VI.Cristal Roto

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Capítulo 6

Agotada con la frente húmeda de sudor, Margo terminó la sentencia de la limpieza. Eso no era ni la cuarta parte que tenía que hacer, le quedaba desempacar, conectar los pocos aparatos domésticos, limpiar ventanas, encimeras y armarios. La lista era gigante para hacer todo en un solo día, Margo miró su reloj. Bufó al darse cuenta que la limpieza podría extenderse al siguiente día siguiente pero tenía que ser organizada: Conseguir trabajo era esencial para lograr mantenerse al día. Sacó una libreta a raya de su bolso, logró conseguir una pluma del mismo lugar y prosiguió a quitar el plástico de las sillas que había en la cocina, sacudió un poco el polvo y se dejó caer en el asiento. Se dio a la tarea de investigar a fondo los trabajos más cercanos, todo lo hacía mediante una plataforma que ordenaba las oportunidades de trabajo conforme a petición.

-Por favor Dios, ayúdame-

Suspiró y le dió clic a un anuncio.

"Se solicita ayudante femenino o masculino con habilidades culinarias. Horario matutino de 7.00 am a 1.00 pm. Contactar al: 790 255 8230.
Requisitos:
Ser mayor de edad.
Residencia.
Seguro Social.
Estudios mínimos de universidad."

-No dice cuánto van a pagar-

Margo anotó el número, después de eso siguió investigando página tras página. Anotaba sobre las finas hojas toda la información de cada trabajo. Consiguió varias posibles opciones de trabajo, todas, relacionadas con la cocina.

-¿Hola?-

-Si, ¿Quién llama?-

-Buenas tardes, mi nombre es Margo Esparza y quería tener más detalles del trabajo en la... Pizzería-

-Hola Margo mucho gusto, soy Ana. Supervisora de la pizzería Carlo'S. Si quieres podemos agendar una cita para hablar un poco más del tema, sin compromiso-

-Sería muy bueno, ¿Cuándo podría pasarme al lugar?-

-Déjame ver-Hubo silencio unos segundos-Mmm... ¿Te parece el Lunes a las ocho de la mañana?-

-Sí, sí... Me parece perfecto-

-Bien, nos vemos el Lunes Margo-

Terminaron la llamada.

-Va uno... Faltan seis...-

...

-¿Hola? Buenas tardes, soy Margo y quiero saber detalles del trabajo en su restaurante-

...

-Ya veo... Entonces sería de lunes a domingo...-

Margo tachó el nombre de la lista descartando la posibilidad de trabajar ahí.

-Soy Margo Esparza, buenas tardes, quiero preguntar por el trabaj...-

...

-¿Ya tienen empleado? No, no se preocupe no hay problema. Hasta luego-

...

-Buenas tardes... Hablo para saber sobre el trabajo...-

...

-¿Esa cantidad a la quincena?-

...

-Ah... Creo que debo hablarlo primero con mi familia, pero, gracias-

Tachó el nombre rápidamente

De las pocas posibilidades que había, poco a poco se iban reduciendo. Margo se sintió acorralada, sin mucha fé en lograr encontrar el trabajo ideal pero si tenía una actitud negativa desde el principio, no iba a lograr nada.

-Quizá si mi trabajo no es en la cocina... Pueda encontrar más posibilidades-

Se metió en el buscador y empezó la búsqueda, sin que pudiera acordarse, despertó con la cara pegada a la mesa. Se puso derecha y empezó a sobar el lado de su cara que estaba casi plano. Miró la libreta y vió tres opciones más. Efectivamente, no eran de cocina pero era un trabajo que no le exigía mucho.

-Hola, buenas tardes-

-Buenas tardes, llamo para preguntar sobre el trabajo que anunciaron-

-¿Quiere trabajar en una biblioteca?-

-Sí, ¿Hay una vacante?-

-Sí que la hay, si quiere, ya está contratada. Venga el lunes a la hora que guste para empezar-

-¡Muchas gracias!-

Terminó orgullosamente la llamada, se emocionó al pensar que tenía trabajo. No era como el que ella quería pero algo es algo. Se dió cuenta que pronto iba a oscurecer, se levantó y regresó a la limpieza. Pensó en hacerlo menos aburrido por lo que tomó el celular y llamó un número al altavoz. La mandaron a buzón, Margo se sintió menospreciada al no tener ningún mensaje de su pareja o mejor amiga. Pero no por eso ella les enviaría un mensaje primero, tenía que guardar un poco de dignidad.
Comenzó a guardar en una caja los plásticos que juntaba de los muebles; con las ventanas abiertas se lograban formar suaves corrientes de aire. Cuando Margo se sintió cansada, se dejó caer en las telas del sillón. Se quedó callada, admirando el sonido de las calles, del viento... De la nada.
Nunca había sentido tan sola una casa. El sentimiento volvía a llegar, primero lo hacía levemente pero después fue creciendo. Sintió una corriente fría en la espalda, abrazó sus hombros y recordó que su madre había dejado mantas y toallas en un armario del pasillo. Abrió el mueble y de sintió diminuta al ver la altura del lugar donde se guardaban las cosas. Se estiró lo más que pudo, pegó un pequeño brinco y alcanzó a tomar la orilla de una manta. Tiró de ella haciendo que bajará hasta caer a sus brazos pero cuando lo hizo

¡Pam!

Un portafoto cayó al suelo rompiendo su cristal.

-Maldición-

Exclamó mientras alejaba los pies de los vidrios, prendió la lámpara de su celular y levantó el portafoto. Eso bastó para hacer que la ola de sentimientos le llegara peor que nunca.
Se trataba de una foto de unos años atrás, cuando Margo tenía aproximadamente diecisiete años. Su madre y su padre estaban abrazándola mientras ella sostenía un certificado por haber terminado un curso de cocina. Involuntariamente sonrió, acariciando la foto. Sacó la foto del portafoto y buscó una escoba para limpiar los vidrios, la oscuridad pronto le cayó haciendo que sintiera temor. Posibilidades de lo que podía pasar en una noche inundaron la cabeza de Margo. Podía entrar un ladrón, los aparatos harían un cortocircuito y se quemaría la casa, un borracho podría entrar.
Margo volvió a marcar el número y obtuvo la misma respuesta por parte del buzón. Se sintió desanimada. Terminó optando por encerrarse en el cuarto principal para descansar. Al día siguiente si iba a buen ritmo y evitaba distraerse, lograría terminar de limpiar. Empezaría a guardar sus cosas y a convertir aquella casa en su nuevo hogar... Después de todo, era lo que tenía que hacer.

F i n

Amor Con SaborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora