Capítulo 16: Siempre hay alguien para ti.
Mateo
Con todo la furia posible me largué de allí. Ya no aguantaba más verlos tan cerca, melosos... Es que no tenías que tener una visión excelente para darte cuenta las ganas y el amor que se sentían ambos. Y no había forma de negarlo, hacían una linda pareja.
Pero aunque fueran la más linda pareja que hubiera en toda la maldita faz de la tierra me era imposible pensar que Manuel se veía mejor con él, para mí el pega es conmigo, punto.
No podía parar de reprocharme el hecho de que en nuestra adolescencia ignore completamente sus sentimientos, nunca lo dijo, pero igual lo sabía; lo notaba. Y simplemente no hice nada, quién lo diría ahora la cosa es al revés.
Bueno, en este caso sería diferente, el sabe de mis sentimientos, pero es igual, no hace nada con ellos. Los ignora y en ocasiones usa a su conveniencia.
Pero estoy dispuesto a hacer lo que pida, y me frustra.
Es insano, pero no hay más nada.
Novios. Me había ilusionado tanto, sabía que era falso, pero igual me gustaba.
Tendría que volver a ser sólo su amigo, como siempre lo había sido y como siempre iba a ser.
— ¡Te podés ir a la mismísima mierda, Valentín Oliva! —grité al aire sin prestar atención a nada.
!Pi! ¡Pi!
Un sonido de bocina me alertó. Entre en conciencia. Recién me había dado cuenta estaba cruzando la calle. No me había percatado, el semáforo estaba en verde.
Y un carro por poco y me chocaba.
— ¡Hey! ¡¿Te podés mover de una vez, nene?! —gritó a través de la ventana el conductor.
A éste chico yo lo había visto antes.... Pero no tenía idea de dónde.
Iba a protestar, pero no tenía nada de ganas.
Me hice a un lado, llegando a la vereda contraria. Pensé que seguiría su camino, pero condujo hasta mi lado.
— Deberías tener más cuidado, pequeño.
¿Pequeño?
Oh, ya lo sabía.
El enano que se apareció un día en la oficina.
— ¿Vos sos? —pregunté rodando los ojos con algo de despreció.
De inmediato me reproche haberle hecho esa pregunta, como si me importará.
Se estiró un poco, dando por sentado que no planeaba irse pronto.
— Daniel Ribba, un gusto —sonrió. Saco la mano un poco, dude, pero al final la estreche.
— Mateo Palacios.
No agregué el famoso “el gusto es mío” por el simple hecho de que no lo era.
Pero algo que no iba a negar era que el pibito no estaba para nada mal. Igual no me interesa.
Se quedó viéndome por un rato como si quisiera preguntar algo, y me estaba poniendo impaciente; nervioso.
¿Por qué no me había ido ya?
— ¿A dónde vas? —preguntó para luego mirar su reloj.
Dudé de nuevo. ¿Para que le diría a dónde voy sino lo conozco?
— A casa.
Volvió a mirar su reloj.
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Ice
Fanfiction"Frío, pero a veces se calienta un poco". Wosplik. Obra totalmente mía. No se aceptan copias y/o adaptaciones. • Jerga y modismos argentinos. • Gay. Si eres intolerante a este tipo de cosas, te invito a que leas algo de tu agrado y no dejes comentar...