12. Verlo en vulnerabilidad es lo que quiero.

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¿Por qué centrarme nada más en él cuando hay millones de chicos más?

Palabras que eran fáciles de decir, pero difíciles de ejecutar.

No paraba de darle vueltas a mi cabeza respecto a todo lo que me estaba pasando.

Seguí el consejo de Erica y me aleje lo más posible de Valentín, incluso de Mateo. Pero para el último era por razones más amistosas, es decir, le quería dar tiempo de pensar, y que probablemente lo dejara pasar y siguiéramos con nuestra amistad. En cambio, con Valentín era por razones obvias: que mi corazón no sufriera más.

— Hey. ¿Cómo estás? —dije a Kyle en cuanto ingresé a la oficina, y me senté en mi puesto.

El ambiente en el trabajo era de suspenso, pero del bueno, del que ansias que va a pasar. Eso me traía alegre.

— Lindo —respondió.

— ¿Qué?

— ¿Me preguntaste como estaba? —preguntó y asentí—. Estoy lindo.

Mi cara supuse que podría ser un meme andante por lo absurda que debía estar ahora. Tipo una cara sería con aires de: matate.

Bufé.

Cuando estaba por hablar de repente todo en la oficina se volvió un caos. Nos miramos confundidos, en eso una chica suelta en casi un grito que venía "Cristian Grey".

— No, por favor —susurré para mí.

Y fue como si cuando apareció me dijera: "oh, si" con su fría mirada.

Retiro lo dicho, ya no me gustaba para nada este suspenso. ¿Por qué siempre cuando sentimos que las cosas van a ir bien resulta siendo una basura?

Creí... en serio creí que ya no sentía lo mismo por él. Obviamente no lo había superado por completo, pero si creí que por lo menos ya no sentiría nada fuerte, que se había apaciguado.

Pero claramente estaba errado. Mis mejillas volvieron a enrojecerce, mi estómago volvió a estrujarse, las manos empezaron a temblarme. Lo mismo que me pasaba antes...

Su secretaria venia detrás de él haciéndole preguntas o simplemente comentándole cosas que él ignoraba.

Todos allí parecíamos alumnos, en este caso sería la típica ocasión cuando el profesor sale del aula y los chicos se alborotan, algunos se quedan en la puerta vigilando por si llega (esta sería la chica que gritó) y cuando venía mágicamente todos estaban en sus respectivos puestos, y actuaban como si nada.

— ¿Por qué estará acá? — preguntó una voz desconocida para mi.

Nada más caminaba por los alrededores de la oficina sin poner atención a algo en específico.

— Sólo veo como trabajan los empleados de mi empresa — enfatizó la voz cuando dijo "mi" -—. ¿No puedo?

Todo el mundo quedó casi boquiabierto. No podía identificar al dueño de esa voz, pero si sabía que era un tanto imposible que hubiera escuchado, ya que lo dijo muy bajito.

Pero no pude pasar por alto que mientras mencionaba aquellas palabras su vista iba hacía mí.

Yo le sostuve la mirada todo ese tiempo, por supuesto, no la mirada que quería que recibiera de mi. En cambio, recibió la mirada más fría y gélida que pude haberle dado.

Lo noté, noté su rostro sorprendido, aunque sólo hubieran sido cortos segundos.

Por fin salió de allí, y todos botamos el aire que teníamos reunido casi al unísono.

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