Capítulo 12 | Ducha

544 98 156
                                    

''Aprender un insulto en otra lengua
Emocionarte con un solo de trompeta
El primer sorbo de cerveza en copa congelada
Besitos en el cuello que acaban en mamada.''
Es gratis. Arnau Griso.

Todos están sentados en toallas dispersadas sobre la arena, rodeando a una gran hoguera

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Todos están sentados en toallas dispersadas sobre la arena, rodeando a una gran hoguera. Me dispongo a sentarme en una toalla junto a Pit, quien en ese momento está hablando animadamente con Ashley. En cuanto me ve, se le iluminan los ojos y deja a mi nueva amiga de pelo azul chillón a mitad de la conversación.

—¿Con quién has venido? —me pregunta mirando de soslayo a Ackerman, quien está sentado junto a Patrick.

—Liam se ha ofrecido a traerme —le respondo y noto como se le tensan todos los músculos de la cara.

—Me alegro de que estés aquí —dice finalmente, intentando cambiar su expresión.

—Yo también —le sonrío y él hace lo mismo.

Peter se levanta de la toalla y me trae una cerveza del congelador portátil que yo acepto encantada.

—¿Vendrás a verme a mi próximo partido de baloncesto? —pregunta pasándome la fría cerveza.

—No me lo perdería por nada del mundo —contesto y a él se le forma una amplia sonrisa en el rostro.

La noche está discurriendo bastante bien, todos nos estamos divirtiendo junto a la hoguera. Me sorprendo mucho cuando Patrick saca una guitarra y comienza a cantar una canción de John Lenon. Todos le aplaudimos cuando acaba, la verdad es que canta muy bien. Al cabo de una hora y sin apenas darme cuenta, ya me he bebido cuatro cervezas. Estoy empezando a marearme un poco cuando alguien me coge del brazo. Sarah.

—Eh Em, ¿podemos hablar un minuto, por favor? —ruega aquel demonio pelirrojo.

—Solo uno.

Me levanto de la toalla y siento un leve mareo. Ambas nos alejamos de los chicos y caminamos hacia la orilla de la playa.

—Oye, Em, siento lo que pasó en Casa Grande. Sé que fui una completa imbécil pero te lo puedo explicar. Cuando entré allí me encontré de frente con mi padre y con la estúpida de su novia veinteañera y pagué mi frustración con vosotros. Sé que no es una excusa pero... por favor, perdóname —suplica mientras su rostro comienza a llenarse de lágrimas.

—Claro que te perdono, Sarah, siento haber sido tan dura contigo —digo arrepintiéndome de mi actitud de estos días a la vez que nos fundimos en un cálido abrazo.

—Así que estábais aquí —espeta una voz masculina proveniente de mi espalda. Me giro y veo a Patrick acompañado de Ackerman.

—¿Y vosotros a dónde vais? —pregunta Sarah limpiándose las lágrimas con el filo de su camisa.

Necesito que me creasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora