7. Aires de "rey".

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Capítulo 7: Aires de “rey”.



— Estén, ¿ a dónde vamos?

En definitiva no me llegaría a casa estábamos muy lejos de mi ruta.

— A mi casa —contestó sumerjo en sus pensamientos.

A su casa...

Pocos minutos después llegamos a un gran portón eléctrico que de inmediato se abrió. Al darnos pasó completamente para entrar era como si hubiese una mini autopista con jardines preciosos de ambos lados.

Era hermoso, se veía recién podado y fresco con flores de diferentes colores. Árboles altos y frondosos. Aunque estuviera de noche podías visualizar todo perfectamente ya que pequeñas luces iluminaban todo el lugar.

Después de lo que me pareció un recorrido hermoso y largo, al final estaba la casa. Desde muy lejos podías darte cuenta de lo grande que era, parecía de la realeza.

Se paró justo enfrente y antes de que por mi cuenta abriera la puerta otra persona del otro lado lo hizo antes.

Y no sólo a mi, a Valentín también se la abrieron. Tenían apariencia modesta, pero sumamente educada y sería. Portaban trajes de vestir muy elegantes y guantes blancos en sus manos.

Le lanze una mirada de confusión a Valentín, la cual ignoró por completo y se dirigió a la puerta. El señor de antes la abrió y se hizo a un lado para que pasáramos, antes volteé la cabeza hacia afuera y ví como el carro era retirado de donde estaba.

Lo primero que hice fue quedarme completamente embobado con la estructura y diseño de la casa, si de lejos parecía de la realeza por dentro era otra cosa. Los techos eran altos, tanto que tenías que alzar mucho la cabeza para poder verlo, y en este habían pinturas espectaculares.

Grandes mosaicos en las paredes, había una escalera en el centro de todo, perfecta para alguna ocasión especial.

Sin darme cuenta me había quedado parado allí mientras él me miraba.

— ¿Que demonios? —solté una risita incrédula.

— ¿Qué? —respondió con la manos metidas en los bolsillos.

— Todo, que demonios con todo esto. Parece un castillo.

— Pues gracias, porque me esforcé para que lo pareciera — dijo y miró todo el lugar con aires de superioridad—. Siempre me han gustado.

Frío, egocéntrico, poco hablador, y ahora con aires de "príncipe" o mejor dicho "rey"...Dios mío.

Mi casa comparada con está era una basura.

— Es hermosa.

Caminé por mi cuenta visualizando todo con lentitud y sorpresa.

Valentín, la cena está lista —una señora de ya avanzada edad se hizo presente en la sala sobresaltadome un poco.

— Vamos que se enfría.

Sostuvo mi mano llevándome hacía el comedor que era una habitación totalmente apartada de la cocina, la cuál logré ver muy poco.

La mesa era una cosa totalmente estúpida y exótica fácilmente se podrían sentar veinte personas. Era larga, con platos en cada una de las sillas aunque nada más nos fuéramos a sentar los dos.

Me indicó el puesto en el que me debía sentar y él lo hizo también justo a mi lado.

— Ya no sabes en qué gastar tú dinero.

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