Capítulo 8

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Marco: ¿De quien hablas, papá?

Alda: Calma, querido.

Marco: Yo voy a Italia. No sé cuando pero voy.

Francesco: Tu vai a lugar ningún, Marco.

Italia, 1993

Gianluca me hizo estar en el cielo aquella noche. Nos mirábamos, bailamos abrazados, yo sentía a su perfume.

Pero cuando lo besé cerca de la playa, yo no vi a él, yo había visto a Marco.
Quizás yo lo olvidase, pero sería difícil. Marco fue mi primer chico y dicen que el primer es el más difícil de olvidar, eso cuando lo logras.

Los ojos azules con verdes de Gianluca no eran los azules tan agua cristalina de mi Marco, pero quizás sería el que me haría olvidar un amor tan frustrante.

Lara: Gian, ti voglio bene (te quiero)

Gianluca: Ti amo, Lara.

Me dolía escucharlo se entregando de esta manera a mí. Yo no lo podría retribuir, y si lo hacía sería falsa. Yo no quería ser falsa con nadie.

Él me hacía bien en este momento, es verdad no lo puedo negar. Pero no se logra quitar un amor intenso en tan sólo un año e algunos meses...

Un año, y meses. Yo esperé. No tuve noticias, me llenaba de dudas, sentía que tenía que esperarlo más un poco. Pero mi mamá dijo que ya llevo mucho lo esperando.

Y que es mejor que acoste porque sino me quedo cansada de tanto esperarlo. Mientras eso se pasaba en mi mente, fui a casa y me quedé en la ventana donde nos comunicabamos.

Marco ya no estaba allí, pero Gianluca, si. Él estaba a jugar pedritas en mi ventana. Estaba con una guitarra.

Lo miraba con cariño. Le sonreí, Gianluca vivía en la antigua casa de Marco.

Yo bajé en el jardín, y él bajó también.

Lara: ¿Va entrar? Ven.

Gianluca: Si. Voy. Contigo.

Lo abracé y nos besamos bajo la luz de la luna.

Pasé la mano por tu rostro, sus trazos tan precisos. Y él pasó sus manos por mi rostro también. Estábamos ojo a ojo.

Y de repente sentí como gotas de agua en mi rostro, empezaba a llover.

Mientras las gotas de agua se caían al suelo nos besabamos despacio.

Salimos corriendo de aquella lluvia y entramos en la casa de él. Donde todo se pasó aquella noche.

Argentina, 1993.

Melania me miraba con sus ojos verdes. Yo toqué en su pelo rubio. Y ella se acercó, no sabía como reaccionar. Me puse nervioso y allí se pasó nuestro beso, No fue el primero. Pero no sentía gusto dulce. Yo quería a mi Lara.

Marco: Melania, vos sos linda. Pero no a mis ojos. Mi corazón es de otra persona. Y no quiero ilusionarte ni lastimarte.

Melania: Admiro su sinceridad conmigo, Marco. Ya vos sabes que yo soy enamorada de vos. Pero está bien, le admiro y espero que seas feliz con quien realmente le guste.

Marco: Gracias, Melania. Eres una buena amiga.

Melania: De nada. Marco querido.

Nos abrazamos y me levanté.

Marco: Ya sabes que tenemos que guardar secreto eso y decir para mi padre que somos novios.

Melania: Ya sé Marco, te voy ayudar. Te voy ayudar a volver a los brazos de tu Lara. 

La abracé, una amiga tan querida era para mí Melania. Pero yo también no podría tracionar a mi mejor amigo argentino, Frederico. Él es enamorado por Melania desde hace tiempo. 

Itália, 1993 

Miraba al cielo estrellado. Me recordé de la sonrisa de Marco, de nuestra despedida tan triste y dolorosa para mí. 

Abrí mi diario y miré su carita de tímido, sus ojos tan azules como agua del mar y su sonrisa tan linda que llena mi vida de color, y luz. Lo extrañaba. 



CONTINUARÁ...

Amore MíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora