5. Me gustas, pero sexualmente.

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Capítulo 5: Me gustas, pero sexualmente.





— ¿Por qué demonios hiciste eso?

Solté casi es un grito después de haber cerrado la puerta de su auto con mucha impotencia.

Su expresión se mantuvo fría, sin ningún rastro de compasión, enojó, frustración... Nada, no se podía descifrar absolutamente nada de lo que pasaba por su cabeza.

— La puerta no tiene la culpa — dijo mientras acariciaba el puente de su nariz.

Bufé con incredulidad.

— ¡La puerta que se vaya al carajo! —grité, furioso.

Sostuve mi rostro con ambas manos lateralmente tratando de encontrar un poco de calma.

— El beso, ¿por qué me besaste? —susurre.

Su mandíbula se tenso y apretó sus manos formando puños en ellas.

— Hago y digo muchas cosas cuando estoy ebrio.

¿Acaso se está excusando?

— Ah, ya entiendo. Todo era mentira —reí de mi propio ilusiónamiento.

— Jamás dije que fuera mentira.

Por primera vez su expresión se suavizó volteando su cara hacía mí. Me miró con, ¿Cariño? No, no creo.

— Podría decirse que me atraes, no lo sé —se encogió de hombros.

¿Podría?

— De una forma sexual, Manuel.

Mi entrepierna se contrajo y la sentí palpitar al igual que el resto de mi cuerpo.

— Pero... No has respondido mi pregunta —me removí en el asiento tratando de esconder mi repentina erección.

— Por Dios, te haz visto. En serio, mírate. ¿Quién demonios no quisiera besarte? —dijo sonriendo —. Ese traje te queda jodidamente sexi.

Mi juicio se nublo, repentinamente lo jale de su sacó y lo bese.

No era nada parecido al anterior, este era más cargado de deseo.

Su sacó se encontraba enrrollado en mis puños con fuerza, mientras que él apretaba mis muslos.

Se separó abruptamente, abrochó su cinturón de seguridad y metió las llaves para prender el carro.

— Cinturón —señaló aquel objeto que yacía a mi costado.

Con el cuerpo todavía tembloroso hice el intento de ponermelo, pero era complicado encajarlo en el broche ya que temblaba inconcientemente.

Levante la vista encontrándome con su mirada, pidiéndome con ella que me apresurará.

Una vez listo avanzamos.

— Te tardaste mucho en el baño, ¿no crees? —levantó la ceja.

— No, no es lo que crees —reí zarandeando mis manos.

— Problemas biológicos, nada de que avergonzarse.

Mantuvo su semblante serio por breves segundos, pero después se rindió y soltó una casta risita.

— Es broma, tranquilo. Se que estabas incomodo —quito su mano del volante  para acariciar mi mejilla.

Sonreí en respuesta poniéndome más cómodo en el asiento.

Estaba cansado así que aproveche la comodidad que me brindaba el asiento para descansar un rato mientras llegábamos a mi casa.

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