Cuando Baekhyun llegó a su recámara la oscuridad y el frío le invadieron, tal parecía que la noche estaba comenzando a caer de forma insospechada, de sorpresa casi. No era tan raro en realidad puesto que se estaba dando lo que podría llamarse un cambio de estación, cuando el sol salía más temprano y se ocultaba más pronto, claro que en temas climáticos no había gran cambio, pero así era como la población llamaba al fenómeno.
Cerró su puerta y se apoyó en ella y tomó un respiro. Analizó brevemente la situación pasada, sus inseguridades, no mas bien sus deseos por una familia con el Sultán se hacían cada vez más fuertes y le creaba más ilusiones que con el tiempo se destruirían. Su matrimonio con Tae Woo era aún un hecho, doloroso y detestable.
Un aroma extraño se impregnó en sus fosas nasales, uno que pocas veces hubo percibido y que le disgustaba pues pertenecía a aquel hombre que tanto detestaba. Kasper. Y lo divisó cerca de su cama, viéndolo en silencio con expresión maligna que le crispó.
- ¿Qué haces aquí?
- Te esperaba –contestó parsimonioso.
Baekhyun se le acercó al Jeque a pasos casi torpes guiados por la incertidumbre, una vez frente a él lo encaró intentando que sus miedos no salieran a flote.
- Luces como un pordiosero –comentó con veneno.
El doncel no se inmutó, en su lugar sólo le mostró una sonrisa soberbia con el mentón erguido.
- No es lo que todos opinan.
- Sí, de eso ya me he dado cuenta –murmuró con cautela peligrosa-. Tal parece que te gusta hacer trabajo de campo, me pregunto si debería ponerte a trabajar limpiando el castillo ya que te gusta tanto lucir tan descuidado.
Ciertamente, Baekhyun no se esperaba esa respuesta, era extraña. Kasper parecía molesto, seriamente disgustado y como si supiera algo que no debería saber.
- No deberías estar aquí –le dijo en una clara invitación a que se marchara.
- ¿No? ¿Y quien sí podría estar aquí?
Oh, no, eso definitivamente no era una buena señal.
Los brazos del Jeque lo apresaron contra el pilar de la cama, su espalda chocó bruscamente contra la madera haciéndole soltar un jadeo. Estando así de cerca, Baekhyun reparó en que el rostro del su prometido estaba contraído por la ira, tan palpable que comenzaba a pesarle.
- ¿Tu amante? –le gruñó- ¿él si puede venir aquí y no tu prometido?
- No sé de qué hablas.
Kasper emitió un gruñido y con furia lo volteó de modo que su rostro, su pómulo, literalmente chocó contra el pilar de forma dolorosa. El doncel estaba literalmente atrapado. Y cuando creyó que ese golpe fue suficiente, o lo más doloroso de la situación, sintió una atrevida mano colarse dentro de su pantalón y comenzar a acariciar su intimidad. Fue brusco, el tacto no era satisfactorio sino repugnante.
- ¿O eres tu su pequeña puta? ¡Responde!
- Suéltame.
- ¿Eres tu su amante, la zorra que se arrastra por su polla?
Ugh, sus palabras eran aún más repugnantes.
Baekhyun detestaba ese tipo de vocabulario fuera de la cama; uno de sus profundos deseos sexuales era ser tratado como una perra en celo por su amante, Chanyeol, no por el idiota inescrupuloso de su prometido. Ser tratado como tal sólo le hacía sentir mayor animadversión hacia Kasper, era insólito creer que debería casarse con un hombre cuyo cariño se manifestaba en su sucio libido sexual, su abuso de poder y los gritos. Por eso siempre escogería a Chanyeol, aún en sus sueños porque dudosamente lograría zafarse de su compromiso.
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El Amante del Rey (Chanbaek)
Hayran KurguBaekhyun, un joven doncel, acude al palacio del Sultán como candidato a desposar al Jeque Kim Tae Woo, sobrino del Sultán Park Chanyeol. Su belleza inigualable logró cautivar no sólo a su futuro esposo, si no también al rey de Arabia, y aquella atra...