IV.Sentimientos

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Capítulo 4

V i e r n e s

Margo repitió la rutina de las mañanas, volvió a no encontrarse con alguien por la mañana por lo que se sintió mal de cierta manera.
Hizo todo lo que habría hecho normalmente, cambió un poco de ruta ya que necesitaba poner combustible pero de ahí en más todo iba pasando con normalidad.

-¿Pagaría en efectivo o en tarjeta?-

-Tarjeta-

Extendió el brazo con la tarjeta en medio de dos dedos, el empleado la tomó y la pasó por la debida máquina.

-Señorita, la tarjeta no pasa-

Ante el comentario, Margo soltó una risa mientras negaba.

-Ya me pasó una vez, tiene que pasarla más lento-

-No, el banco indica que está cancelada-

-¿Cancelada?-

Margo preguntó no creyendo lo que le decía.

-Sí, ¿Tiene el efectivo?-

-Sí... Lo tengo en efectivo-

Margo tomó de regreso la tarjeta, sacó la cartera y entregó una parte del dinero de su paga, una vez hecho el debido pago, logró marcharse. Al guardar la cartera, se dió cuenta que del poco dinero que le habían pagado, ahora tenía menos. Llegó a la oficina donde le pidieron que se registrara para tener su asistencia, creyó que ya estaba algo grande para ese tipo de cosas pero por "Órdenes del jefe" debía obedecer como todos los demás hacían.

-¿Señorita Esparza?-

-¿De nuevo papeleo?-

El hombre sonrió

-No, hoy no... ¿Es hijastra del jefe, no?-

Margo no contestó, miró al hombre que se atrevía a molestarla y su mirada expresó exactamente lo que sentía. Molestia.

-¿Necesitaba algo?-

Margo preguntó ora después darse la vuelta en la silla, fingía acomodar ciertos papeles en un pequeño cubículo que se encontraba en la pared.

-Me pidieron que le entregara esto-

Dejó una carpeta sobre el escritorio, era algo gorda con la portada blanca. No necesitó tomarla en manos para saber que pesaba mucho.

-¿Qué tengo que hacer con... Esto?-

Margo se acercó un poco para mirarla mejor, pasó la mano por la portada quitando algo de polvo sobre la misma

-Leerla y contestar las preguntas de cada hoja-

"¿Cada hoja?"

-El jefe no dió indicaciones de tener que entregarla, al contrario, me dijo que contestara lo que alcanzara por hoy-

-Bien...-

Margo tomó una pluma de la taza que tenía en el escritorio, abrió la carpeta y comenzó a leer en voz baja. Después de unos segundos, se dió cuenta que el hombre seguía ahí, mirándola.

-¿Necesita algo más?-

-No, no, eso era todo-

-Al salir cierre la puerta-

Amor Con SaborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora