Cap.25 Un último Ocaso.

1.9K 154 32
                                    

*N O R M A L P O V*

El vampiro pudo escuchar como la puerta principal del apartamento se abría y cerraba. Podía reconocer el sonido que hacía, las bisagras algo viejas que la sostenían hacían un sonido bastante distintivo. Elizabeth soltó un bufido de alivio al escuchar eso, apretando su agarre contra la cintura del chico. Meliodas dio un respingo, algo que le pareció extraño a la chica, pero aún así decidió ignorarlo.

— Hacer eso no es buena idea, Ellie —habló por fin, su voz sonaba exageradamente rasposa. Era la segunda vez que lo escuchaba tutearle así, por lo que para preguntarle tuvo que inclinar su cabeza hacia arriba, conectando sus ojos con los suyos. Pero antes de que siquiera formulara una palabra se interrumpió a sí misma, quedando completamente paralizada.

Meliodas tenía una sonrisa ladina, mientras su entrecejo estaba ligeramente fruncido, con los ojos cerrados con fuerza. Era una expresión de completa tortura, Elizabeth lo estaba torturando, y el lo disfrutaba en sobremanera. La chica se sonrojó a más no poder, la expresión que el chico tenía en su rostro hacía que su pobre corazón se acelerara, no haría falta decir por qué.

Es imposible ignorar un rostro atractivo.

— ¿A qué te refieres? —dijo desentendida, el sonrojo en las mejillas del vampiro se intensificó, este tapaba su rostro con una de sus manos libres mientras soltaba un carcajada cansada, que sonó más como un gemido. Este le miró, la oscuridad en sus ojos era tanta que parecía que podría desbordarse, su mirada era de puro deseo.

— Claro, si crees que abrazarme en este momento es una buena idea, entonces no te importará en lo absoluto terminar en aquella cama conmigo, gritando mi nombre... —antes de terminar esa frase Elizabeth ya estaba a dos metros de él, con un escandaloso sonrojo en sus mejillas, mientras le dirigía una mirada de completa sorpresa.

Elizabeth tartamudeó algunas sílabas, queriendo decir algo, pero el chico no la dejó. Se levantó de su cómodo asiento en el suelo, tomando camino hasta el baño, quería tomar un baño relajante, quería calmarse, quería recobrar la cordura.

— Hay sales de baño en la repisa detrás del espejo... —habló la chica por fin, ganándose una mirada de agradecimiento de parte del vampiro, quien se perdía por el marco de la puerta del baño individual que se encontraba en la habitación. Elizabeth se resignó a suspirar, queriendo calmar su escandaloso sonrojo, sabía que el chico no saldría del tocador en mucho tiempo.

Debía aprovechar eso.

Caminó hasta la sala, sacando un teléfono desechable del último cajón de su estantería, el teléfono era de un modelo viejo, tanto que la pantalla de este era verde, un ancestral Nokia. Pero no era el único en el cajón, en él había cientos de teléfonos desechables, todos listos para usar. La chica sin pensar mucho marcó un número en el teléfono, viendo hacia los lados, revisando que nadie le estaba viendo. El teléfono sonó durante unos, antes de que alguien lo descolgara.

Su voz femenina sonaba divertida, había esperado mucho por su llamada.

— ¡Ooohjo! ¿Quiere pedir algo estimada cliente? —Elizabeth sonrió, viendo que estaba hablándole en clave.

"¿Para qué me necesitas querida?"

— Quisiera pedir un especial.

"Necesito tu ayuda..."

La mujer del otro lado de la línea sonrió, emocionada, pues estaba frente a una petición jugosa. Una petición que le daría horas de diversión.

— Con gusto, por favor deme su dirección.

"Claro, pero sabes que necesito tus códigos"

— Oh claro, mi dirección es calle Meredith, edificio 76, apartamento 101.

Esclavo peligroso MELIZABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora