Amor Con Sabor

XIX. Dulce pero Amargo

Capítulo Diecinueve

***

—¿De qué se trata, eh? ¿Vas por ahí engañando mujeres? ¿Diciendo lo lindas que son para después acostarte con ellas?—

—Margo, no sé que fue lo que te dijeron pero no vine a escucharla cómo me insultas, sólo quiero aclarar las cosas—

Margo tomó asiento en una silla de las del salón de reuniones

—Hazlo rápido—

—Para mi familia llega a ser de suma importancia las buenas apariencias, proponerle matrimonio a una mujer es lo mejor para llamar la atención de la prensa—

—Lo haces mintiendo, Santiago... Podrías llamar la atención de cualquiera por tus habilidades pero escoges hacerlo de ésta manera—

—No terminé de explicarte—

Margo apretó los labios

—El matrimonio para mí no es real, no siento nada por la mujer—

Margo se levantó

—Me doy cuenta de algo... No le veo sentido que me expliques... Tu y yo no somos nada y pasó lo que pasó, no debe interponerse en el trabajo— Margo veía a un Santiago dolido—Será mejor simplemente olvidar todo esto—

—Si es lo que quieres, que así sea—

Estrecharon mano como si de un trato  hablasen. Todo aquel romance de aventura se habría destruido a los pocos segundos de la charla, aterrorizada e traicionada era poco con lo que realmente Margo sentía.

—¡Pedí una guarnición frita, ya!—

La voz ronca parecía hacer temblar el lugar

—Esparza, estás tardando mucho—

Santiago se colocó a un lateral de Margo admirando su trabajo

—Hago lo mejor que puedo chef—

—Menos charla y más trabajo—Santiago seguía supervisando su trabajo

—¿Qué diablos crees que haces? ¿A eso llamas rodajas finas? Hazte a un lado, ve con Lirio y ve en qué la puedes ayudar—

Santiago arrebató el cuchillo de la mano de Margo. Obedeció buscando a su compañera

—Margo, pásame la olla de salsa por favor—

Margo tomó unos guantes para sujetar las agarraderas pero al hacerlo una de esas se movió, cómo consecuencia se quemó la palma de la mano.

—¡Ah!— Margo no logró evitar que la olla cayera al suelo

—¡Carajo, Esparza!— Santiago fue salpicado

—Lo siento Chef, yo... Voy a limpiarlo ahora mismo—

Margo sentía el terror sobre la piel

Santiago bufó mientras se limpiaba, talló desesperadamente su frente y suspiró mientras miraba a Margo

—Limpia este desastre, después, espera en la sala de reuniones—