DÓNDE APRENDÍ AMOR

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Voy a dedicar este pequeño espacio a algo que no tiene que ver contigo.
Pero si tiene que ver con el amor, que es lo que he visto yo en casa para considerarlo amor, que comprendas que significa la palabra amor para mi, porque en este mundo, cada uno ha crecido con un ejemplo, quiero hablarte de los míos.

Mis referentes en el amor no fueron mis padres... Que sería los más habitual... Pero no, mis referentes son mis abuelos, mis yayos.

Ellos se conocieron cuando ella tenía 13 y él 19, estuvieron 6 años de novios y se casaron y hace un año hicieron las bodas de oro (50 años casados).
Cuando llegué a España era invierno, yo venía de un país cálido y llegué en tirantes.
Cuando vi a mi yaya por primera vez, fue amor a primera vista, sin conocernos de nada me lancé a sus brazos y ella me abrigó.
A los 2 o 3 años mis padres se separaron y pasé al cuidado de mis abuelos.
Mi abuelo jugó conmigo como nunca jugó con sus hijos, me daba paseos cuando íbamos a recoger a la yaya al trabajo.
Siempre que íbamos a una feria o al parque de atracciones, él se montana conmigo... Y cuando no había esa seguridad que hay ahora... Me montaba en la de los mayores, en la del pulpo que da vueltas, con él.
La yaya jamás se montaba en nada, salvo en el carrusel. Pero siempre venía con nosotros.
Jamás me han negado vestir de azul o rosa. He jugado con barbys y con espadas. Porque disfrutaban de verme jugar sin restricciones absurdas.
Me han llevado al cine, de vacaciones a la playa, al campo, al zoo...
Me han cuidado con todo el amor y cariño.
Mi abuelo ha confiado en mí abuela de forma ciega. Todo su patrimonio se lo dejó a su cargo para que lo administrase, el notario le preguntó si estaba en sus cabales... Dejarle esa responsabilidad a una "mujer", que se podría ver en la ruina, que le podía quitar todo. Él jamás dudó y mi abuela jamás falló.
No he visto a nadie cuidar a mi yayo como lo ha hecho ella... El podría desfallecer de hambre, porque siempre ha sido inapetente, ella siempre controlaba que comiera lo más adecuado para que lleve el día a día, no creo que nadie hubiese tenido tanta entrega ni tanta paciencia.
Mi abuelo siempre que volvía a casa y había una florista, le compraba las flores de "siempre vivas", la flor favorita de mi yaya. Siempre fue detallista.
Siempre hablaban los problemas y los solucionaban juntos.
A veces la yaya se callaba para no preocupar al yayo en alguna tontuna, porque la verdad, el yayo a veces se altera mucho y se ahoga en un vaso de agua.
Son complementarios, ella es sería, lógica, familiar y muy sentimental y que no le hablen por más mañanas porque gruñe; él es gracioso, sereno y tiene de esas leches que es mejor no menear para que no se amargue, pero siempre ha sido muy bondadoso y dispuesto a ayudar a quien sea.

Cuándo él tuvo cáncer de próstata el médico habló con mi abuela para decirle que si le operaban ya no estaría operativo, que aún tenían edad para disfrutar de su sexualidad...
Ella dijo sin necesidad de pensarlo: "Prefiero a mi marido vivo a que le funcione el pirulí".
Porque así es el amor... Es estar en las buenas, en las malas y en las peores.
Mi yaya cuando se enfada mi abuelo siempre dice alguna tontería para que se ríe y la tensión se relaje.
Mi yayo todos los días y varias veces al día se acerca a ella y le dice: "¿te he dicho que te quiero?" Da igual lo que responda la yaya, el siempre dice: "Te quiero" y a continuación le da un beso.

Y este es el amor que conozco, con el que he crecido y el que me encantarían lograr... Un amor desinteresado, comprensivo, de apoyarse siempre, sincero y que llega hasta viejo.

Este escrito lo hago hoy... Porque puede que esté escrito lo estés leyendo ahora mismo, en el momento justo, cuando acaba de suceder... O puede que lo estés leyendo mañana, dentro de una semana, en un mes, en unos años...
Estamos a 2020, en confinamiento por una pandemia que nos azota. Coronavirus, a mí abuela le ha dado fiebre y estoy acojonado.

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Puede que solo seamos amigos, pero te amo y como se quieren mis yayos.
Te apoyaré, te ofrezco toda mi confianza y mis orejas para que tú deposites la tuya en mi, voy a estar en las buenas, en las malas y en las peores, siempre te diré lo mucho que te quiero y espero y creo que llegaremos a viejos queriéndonos mucho.

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