Miguel Ángel miró sus pies descalzos por un largo rato sin ser conciente de los pequeños besos de Rubén depositaba sobre la marca impresa de su cuello que lo reclamaba como suyo, y era la unión de ambos; Mangel no quería seguir respirando el aroma a hierba buena que desprendía Rubén, ni sentir su tacto sobre su piel desnuda reclamando su ser porque el anillo que portaba en su mano ardía como sus ojos mientras se encogía entre los posesivos brazos de Rubén.
Rubén, no es su alfa aún sí la marca en su cuello dicta lo contrario.
No lo reconoce, ni lo reconocerá como su alfa.
Miguel Ángel solo es capaz de mirar al vacío sin tener cabeza para procesar lo que está sucediendo.
Rubén por otro lado, su alfa, ese lado desconocido por el joven cachorro quería ser uno con el lobo interior de Mangel quién lo rechazaba con una gelida indiferencia sus acciones, pero Rubén podía comprenderlo y tratar de minimizar su error mostrándole que podía ser un oportunidad de salir de la miseria de vida en la que se encontraba. Rubén era rico, apuesto y un alfa de buena familia, ¿quién no querría estar con él? Además, Miguel Ángel en su condición no podía darse el lujo de abandonarlo y su vida se encontraba en sus manos.
Mangel no lo engañaría, ni lo abandonaría aún sí quisiera.
Rubén finalmente encontró a su omega destinado.
Y a ese peculiar sirviente que necesitaba en su vida.
~°~
Les gustaría que acabará esta historia así?