Infielmente enamorada (Camren)

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Esa noche salieron a celebrar, necesitaban platicar sobre el asunto y juntas decidieron que lo mejor sería esperar un mes para llevar a cabo los preparativos, aunque sería una fiesta sencilla en la que estarían rodeadas de los amigos más cercanos.

* * * * *

El mes pasó volando, juntas habían escogido las cosas para la boda: Vestidos, banquete, música, decoración.

Camila aún se encontraba en una nube, feliz como nunca antes.

Ahora se encontraba en su habitación, estaba dándose los últimos detalles, ambas quisieron que la boda se celebrara en casa, querían que fuera algo privado e intimo, solo invitaron a los buenos amigos y familiares. La castaña estaba frente al espejo con una gran sonrisa.

—Ya voy, amor...—susurró feliz.

Lauren estaba lista desde hacía 45 minutos, aguardaba en su lugar y desesperada miraba el reloj, los padres de Camila trataban de calmarle y ella solo asentía y sonreía.

La castaña llego del brazo de su padre, allí estaba Lauren esperándola, se veía preciosa y se moría por ser su mujer.

Despacio su padre la llevó hasta el altar y se la entregó a la ojiverde.

—No tengo palabras para decirte lo feliz que soy en este momento...—Expresó Camila.

—Yo...aun no me la creo, estás preciosa.

Camila solo le sonrió, cogidas de la mano ambas se pusieron frente al ministro, ninguna dejó de sonreír. Tras una larga ceremonia las sonrisas seguían, los amigos lanzaban arroz y pétalos de rosas, por fin eran esposas.

—¿Felizmente casada?—Lauren preguntó, sonriendo dejando sus labios jugar con los de la castaña.

—Muy feliz. ¿Y tu?

—Feliz y nerviosa, es la primera vez que hago esto.

—Yo también—se abrazó mas a ella—y quiero que sea la última.—Su expresión se torno más seria.

—Lo será...—Lauren se acercó a ella y la besó apasionadamente.

Algunos de los amigos al verlas gritaron diferentes tonterías y rieron.
La música comenzó a sonar, todos comenzaron a gritar que bailaran las recién casadas.

— ¿Me concedes este baile?— Le solicitó Lauren sonriendo ampliamente y haciendo un amago de reverencia.

—Dios, yo a ti te concedo todo.—Camila sonrió y se tomó el último poco de champagne en su copa para después darle la mano a su esposa y caminar hasta la pista.

Cuando  salieron a la pista de baile, una canción lenta comenzó a sonar, las dos muy pegadas bailaban dedicándose sonrisas, Camila acariciaba su rostro con la mano.

—Te amo.—dijo Camila, con los ojos llenos de amor.

—Yo también te amo..—Lauren iba a besarla pero se detuvo a unos centímetros, intentó seguir bailando pero...— ¿Me das un segundo? Necesito arreglar algo.

Camila extrañada la vio ir, la siguió un poco para ver que pasaba.

Lucía.

Ella era lo que pasaba, jamás pensó que Lauren hiciera esto el mismo día de su boda, quedó contemplando la escena, quería estar segura.

Lauren caminó hasta llegar donde Lucía y sin decir nada la tomó del brazo y la arrastró a "donde nadie pudiera verlas" no imaginaba que la castaña las seguía de cerca, cuando pensó que estaban lo suficientemente alejadas, explotó: