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Miguel Ángel presento su carta de renuncia frente al rostro conmocionado de su señora, su más querida amiga y una figura importante en su vida que le permitió cumplir su sueño, pero ahora solo podía ofrecerle una pequeña sonrisa de despedida.

—Gracias por todo, Amara.

Amara solo asintió incapaz de entender sus motivos para salir por la puerta de su oficina sin ánimos de volver nunca más, y eso que la alfa intentó hacer que recapacitara su desición drástica aunque podía aceptar sus razones solo podía desearle suerte y un espacio disponible por si deseaba volver.

—Estaré esperando por ti, cachorro.

Ni loco volvería a ti, Amara, ahora soy un omega comprometido.

Eso no decías ayer, cachorro.

×°×°×

—Perdóname.

Miguel Ángel nunca se imaginó escuchar esa simple palabra de los labios fruncidos de Lolito, su prometido y alfa, su razón de ser, pérdida entre la anestesia y protegido por recelosos betas manipulando su cuerpo como si fuese una simple muñeca de trapo sin vida alejándolo de él.

—...

Perdóname.

Él apretó con fuerza su mano envuelta en vendajes contra su vientre con la esperanza de sentir el vínculo con su bebé, pero no existía nada, ya no había vida que mantuviera cuerdo a Miguel Ángel mientras resistía el llanto en el momento en que esa máquina dejo de registrar su pulso y fue sacado contra su voluntad.

Perdóname.

Miguel Ángel no comprendió en ese instante, ¿por qué el amor de su vida pediría su perdón?  Miguel Ángel solo podía procesar el hecho que su bebé, su única familia ahora, ya no estuviese con él y el vínculo con su alfa fuese desgarrado dejándolo desorientado frente a esas miradas filosas y cargadas rabia hacía él.

—¡Tú mataste a mi hijo!

Y en ese momento, en el que recibió una dolorosa bofetada de parta de la cariñosa y amable suegra que lo acepto, las crudas  palabras que escupió en su contra hicieron que algo profundo en el comenzará a desgarrarse como el vínculo roto, y el hecho de ser juzgado como el culpable de la muerte de su única familia lo hicieron mostrarse indiferente aunque por dentro fuese a quebrarse  como una bailarina de cristal.

Lolito...

°×°×°×°

Tienes que decirles la verdad, Miguel.

Miguel Ángel observo el vaso con agua frente a sus ojos y apretó con fuerza las pastillas en la palma de su mano.

No fue tu culpa, lo sé yo, lo sabías tu, ¿por qué no decirle al resto?

—Mikey.

Beatriz se arrodilló a su altura con cautela sosteniendo su mano vendada con suma delicadeza entre las suyas ayudándolo abrir su puño dejando ver las pastillas y con otra, levantó ese mentón y lo hizo verla con esos ojos fríos como la noche llenos de un dolor mucho más profundo que la herida en su cuello igualmente vendado.

—Toma tu medicina.

Yo lo asesine.

—No quiero perderte, Mikey.

Beatriz apoyo su cabeza contra su hombro y apretó con fuerza esa mano herida contra la suya trasmitiendo con ese tacto su cariño incondicional aunque hubiesen acabado en malos términos aún poseían ese vínculo que
los unió por años. 

Eso no es cierto, Miguel.

Ella podía sentir el miedo de Miguel Ángel, y la agonía que sentía al aferrarse a un vínculo roto con su alfa destinado, Beatriz solo pudo aferrarse a Miguel Ángel mientas éste simplemente veía la sangre seca manchando su alfombra sin entender.

Es la verdad, yo lo asesine...

Do You Feel It °•Rubelangel•°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora