Cap.24 Sin preocupaciones.

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*E L I Z A B E T H   P O V*

Abrí los ojos, el resplandor de sol que entraba por mi ventana comenzaba a molestarme. Giré mi cabeza hacia el balcón, queriendo darle los buenos días a Meliodas, quien en medio de la noche se acostó a mi lado, cansado de estar en el piso.

Pero encontré que él no estaba en la cama, sino parado en el ventanal, justo en la entrada al balcón, mirando hacia el cielo nublado, no podía ver su cara desde mi posición, pero podía deducir por cómo sus hombros estaban relajados que estaba de buen humor. Me quedé mirando su espalda unos segundos, estaba justo en el borde, justo en el límite que dividía la habitación del balcón, estaba tan cerca de poder salir y disfrutar la brisa fría, pero algo se lo impedía, el miedo lo frenaba. Por unos segundos creí que estaba viendo a un ave enjaulada, una que miraba la libertad que le esperaba a través de las rejas de su prisión, ansiosa por salir, pero también aceptando su destino, una esclavitud eterna. Por alguna razón quise llorar, un nudo grande se formó en mi garganta y mis ojos se cristalizaron, sentí pena, no por él, sentí pena porque sabía lo que pensaba, porque sabía que había cientos de vampiros más que sentían ese extraño sentimiento justo ahora, también después y todos los días del resto de su vida.

Meliodas se giró hacia mí, luego de verme unos segundos decidió dejar su posición, cerrando con lentitud el ventanal, el viento dejó de correr en la habitación, haciendo que todo alrededor de nosotros se sumiera en un silencio tortuoso. Quise decir algo, pero descarté todas esas ideas cuando Meliodas se sentó en el colchón, junto a mí. No pude siquiera abrir mi boca para formular palabra, estaba paralizada, en blanco, mi mente se quedó en blanco.

La tensión que sentí anoche seguía ahí, presionando mi pecho.

Meliodas soltó una risilla, volteando la mirada hacia otro lado, podía ver con claridad el sonrojo que se había formado en mis mejillas, su risa sonaba orgullosa, ver esa reacción de mi parte le alegraba y divertía, sólo pude soltar un bufido, claramente se estaba burlando de mí. Quise levantarme de la cama, pero justo cuando estaba por sentarme Meliodas me tomó de la cintura, lanzándome de nuevo hacia el colchón.

— ¿Esta es tu forma de disculparte? —dije en tono burlesco, mientras trataba de soltarme de su abrazo, pero Meliodas, bastante risueño, me lo impidió, haciendo que unos segundos después me rindiera. Meliodas apretó su abrazo, haciendo que ambos nos acurrucáramos entre las sábanas.

Los minutos pasaban, y la sombra del sol cambiaba de ángulo, pero sentía que ni siquiera pasaban los segundos, el tiempo se había detenido para mí. Ninguno de nosotros quería levantarse, ninguno quería salir de la habitación y enfrentarse a la realidad, queríamos quedarnos inmersos en la burbuja que desde anoche nos había atrapado.

Yo lo quería, quería que él se quedase conmigo.

Para siempre.

— Meliodas... —dije, el vampiro me respondió con un suave "¿Mmm?", por lo somnoliento que eso sonó pude deducir que estaba quedándose dormido. No quería romper esa burbuja, esa bonita burbuja que nos mantenía en esa posición, abrazados, sin ninguna preocupación. Pero no podíamos seguir posponiendo nuestro objetivo, el objetivo por el cual cada uno de nosotros estaba arriesgando el cuello— Debemos poner el plan en marcha —pude sentir como su respiración calmada paró por unos segundos, él apretó su agarre— Ahora.

Me giré hacia él, viendo que mantenía su mirada hacia abajo, con el ceño fruncido, preocupado. Justo iba a decir algo para tranquilizarlo cuando alguien tocó a la puerta, interrumpiendo el momento, obviamente creí que era Gilthunder. La única persona en el departamento además de nosotros era él.

Esclavo peligroso MELIZABETHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora