Taché la cuarta tarea de mi lista de cosas por hacer, acompañado de un suspiro frustrado.
1. Existir
2. Respirar
3. Terminarme ese libro
4. Mochila
5. Ropa
6. Última videollamada veraniega :(
No podía creer que ya estuviéramos en el último día de vacaciones antes de la vuelta a clases, ni si quiera pude hacer todo lo que quería hacer aquel verano.
—¿Cómo vas? —preguntó Axel apoyándose en el marco de la puerta.
—¿Tú también estás de acuerdo en que deberían hacer vacaciones de seis meses?
Reprimió una carcajada a la vez que negaba con la cabeza.
—Yo también estaba de acuerdo con eso. Cuando tenía diez años.
Le lancé una mirada asesina junto a una mueca no muy amistosa.
—No daría tiempo a dar todo el temario durante los cursos escolares, habría un colapso increíble, perderíamos mucho tiempo... Pero tampoco es mala la idea de poder disfrutar de seis meses haciendo nada... Entonces, sí, estoy de acuerdo.
—Ves, tengo las mejores ideas —sonreí—. Podría estudiar política y crear mi propio partido político, no tardaría en triunfar con mis campañas electorales... Me votarías, ¿verdad?
—Por supuesto... Soy un hermano leal —vaciló—. En fin, ¿lista para otro maravilloso año de estudios?
—Solo me quedan dos años, esa es mi mayor motivación para seguir adelante.
—¿Irás a la universidad?
Esa era una de mis grandes preocupaciones... A menudo me quejaba del instituto, pero en realidad ahí me sentía más segura, porqué la sensación de empezar de nuevo con algo que me parecía tan lejano, me aterraba.
Acostumbraba a soñar de pequeña con la universidad como algo increíble, no obstante, a medida que crecía me di cuenta de que parecía algo complicado y encima, no sabía qué estudiar. No encontraba algo que me llamara suficiente la atención como para querer dedicarme a ello durante toda mi vida.
—Supongo. —Me encogí de hombros.
—¿Sabes qué quieres estudiar?
—Psicología... O quizá historia... Suenan bien...
—No lo sabes —Afirmó por mí.
Hice una mueca y él hizo un mohín.
—Bueno, aún tienes algo de tiempo, pero no lo olvides, sigue investigando, seguro que encuentras algo que te apasiona.
Agarró el pomo de la puerta para cerrarla, pero antes se fijó en la pequeña pizarra que una vez me regaló Marina —mi mejor amiga—, para poder apuntar mis listas —sin gastar cientos de agendas— y dónde tenía apuntada la lista que estaba terminando.
—¿No te cansas de tenerlo todo tan planificado y ordenado?
—No, es una buena forma de saber qué tengo que hacer y no olvidar nada.
Se encogió de hombros y me avisó de que pronto cenaríamos, antes de cerrar la puerta y dejarme sola nuevamente.
Pasé al punto cinco de la lista, así que abrí las puertas del armario. Aún hacía calor, pero por la mañana temprano quizá refrescaba, aunque unas horas más tarde volverían a subir las temperaturas... Viva la indecisión.
La canción que estaba sonando no terminaba de gustarme así que me acerqué al portátil para pasar a la siguiente.
Volví a mi armario, dónde seguía pendiente la disputa entre el ''qué ponerme'' y yo.
—¡Iris, baja a comer! —Me sacó de mis pensamientos la voz de mi padre.
Me di por vencida con la ropa y me apresuré hacia el pasillo y las escaleras. El olor de pizza llegó hasta mí y me hizo sonreír de oreja a oreja.
—Al menos me iré con el estómago lleno de algo delicioso la última noche de verano —Agradecí.
Terminé de poner la mesa rápidamente junto a mi padre mientras mi madre traía un plato donde reposaba una pizza. No tardé en sentarme y ser la primera en coger un trozo para degustar la maravillosa obra de arte que se mostraba frente a mí.
Creo que nadie más tenía tanta habilidad como yo para describir una comida.
Fui a darle el primer mordisco y, gracias a mi rapidez, me quemé.
—Tranquila Iris, no va a desaparecer —bromeó Axel.
—Sí lo va a hacer, os la vais a comer vosotros como no le hinque el diente ya.
Él se hizo el ofendido y mis padres se rieron del comentario. Yo le hice una mueca y seguí comiendo con más cuidado.
—Suerte este año a los dos, ambos empezáis años importantes —dijo mi padre—. Espero que no estéis muy nerviosos.
—Yo no estoy nervioso -contestó Axel dándole un mordisco a su trozo, con indiferencia.
Él tenía una habilidad para hacerlo todo con calma, difícilmente se alteraba por algo, tenía un modo de vida muy tranquilo. Realmente lo admiraba, pero a veces era un poco estresante, porqué se tomaba bastantes cosas a la ligera.
Mi padre comenzó a regañarlo por hablar con la boca llena.
—Siempre dices que comenzamos años importantes —puntualicé.
—Porqué todos los años son importantes, nunca sabes que pasará en ellos. Y este con más razón. Axel empieza la universidad, y tú empiezas a prepararte para ella.
Después, comenzó a hablar de su experiencia en la universidad, pero a los pocos minutos decidí dejar de prestar atención porqué el tema no me entusiasmaba, y lo dejé hablando con Axel, quien comenzaba mañana su primer día de carrera.
—Y tú, ¿cómo estás?
Me giré hacia mi madre, que estaba sentada a mi lado, con una sonrisa tranquila en sus labios.
—Un poco nerviosa, a decir verdad... Pero emocionada, este año las clases son distintas, y quiero ver con qué nuevas personas estoy, pero tengo miedo de no estar junto a Marina.
—Entonces, te deseo mucha suerte. —Apretó mi mano bajo la suya— Seguro que te irá genial este año.
Le sonreí y retomamos la conversación junto a mi padre y Axel.
Después de un par de pizzas, chistes malos, conversaciones variadas y suposiciones sobre el nuevo curso, Axel y yo nos encargamos de lavar los platos —mejor omitir la pelea que hubo antes de decidir quién lo haría—.
—Iris.
—Dime, Axel.
—Suerte con tu nuevo año.
Alcé la vista hacia él, y mostró una sonrisa sincera.
—Lo mismo digo —contesté, devolviéndole la sonrisa.
Después, él aprovechó el momento para salpicarme con algo de agua y estalló en carcajadas al ver mi reacción.
—¡Traidor! —exclamé.
—¡El verano se tiene que disfrutar hasta la última gota, literalmente!
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Hasta que te encontré
Teen Fiction¿Hasta qué punto puedes pensar que sabes todo sobre ti? ¿Hasta que punto puedes imaginar que tu vida está perfectamente ordenada? ¿Y hasta que punto puede llegar a desordenarse esa perfección? Mark llegó a la vida de Iris en su momento más monótono...