Maya.
Le entrego el cambio a la anciano y esta me sonríe. Observo el anillo que reposa en su mano. – Espero que a su esposa le encante.
Su sonrisa se convierte en una triste y mi corazón se encoje.
– Estoy seguro que les hubiera encantado.
Lo veo salir del local y me siento mal.
Debería dejar ser tan metida.Salgo de la parte de atrás del mostrador y me acerco a la puerta, giro el letrero que reposa en esta, cerrando el local.
Tiro las llaves en el mostrador y me acerco al almacén donde guardamos las rosas, ahí se encuentra mi compañero Caleb. Guarda su teléfono una vez nota mi presencia, se baja del mostrador y se acerca a mi.
– ¿Ya cerraste?
– Sí.
– Bien.
Corto la distancia qué hay entre nosotros y junto nuestros labios, él aprovecha y muerde estos, provocándome un gemido.
Araño su nuca y se aparta de mi. – No sabes como me pone que hagas eso.
– Lo sé, por eso lo hago. –niega con la cabeza y continúa el ataque a mis labios.
Bajo las manos por sus hombros y me detengo cuando siento el borde de su playera blanca, alzó esta y la saco de su cuerpo. Toco su pecho algo trabajado y deslizándome hasta el botón de sus pantalones. Una vez los bajo un poco, meto la mano dentro de sus boxers y susurro en sus labios. – Creo que ha estas listo.
– Por un demonio, llevo esperándote una hora.
Se aparta de mi, terminando de quitarse sus prendas. Yo procedo a imitarlo y cuando estoy por quitarme las bragas, este me detiene.
– Lo siento preciosa, eso lo hago yo.
Sonrío y se acerca a mi, bajándolas de un tirón e introduciendo un dedo en mi. – Al parecer no era la única impaciente.
Ruedo los ojos ante su burla y enrollo mis piernas en su cadera cuando este me alza, colocándome en el mostrador que antes se encontraba sentado.
Luego de un par de besos y caricias, que solo sirvieron para calentarnos más; Caleb se aparta y busca en el bolsillo de sus pantalones un condón. Me lo entrega para que se lo coloque, lo hago rápidamente y una vez nos aseguramos que no haya nada roto y todo este perfecto, él entra en mi de un tirón.
– Puta madre. –suelto cuando siento como me llena, sus ojos verdes me miran divertido y besa mis labios.
– Yo también lo siento.
Lo animo a que comience a moverse, este lo hace y ambos gemimos nuestros nombres. Aprieto mis piernas cuando su intensidad es más rápida y con una voz fatal le pido que se siente.
Sale rápidamente de mi y se sienta en una silla que dudo que aguante con ambos, dejo sus piernas entre las mias, comienzo a bajar suavemente.
– Cielos, Maya. – Gime y besa mis senos, agarra su pezón y sus manos van hacia mis caderas. Una vez que llego hasta la base de su miembro, Caleb suelta mi pezón. – Móntame, así como tu solo sabes hacerlo.
Sus palabras hacen que me moje aun mas y comienzo mi trabajo hasta que su nombre y gemidos son lo único que abandona mi boca.
– Caleb... ya... voy...
Este aprieta sus manos aún más en mi cadera y comienza a moverme el mismo, haciendo la fricción más continua.
Soltamos un gemidos y besos su labios mientras observo como termina de venirse.
– Eres la mejor amiga con derecho que he tenido. – habla una vez que su voz se aclara.
– Lo mismo digo.
(...)
Dylan.
Estaciono al frente de la guardería justo cuando Alan sale tomando la mano de su maestra. Me fijo en la pelirroja y en su escote, desde que mi hijo asistía a esta guardería, está siempre me coqueteaba. Siempre. Incluso una vez tocó mi brazo y dijo "Wao, que músculos"
Sabia que tenia músculos, pero ella no tenia porque tocarme. Nunca le había demostrado que me encontraba interesado en ella.
Alan se suelta de su maestra cuando me nota, me agacho y este se tira en mis brazos.
– Hola, papá.
– Campeón.
Le doy un beso en la frente. La pelirroja me tiende la mochila y la tomo.
Cuando noto que va a coquetearme de nuevo, decido cortar su rollo de una buena vez.– ¿Te parece ir a buscar a Mamá?
Alan asiente con una sonrisa. – ¿Y podemos comer en Maldonads?
Algún día mi hijo debería enterarse que prácticamente es el heredero de todo la franquicia, pero aun no quería que su cerebro estallara.
– Por supuesto.
Me giro para encaminarme al auto y la chica intenta llamar la atención. Sin embargo la ignoro, estaba harto de las mujeres. Bueno, no de todas. Coloco a Alan en su asiento de bebé y doy la vuelta a la camioneta de lujo para subir en el asiento del conductor. Ser papá no me dejaba manejar un deportivo cuando estaba con mi hijo, pero ese no era motivo para tener el mejor auto familiar.
Conecto mi teléfono con el sistema de sonido del auto, y cuando pongo la canción favorita del pequeño este comienza a cantarla. O hace un intento de hacerlo.
Demoramos veinte minutos en llegar a la floristería donde trabaja Maya, para ese entonces Alan se encuentra dormido. Cuando estoy por llamarla para avisarle que me encuentro afuera, la veo salir del local con su compañero detrás.
No era un ciego para darme cuenta que ella acababa de acostarse con él, su cabello alborotado y sus labios hinchados eran una prueba física. Pero yo lo sentía.
Había tratado de no sentir esto, pero fallé. Me había enamorado de Maya un año después de habernos mudado juntos, creo que el sentimiento siempre había estado ahí, pero cuando la vi bailar con Alan en brazos y este, el cual aún era un bebe, lo supe. La amaba.
Sin embargo no había hecho nada al respecto, no podía hacer que ella me viera de otra forma. Mi corazón estallaba cuando la veía, tenía sueños con ella donde Alan, ella y yo éramos una familia de verdad. Tampoco ayudaba que mi hijo la llamara mamá.
Maya nota el auto y se despide del patán de su compañero, se acerca al auto y cuando se encuentra dentro, forzó una sonrisa.
– ¿Como te fue? ¿Fue una jornada fuerte?
– No tienes idea. – responde con una sonrisa cómplice.
De hecho quisiera no hacerlo.
Les presento a Caleb.
actor: Hero Finnes.
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Long Game
FanfictionCuatro años después de que Josh había abandonado a Maya sin razón aparente, la rubia está dispuesta a rehacer su vida con alguien más. Las cosas cambian cuando Joshua vuelve a la ciudad de New York y se encuentra con un chico dispuesto a luchar por...