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Khalan J. Brady

Khalan Jonah Brady, apodado Khal por Georgia y DIONE que vendrían siendo prácticamente las únicas personas con las que habla en esa casa. Le hace el quite a todos los demás, porque no le gusta la gente en general y porque no quiere acabar golpeando a las personas con las que vive; porque es totalmente capaz de ello.

Khalan nació un 10 de Abril hace veinte años, hijo de un profesor de la Universidad a la que pertenecía la hermandad Omega Kai, y de una mujer ama de casa. Su madre murió cuando Khalan tenía diez años producto de un cáncer mamario, y desde entonces su vida se transformó en un lugar bastante hostil. Su padre, el Profesor Brady de Cálculo Lineal y Matemática Newtoniana, hacía lo que podía por su hijo. Pero cuando llegaba de la escuela su padre seguía trabajando, y estar solo en el pequeño apartamento durante horas tendría un efecto posterior en su cabeza. Se iba en la mañana a la escuela pública de su sector de clase trabajadora, y volvía en la tarde a estar solo. Su padre tenía un empleo estable, sí, pero ser profesor incluso universitario no era una fuente de abundancia. Y como solo él trabajaba, la carga era mucho mayor. El estrés y el peso de las responsabilidades muchas veces lo superaba, y se descargaba luego con Khalan porque había dejado los platos sucios, o porque no tenía un empleo para ayudarlo. Siempre fue muy exigente con él, y en retrospectiva Khalan no lo culpa pero sí lo resiente un poco.

Estaba solo, estaba triste y le hacía falta cariño. Todo eso lo lanzó en un espiral de violencia y mala conducta durante sus años en la secundaria, cosa que llevó a más problemas en su casa y así todo el ciclo siguió alimentándose. Consiguió un empleo de sueldo mínimo y empezó a ahorrar para la universidad a los quince, dedicando todo su tiempo a trabajar y casi sin estudiar ni generar relaciones interpersonales con sus compañeros. Era muy inteligente y le iba bien en la escuela de todos modos, porque le bastaba con escuchar en las clases y ya tenía puros diez. Tenía una cabeza naturalmente académica, igual que su padre, pero le faltaba la pasión. Quizás siempre tuvo depresión y nunca fue al psiquiatra, pero la verdad hasta el presente Khalan no sabe qué quiere hacer con su vida porque nada lo hace feliz.

Excepto el peligro. Descubrió la magia de la adrenalina, que cambiaba su aburrido y solitario mundo, una vez que vio a unos muchachos haciendo parkour en la calle a la vuelta del trabajo a su casa. Se les sumó por curiosidad, y la sensación de estar colgando de un edificio de veinte pisos le fascinó. Le encantó, además, llevar su cuerpo al límite y fue entonces cuando se transformó en un fanático del deporte. Se metió al equipo de futbol americano de la escuela porque era un deporte de contacto y los golpes se le daban bien, pero era un mal jugador porque no respetaba las reglas. Así que lo echaron y decidió que los deportes de equipo no eran para él.