Capítulo 12: Plan.

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Incluso si tapo mis oídos aún puedo oírte,

Susurrando constantemente,

Me estás volviendo loco,

Es como un sueño,

Despierta,

En el que estoy cayendo profundamente.

Jekyll – EXO

Semana 1

No estaba muy seguro de cuánto tiempo llevaba ahí, ni por mucho que lo intente logra recordarlo, todo lo que puede venir a su mente es el momento en que el robot explota y luego cae al suelo. Probablemente había estado inconsciente un par de días antes de que pudiese notar con total claridad al chico de cabello blanco que casi siempre lo vigilaba. De hecho, el primer recuerdo que tiene de él es confuso y más que nada se remite a él intentando preguntarle quién rayos era y al chico respondiéndole que era su peor pesadilla. De ahí en más todo está borroso a causa de la fiebre, el dolor en su cuerpo y la poca iluminación del lugar.

Suponía que era cerca de una semana el tiempo que llevaba encerrado ahí gracias a las veces que ha entrado y salido el peliblanco Baek. Su cuerpo aún dolía por la caída, sin embargo, sabía que estaba sanando bien y ahora realmente agradecía que aquella otra sustancia que corre por sus venas estuviera ahí; de no ser por ella estaba seguro que ya hubiera muerto.

El rechinido de la reja pudo escucharse y sus sentidos quedaron alerta, por la reja entraba el chico que se parecía a JongDae y llevaba una bandeja en sus manos.

—Come.

Ordenó antes de irse. Cuando estuvo solo de nuevo, con toda la voluntad que tenía se levantó de la cama, un quejido involuntario se escapó de sus labios y caminó hasta la entrada de su celda. Se agachó dolorosamente hasta la comida y para su mala suerte sólo pudo tomar el vaso con agua ya que mientras lo bebía, otra persona más entró, tirando su comida, que de por sí era poca, al suelo.

—Levántate.

Fue lo que le dijo y él no pudo evitar obedecer la orden, tenía que hacerlo o sino quién sabe qué harían con él.

—Camina.

De nuevo hizo lo pedido, siguió al chico peliblanco, ahogando todo sonido lleno de dolor que pudiese emitir, sentía el crujir de cada uno de sus huesos a cada paso y eso no era nada placentero porque dolía como el infierno. Sin embargo, siguió caminando hasta que el peliblanco se detuvo, seguían estando en la parte de las celdas, sólo que en una sección distinta, ésta era una que en lugar de celdas tenía puertas negras.

—Entra.

Él dudo en hacerlo, sin embargo lo hizo.

Muy tarde se arrepintió de su acción.

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Cuando Baëk llegó a la celda de "ChanYeol", se encontró con el pelirosa en suelo, sus ojos lo observaron llenos de ese brillo inocente y un ligero tinte de recelo, esa mirada la disfruto y saboreo lentamente, que ingenuo era el chico. Le ordenó levantarse y se encontró satisfecho al ver su rápida inocencia.

Le ordenó caminar y una vez más el chico lo hizo sin decir una palabra. Era bastante fascinante siendo que era como una mascota que seguía a su dueño sin pensar en que tuviese dobles intenciones.

Para llevar a cabo su misión había decidido que necesitaba de un ayudante, un chico un tanto escalofriante, pero bastante funcional.

Cuando llegó a su destino, una sonrisa se extendió por sus labios.

Proyecto: EXORDIANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora