Infielmente enamorada (Camren)

Promesas

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Dónde quedaron los besos
y todos los planes?
No sé si vivir o morir
Me encuentro en un limbo
desde que te fuiste de aquí

Mi libertad no la quiero,
Yo lo que quiero es que quieras lo mismo que todos queremos
Tener una cuenta de banco
con dígitos y muchos ceros
Hacer el amor a diario
y de paso gastar el dinero.

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Al llegar a la casa de Camila era casi media noche, Lauren tocó por largos minutos a su puerta y ésta no apareció, supuso que estaba de guardia en el hospital así que tomó un taxi y fue hasta ella, preguntó por ella y la enviaron a la sala de descanso, iba tan rápido que entró sin tocar, dentro de la sala estaban hablando dos doctores, dio la casualidad de que uno de ellos era el amigo de su exnovia.

—Hoy me toca hacer de nuevo la guarda con Camz.

—Que suerte tienes, con la doctora más guapa del hospital.

—No me puedo quejar.—Concordó Shawn.

—Es cierto, no puedes quejarte pero tampoco te ilusiones, porque ella tiene novia.—Lauren interrumpió, mientras veía a los doctores con furia.

Ambos se giraron sorprendidos.

—¿Y tu quién eres?

—Yo soy su novia.—Contestó sonriendo con superioridad aunque sabía que estaba mintiendo.

—Vaya, encantado—dijo Shawn—que cayadito se lo tenía, no me había contado nada.

—Bueno no creo que tuviera porque decírselo.

Lauren estaba aguantándose las ganas de romperle la cara al tipo.

Camila entró por la puerta mirando unos archivos, no se dio cuenta de la presencia de la ojiverde.

—Camz, que despistada eres, tienes aquí a tu novia y tu pasas de largo.

—¿Qué?

Camila levantó la vista para encontrarse con su exnovia, se quedó clavada en el sitio.

—Hola...—Lauren la saludó con una sonrisa, para después voltear a ver al joven doctor—como vuelvas a decirle así delante de mi, te rompo la cara—le advirtió a la vez que lo señalaba amenazadoramente con el índice.

—¿Qué esta pasando aquí?

Camila estaba confundida, no entendía nada.

—Pregúntaselo a tu novia, Camz.

Suficiente.

—Tu...

Lauren dio un par de pasos hacia el, ahora si iba a romperle la cara si nadie intervenía, lo agarró de la camisa para darle el primer golpe.

Camila enseguida fue a sujetarla.

—Lauren, cálmate—tiró de ella con fuerza separándola— ¿Qué te pasa?

—Tu novia esta mal de la cabeza.—dijo Shawn.

—A mi no me pasa nada—Lauren respondió de mala gana a la castaña—es este idiota el que se hace el gracioso.

—Yo no te he dicho nada para que te pongas así.

—¿Por qué estas así?—le preguntó Camila a la ojiverde.

—Estoy así por que se me da la gana.—Lauren estaba alterada así que salió de la habitación y empezó a caminar hacia la salida.

Camila fue tras ella, la agarró del brazo haciéndola parar.

—Un momento, aun no me has dicho porqué has venido y porqué estabas así.—se puso delante de ella mirándola a los ojos.

—He venido aquí por ti y estoy así porque obviamente tengo celos.

Camila no pudo evitar sonreír.

—¿Celos? ¿Y de quién? Porque que yo sepa, no tengo ninguna relación con nadie.

—Celos de ese idiota, estaba hablando de ti con otro tipo.

Sonaba como una chiquilla acusa a quien le robó sus dulces.

Camila tratando  de picarla, le preguntó:

—¿En serio? ¿Y decían cosas buenas de mi?

—Pues...—iba a decirle cuando recapacitó, y cayó en la cuenta, de que le estaba tomando el pelo—no te hagas la graciosa, ¿Sabes qué? Fue un error haber venido aquí, sigue con tu "compañero"—Lauren se dio la vuelta e intentó huir.

Se sentía como toda una completa idiota  y totalmente fuera de lugar.

—Lauren—justo llevaba en el bolsillo la cartera y el anillo, que finalmente no se llevó—esto creo que es tuyo.—Dijo ofreciéndoselo.

La pelinegra tomó la billetera y al ver el anillo en manos de la castaña se avergonzó.

—La billetera si era mía, el anillo.—no sabía que decir, prefirió tomarlo y se lo puso.

—Es tuyo también.

Sus ojos chocolate solo podían mirarla llenos de amor.

—Yo...Camz, cuando venía hacia acá, había planeado muchas cosas que decirte pero ahora no se que decir. Solo se que te amo, que los últimos días sin ti han sido los mas tristes, vacíos y horribles de mi vida, que no creo que pueda vivir sin ti y quería pedirte que me perdones...dame una oportunidad.

—Yo también te amo...no puedo negártelo, estos días sin ti se hacían casi insoportables, he pensado mucho sobre esto, y estoy dispuesta a perdonarte, aunque aun no estoy segura de que tu quieras realmente estar conmigo y no quiero sufrir de nuevo.

Camila la quería, pero la quería para siempre.

Hay un dicho: Que no se sabe lo que se tiene
hasta que se pierde...es verdad.

Lo triste de cuando se cumple este dicho es que sólo en el momento en que perdemos aquello que tal vez habíamos considerado que por siempre estaría allí, es que al fin alcanzamos a reconocerlo y terminamos lamentando su pérdida. Si no lo valoramos, la vida en su sabio transcurrir puede arrebatarnos aquello para enseñarnos a apreciarlo.

Pero en raras ocasiones, muy raras...nos da la oportunidad de recuperarlo.

Así que, dejando las inseguridades, el miedo al compromiso y a lo eterno, Lauren hizo la única petición que jamás creyó hacer:

—Cásate conmigo.

El mundo se detuvo un instante.

—¿Qué?—Camila no creía lo que estaba oyendo--- creo que no sabes lo que me acabas de pedir.

—Lo se perfectamente—Lauren respondió con aplomo, acercándose a ella—Mi amor, lamento haber sido tan imbecil, no haberte valorado como te merecías. Comprendo que aún tengas dudas y sientas temor, pero te prometo, te juró que si me das la oportunidad, pasaré el resto de mi vida, borrando cualquier duda de tú mente y corazón. Eres la única que yo quiero, en mi cama y en mi vida.

Ahora dime: ¿Te casarías conmigo?

Camila comenzó a reír como una boba, lágrimas de emoción salían de sus ojos.

—Si...me caso contigo.

—¿Estas segura?—Lauren sonrió y la abrazó—porque soy un asco y la casa esta toda desordenada.

Camila no pudo evitar reír.

—Esté como esté la casa...me caso contigo.

—Camz...

—¿Si?

—Te amo, mucho..

—Yo más.