* M E L I O D A S P O V *Pude ver cómo la cara de Elizabeth se volvía completamente roja, aunque no podía distinguir si era de vergüenza o furia. Se le veía frustrada, de seguro la situación con aquel soldado no era algo que se podría resolver en unos segundos.
— ¿Él sigue aquí...? —volvió su mirada hacia mi dirección, para luego soltar un bufido.
— Es Gilthunder, mi cuñado. Creo que querrá quedarse unos días.
¿Gilthunder?
¿Aquel que le pertenece la habitación que Elizabeth me dio? No pude evitar sentirme nervioso, era alguien que pertenecía al ejército y debe haber una razón para que Elizabeth no confíe en él. Pero eso no superaba a los repentinos celos que comenzaron a crecer en mi pecho.
Qué difícil es ser vampiro.
No poder ser alguien normal me molesta, a los humanos se les hace más fácil ocultar lo que sienten, pero para los vampiros es diferente, nuestros instintos casi siempre sobrepasan a nuestro lado racional, haciendo que siempre sea un desastre, por eso a cada brinco de mis hormonas termino por hacer alguna estupidez.
Cómo cuando ataque a Elizabeth, cuando discutí con ella o cuando volví a atacarla, etc.
De solo pensar en eso hace que quiera no mirarme al espejo.
Estúpido hormonal.
Eso diría mi reflejo si llegara a hablarme algún día. He estado divagando demasiado últimamente y, todos y cada uno de mis pensamientos, han estado dedicados a cierta persona. Sí, esa persona es justo la chica que tengo en frente, hablando cosas que no puedo llegar a entender, pero desde que entré a la habitación no he podido dejar de mirarla, aunque eso es algo que está pasando a menudo. También es frecuente que tenga junto a ella sueños que no son para todo el público.
¿Sueños mojados? Así creo que le llaman a ese fenómeno. Empezaron hace unos días, por suerte no muestran imágenes explícitas, tan sólo veo imágenes que dan la impresión de que algo está pasando. Sin embargo eso no quita el hecho que estoy comenzando a pensar de esa forma en torno a Elizabeth.
Pero, ¿Por qué?
Fácil, me gusta Elizabeth.
Me di cuenta de eso cuando tuve esa cómica conversación telefónica con Howzer, en donde el mismo había hecho una pregunta en referencia a mis sentimientos sobre Elizabeth, fue como si hubiera quitado una venda de mis ojos, ahí todos esos sentimientos extraños que sentía a su alrededor tuvieron sentido, todas mis rabietas, celos, preocupaciones, todo.
Pero no era el momento de hablar de esas cosas o de incluso pensarlas, estaba preocupado por su salud, por eso no divagué al respecto. Pero tampoco digamos que no me quitó el sueño, pues cada vez que cerraba los ojos ella estaba ahí.
Acosándome.
Sonriendo de esa manera tan característica de ella, mientras a veces yo la perseguía. No puedo negar que he soñado con ella desde antes de que comenzarán los sueños mojados, que a veces me quedo mirando sus acciones intencionalmente y qué a veces voy a su habitación y me cercioro de que este durmiendo bien. No puedo dejar de pensar en ella, no puedo dejar de preocuparme por lo que le pasará en un futuro cercano, pero no menos importante.
Me he dado cuenta de que por encima de una simple atracción.
Me he enamorado... profundamente.
...
.
.
.
— ¡Meliodas! —salgo abruptamente de mi habitación mental, viendo que Elizabeth me llamaba, y por su cara de molestia puedo decir que no está de buen humor—. ¿Acaso escuchaste lo que dije hace 2 minutos?
Me quedo en ese estado por unos segundos, para luego negar con la cabeza mientras un ligero sonrojo de vergüenza aparecía en mis mejillas. Ella soltó un bufido, cansada, podía verlo en sus ojos.
— Oye, lo siento —ella hizo un gesto de desdén, quitándole importancia al asunto—. ¿No crees que es mejor que descanses un poco? Pareces, no, te ves bastante cansada.
En ese momento me refería a su obvio estado de fatiga, podía como se le dificultaba quitar la mirada de su cama, casi puedo decir que está a punto de ignorar mi presencia para lanzarse hacia su morada de los sueños, Elizabeth suspiró, se veía en sus ojos su frustración, no podía mentirme.
Por alguna razón, sabía cuando me mentía.
Es casi como si escuchara sus propios pensamientos.
— Créame, quiero descansar... —tomó asiento al borde de su cama, mientras soltaba un suspiro de cansancio, aunque parecía más de alivio, como si hace unos momentos ella estaba reprimiéndolo, ocultándolo—. Pero no puedo mientras Gilthunder esté aquí, usted no puede salir de aquí, el ejército y él...
Tapo su rostro con ambas manos, mientras soltaba un sollozo de frustración. Pues si, en ese momento ella comenzó a llorar, pude ver cómo le ganó la frustración haciendo que estallara.
— Nos tienen acorralados, a usted y a nuestro plan... —dijo en un siseo, mientras se echaba el cabello hacia atrás. Estaba perdiendo los estribos, tan solo me quedaba algo por hacer.
Me acerqué con cautela, para no asustarla, tomando asiento a su lado, su cabeza estaba agachada mientras varias lágrimas corrían por su rostro, luego tan solo me llevó unos segundos poner mi mano derecha en su espalda, comencé a acariciarla. Ella me miró, dando un pequeño respingo.
— Todo estará bien... No te preocupes —solté mientras subía y bajaba mi mano en toda la extensión de su espalda, en un gesto de caricia, ella soltó un par de lágrimas más antes de sonreír.
— ¿Cómo estás tan seguro? —esta vez yo sonreí, acariciando ahora la parte superior de su cabellera.
— No estoy seguro de que eso pase, pero sé que eso es lo que necesitas escuchar... —su sonrisa se amplió, mientras se acunaba en mi mano, aceptando la caricia.
— Gracias.
Si, la amo.
Pero ¿Será bueno que se lo diga ahora? ¿Mientras la guerra sigue en pie?
No, no es un buen momento para andar hablando de sentimientos.
— ¿Y usted? —volteo a verla, mientras ella posaba una de sus manos en mi hombro, sonriendo—. ¿Qué es lo que necesita escuchar?
Sonreí quedándome en silencio por unos segundos.
— Aún no lo he pensado...
De hecho sí.
Quiero que me digas que cuando todo esto termine, sin importar lo que pase, tú te quedarás a mi lado.
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— Destiny.
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Esclavo peligroso MELIZABETH
Fiksi PenggemarLos vampiros son considerados en Britannia como ESCORIA, por lo cual estos viven en guerra con los humanos y quienes no están en las filas del ejército lamentablemente son a veces asesinados, torturados o usados como esclavos en las familias de dine...