› › T w e n t y ‹ ‹

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Son las desiciones que nos hacen ser quienes somos. Y siempre podemos optar por hacer lo correcto” —Spider-Man.

La exposición al peligro era algo de lo que había gozado a lo largo de toda su vida, algo que al estar inconsciente sobre el tema nunca le había importado que sucediera. Esta vez sí le importó, porque esta vez consideraba que habría podido evitar la situación en la que se habían involucrada. Porque sta vez estaba convencida de que "había sido su culpa" haría más de lo que pudiera para compensarlo. No lo haría para limpiar su consciencia, tampoco era para llamar la atención, era más como "un acto para sí misma". Era la primera vez que no buscaba que alguien se enterara de lo que haría, no anhelaba estar debajo del reflector.

En cuanto se despidió del grupo de Iida sin pensarlo más de una vez la Hanamoto se adentró al bosque a aquél bosque donde aguardaban los enemigos. Lo primero que persiguió fueron los movimientos del fuego puesto que el que hecho de que se expandía con una rapidez mayor a cualquiera que hubiera sentido antes resultaba alarmante.

Infortunadamente no había tenido la oportunidad de recorrer con anterioridad el área donde se estaba llevando a cabo la prueba que tenía un desenlace desastroso, así que no podía trasladarse hasta donde sintiera movimientos humanos; tendría que correr. Gracias a su aceleración correr siguiendo el fuego no era interminablemente lento, mas tampoco era la velocidad del sonido.

Aunque estuviera usando su peculiaridad tuvo que correr varias veces alrededor del fuego, evitando tocar o ser tocada por el mismo, estando tan cerca notó que aquél fuego no sólo era de un color distinto sino que también era más peligroso. Logró acorralar el fuego y detener sus movimientos hasta que se convirtió en una pequeña flama de color azúl electrizante.

A lo mejor por el calor de la situación se pensaría que aún sin el fuego la noche ya no conservaba su frío.

No pudo pararse a admirar aquella belleza caótica, sólo pudo observar su amenazante peligro. De un chasquido dado por sus dedos aquél fuego que consumió su alrededor con una insana fuerza y velocidad terminó también por consumirse a sí mismo obligado a desaparecer.

No era como si pudiera controlar el fuego en sí, pero no en balde se decía que el fuego tenía vida, y al tenerla dependía mucho del movimiento. Si al fuego se le quitaba el movimiento, si se le quitaba esa vivacia que lo hacía tan salvaje; se extinguiría. «A lo mejor debí ser bombero».

Al comprobar que el soplo de vida delante de ella se esfumó le dio un vistazo a su alrededor. En silencio se disculpó con el bosque por la perdida de sus árboles; como consecuencia del fuego muchos árboles ya se habían consumidos.

«Primer paso completado; poco más de dos minutos invertidos. Quedan dos pasos más».

Sin lágrimas que derramar, pena que sentir ni tiempo que perder, corrió hasta donde sintió personas acercándose a ella. El sólo pensar que había una persona con tal poder del otro bando –no había duda de que el fuego había venido de un usuario– sólo suponía una amenaza mayor en contra de ellos. Encima había algo de urgencia en ese ataque nocturno, perecía más cuidadosamente planeado que el último ataque por lo que le preocupaba la finalidad de éste, es decir, perfectamente pudieron haber atacado apenas llegar pero esperaron a un momento de descuido pacífico como el actual. Realmente no sabía del todo que era lo que querían además de causar pánico y caos. Y de las misma sincera forma consideraba que sus probabilidades en mente eran más que preocupantes.

Su correr se detuvo abruptamente al sentir como las persona se escabullían entre los arbustos. Seguidamente sintió otra y tres más en sentidos contrarios.

Ikiru || BNHA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora