Capítulo 4

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-Este te queda muy bien, Iris. -Decía Marina sosteniendo la cortina del probador.

Después de que Marina se recuperase, ella venía para quedarse a dormir este fin de semana como habíamos acordado. Eran las cinco y media de la tarde de un sábado y estábamos en el centro comercial comprando ropa para nuestras mini ''vacaciones'', las cuales eran realmente una excursión, pero confiamos en que eso de que nos dejarían bastante libertad, sería cierto.

Llevábamos un buen rato en la tienda de trajes de baño debido a que no conseguía encontrar un bañador que me convenciese.

Marina intentaba convencerme, pero no lo conseguía.

-Mmmm, es muy clarito, me da miedo que se transparente. -Esta vez llevaba un bañador de una sola pieza color blanco roto con un escote muy bonito y espalda descubierta. Era precioso, pero no estaba hecho para mí.

Marina resopló ante mis quejas y me lanzó un bikini color amarillo.

-Ese es último del montón, espero que te guste.

Cerró la cortina bruscamente y yo me cambié rápidamente.

El bikini era precioso. Era color, amarillo, la parte baja era de talle alto y la parte superior era de tirantes anchos. Era bastante sencillo, pero me encantaba, era perfecto para mí.

-Marina, ¡este me encanta!

- ¡Al fin!

Marina apartó de momento la cortina y me miró de arriba abajo.

- ¡Wow! Te queda increíblemente bien, te ves preciosa con ese. -Comentó asintiendo mientras seguía analizándome de arriba abajo. -Ese color te va perfecto.

-Gracias.

Le di a Marina todos los bañadores que no me convencieron para que los dejase fuera mientras yo me cambiaba.

Al salir del probador me dirigí junto a ella a la caja para pagar. Ella compró un bikini de dos piezas rosa con varios volates que le quedaba espectacular.

Salimos de la tienda y nos dirigimos a una cafetería para merendar algo. Pedimos dos batidos y nos sentamos en una mesa.

-Llevaré a parte el bañador azul. -Dije mientras daba sorbos a mi delicioso batido de fresa con nata encima y virutas de colores.

-Yo creo que llevaré el blanco también... Ya veré. Si quieres vente a mi casa para ayudarme a hacer la maleta y luego también hacemos tu maleta en tu casa.

-Por mí bien.

Marina siguió bebiendo su batido de plátano y nuestros móviles sonaron. Ambas miramos nuestros teléfonos para ver que era.

- ¿A ti también te ha llegado una notificación del instituto? -Le pregunté a Marina.

- ¡Sí! Es el calendario donde pone las cosas que haremos durante la excursión, voy a leerlo.

Asentí y escuché atentamente a Marina.

-En primer lugar, llegaremos sobre las diez o diez y media, y nos dejaran ir a nuestras habitaciones, para dejar nuestras maletas y eso. Después nos dejarán libres hasta el mediodía, o sea, podemos ir a la playa, a cualquiera de las instalaciones del hotel, quedarnos en nuestros cuartos o lo que queramos, siempre y cuando no salgamos del recinto del hotel.

-Podríamos ir a la playa durante esas horas. -Le sugerí a Marina.

-Sí, me gusta la idea. Sigo. A las dos de la tarde tendremos que reunirnos en el comedor para comer. Después podremos descansar en nuestras habitaciones o alguna sala del hotel hasta las cuatro. A esa hora tendremos que reunirnos en la entrada del hotel para hacer una actividad, no especifica la actividad. Pone algo de conocimientos sobre el pueblo.

Hasta que te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora