —. Exclamo con voz de seriedad.
—¿Señora?—.
—se te olvidó comentarme que, Mateo, es tu pareja, tu "hombre" cómo él se hace llamar.—
—Pero eso es una mentira, Tobbe, yo no tengo pareja hace años, por lo menos tres años—. Sentencie con un tono de voz preocupado.
—Ya me contó todo, Kristinne, la sinceridad es primero, además ya vi la linda foto que tienen ambos—. Aclaró su garganta y suspiró. —se ven felices juntos.—
—Oh, por favor, no seas así, es una foto de trabajo nada más, ahora que sabes mi secreto, todo, ¿Que querías?, dímelo.— mi tono de voz comenzó a quebrarse.
—Kris, yo tenia planes para ambos, como amigos, ya que se, no quieres que me propase contigo, pero también sé que no tengo ánimos de tener un problema el cual afecte a la banda o a mi imagen.— su tono de voz se volvió cortante.
— Esta bien, Tobbe, no te molestaré entonces...— guarde silencio esperando él dijera algo.
—Si, claro, fue bueno conocerte.—
—¿Esta vez si será un adiós?.— mi voz comenzó a quebrarse más sin vergüenza.
—Es lo más probable—. Sentenció.
—Eres como todos, Mal hombre—. Corté el llamado. Una vez terminada la llamada, arroje el celular lejos, no quería saber más de nada.

En un segundo, el celular comienza a sonar.

Lo recogí, con lágrimas en mi rostro —¿Que sucede ahora?—. Aún sollozando respondí.
—Kris, ¿Comencemos de nuevo?—. Su voz, ahora más amable, me hizo volar y sentir cosquillas en mi interior.
—Eres un sol, Tobbe—. Sonreí. —Como quisiera tenerte frente a mi, devorarte hasta te quedes sin aliento– Comente de manera seductora.
—basta señorita— Río. —haces que mi, yo, maligno aparezca.—
—Se a qué vas—. Me sonroje.
—¿Como has estado Tobbe, como va todo con la Banda?—. Cambie el tema.
—ajá, muy bien, en unos días terminaré mis últimas firmas y tramitaré todo para los próximos conciertos, serán en dos meses, así que tomaré un descanso, que por cierto me vendría bien—. Suspiro.
—Podrías...—
— Ir a relajarme junto a ti— termino mi frase.
—Me encantaría ser la mujer que te haga relajar—. Reí bajo.
—Noruega es un país muy peculiar, serás mi guía—.
—claro, te enviaré información sobre mi localidad, anímate, Forge, este es un nuevo comienzo.—

Transcurrieron los días, Kris y Tobias ahora más cercanos, se llamaban, mensajeaban y hasta hacían video llamadas. Ambos ya habían olvidado los malos momentos. Un lindo lazo comenzaba a crearse. Ya era momento en que Tobias viajara hasta Noruega.

—Hallo, Tobbe—.
—Hallå, bebis—. Ríe.
—cuéntame, ¿Donde estás? no te veo por ningún lugar—.
—estoy recogiendo mis maletas, encontrémonos en la entrada del aeropuerto—.
—Ok, besos—.

Una vez dentro del auto de Kris, ella prosiguió a manejar.

—Bueno querido, te recomendaré que te coloques el cinturón de seguridad–
Le dije mirándolo a los ojos con maldad.
—hey, no quiero morir aún.— ríe.
—Me gusta la velocidad.— maneje por la carretera a una velocidad poco prudente.
—¿Como conseguiste este auto? Es un poco costoso para una chica como tú– alce una ceja.
—Tobbe, ahorre demasiado, esta máquina me costo sudor, trabaje mucho, y como verás, mi particular trabajo, si deja ganancias a mi bolsillo—. Guiñe un ojo mientras colocaba una canción.
—Y esta canción, te la dedico a ti.— reí mientras me sonrojaba.
—oh, Kris, baja la velocidad— decía mientras se afirmaba del flamante Mustang—.
—Tobbe, conozco esta carretera como la palma de mi mano—.

El camino se hizo realmente corto, ya que Kris manejó demasiado rápido hasta su departamento.

—Si quieres te llevo a un hotel, Tobbe, estarás más relajado—. Encogí mis hombros.
—Que va, déjame estar un tiempo aquí, paso de hoteles en hoteles, quiero adentrarme en tu hogar, si no es mucha molestia—. Enfatizó.
—claro que no.— guiñe un ojo.

Al entrar al departamento.

— bienvenido a tu hogar temporal—. Hice un gesto de bienvenida mientras hacía una reverencia de forma graciosa.
—Muchas gracias, bella dama—. Río mientras dejaba sus maletas en el recibidor de este.

Kristinne dejo que Tobias mirara cada rincón de su hogar, él contempló algunas fotos las cuales estaban en un arrimo, en esas fotos estaban sus padres, ella cuando era pequeña, una niña de trenzas doradas con mejillas de fresas, en sus manos, un gatito, se veía feliz, más a un costado, ella con sus compañeras de trabajo, en un camerino, todas sonriendo de manera seductora, atrás de ellas, un hombre, Mateo.

—Ella es... distinta.— susurro por lo bajo.

Siguió mirando una colección de Cd's, una guitarra eléctrica, un violín. Libros y más libros. Hasta que él percibió un aroma, era comida casera. Caminó hasta la puerta de donde provenía este exquisito aroma.

—me asustaste—. Dio un salto y río.
—yo... te invitaría a comer, no quería te molestarás en cocinar—. Hizo un mohín.
—Tobbe, no te preocupes, esta es mi rutina. Además, me gusta hacer esto.–
Siguió cocinando.
—yo me quedaré a observar cuando te pase algo gracioso—. Tomó una silla y se sentó riendo.
—mira tú— giró su cabeza donde él y sacó su lengua en forma de burla.

La noche ya se hacía notar.

—Tobbe, debo ir a mi trabajo. Las copias de mis llaves están allí.— señalé donde estaban colgadas. —volveré a la media noche.—

—Te acompañaré—. Sentenció de forma seria.
—prefiero no lo hagas, debes descansar, duerme, relájate, siéntete como en tu hogar. Nos vemos mañana.– dio un beso en la palma de su mano y lo sopló en dirección a Tobias.

Ahora Tobias yacía solo en aquel departamento. Creía lo mejor era comentarle a su amigo, cómo le iba en este viaje tan repentino.

—hermano, ¿Cómo estás?—
—Hola Martin, me encuentro bien, demasiado diría—. Reía.
—¿Todo bien con tu nueva conquista?– dijo de forma sarcástica.
—si, ella... me dejo solo acá, en su departamento. Se fue a trabajar. Creo es muy responsable con ello—.
—ajá, revisa sus cosas, no vaya a ser una asesina o peor aun, una mujer casada—. Reía sin parar.
—Martin, no seas tonto–. Ambos reían.

Así conversaron un buen rato, hasta que Tobias se durmió en el cuarto de huéspedes. Había sido un largo día y Kristinne aún no aparecía.

"Lo daría todo y más..." -•Tobias Forge•- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora