Amor Con Sabor

IX. Candidata

Capítulo Nueve

***

Margo admiraba al hombre sentado a la cabeza de la mesa. Sostenía una pluma fina sobre una libreta de espiral en la parte superior.

—Toma asiento, por favor—

Mencionó con una ronca e imponente voz.

Margo obedeció al instante tragando saliva.

—¿Cuál es su nombre, señorita?—

Le preguntó

—Margo Esparza—

Margo tomó una posición derecha que pronto logró convertir en una postura chueca donde se notaba inseguridad.

—Mucho gusto Margo, ¿Sabes quién soy, o sabes cuál es mi papel en éste lugar?—

—No señor, desgraciadamente no—

Él sonrió orgulloso

—Mi nombre es Santiago Vallieri—Se hizo levemente para atrás—Soy el dueño de éste hermoso establecimiento y me encargo de mantener las cosas bajo control—

Las palabras parecían golpear el estómago de Margo.

—Luce un poco pálida, ¿se encuentra bien?—

Margo se quedó callada mientras lo admiraba. Su cabello era una mezcla de pelirrojo y castaño, levemente rizado estaba peinado de lado, no estaba ni tan largo ni tan chico y era lo justo para que un medio rizo cayera por su frente. Sus ojos eran como dos azules bofetadas que la tenían atónita, su piel era bastante blanca lo cual podría ser consecuencia de no salir muy seguido.

—¿Señorita?—

—Estoy bien, gracias—

—¿Quiere una botella de agua para bajarle a sus nervios?—

Comentó con gracia

—Yo... Creo que me vendría bien un poco de agua—

El hombre le extendió una de las botellas de agua que tenía al lado, Margo no las había visto por estar embobada con el jefe. Al aceptar la botella, la mano del mayor rozó con la fina mano de Margo y al hacerlo, un escalofrío le recorrió la espalda.

—Entonces, Margo, ¿Qué aspiraciones tienes en la vida?—

La primera bala

—Quiero tener más experiencia, me gustaría trabajar en un lugar donde mis habilidades culinarias se desarrollen aún más—

—¿Qué harás después?—

Segunda bala

—Prefiero que el destino defina lo que va a pasar—

—Dejar todo al aire... básicamente—

Contestó él levantando una ceja

—Me gusta...—

Sonrió mientras escribía en la libreta a lo cuál Margo regresó la sonrisa.