EXPERIMENTO NØ 00, YIFAN

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Una vez que abra la boca, será un fuerte golpe,

Una vez que abra la boca, vas a esperar hasta la muerte,

La melodía del rap, di 666

Yo inventé este estilo, 66

El mundo es la cocina, yo soy el chef, cocinando el horno steph curry

Sin dolor no hay ganancia. Retroceder y desaparecer,

Triple equipo MVP. Llámame la leyenda

6 – Kris Wu

Miedo.

Esa sensación conocida porque sientes que algo va a sucederte era algo que vivía día a día. Siempre lo hacían saltar desde diferentes alturas para que "desarrollara" el "vuelo".

¿Acaso esas personas habían perdido la cabeza?

Él no podía volar.

—¡Salta!

Le gritaron, él se negó a hacerlo pues esta vez la altura superaba lo que había estado esperando. Él estaba en la azotea de un edificio demasiado alto y la caída lo mataría seguramente.

—¡Qué saltes!, ¿crees que acaso queremos ver tu espectáculo de niñita asustadiza?, ¡madura y salta!

Fue empujado y él cerró los ojos derramando lágrimas.

Moriría.

Esta vez estaba completamente seguro de que moriría, si con las otras alturas considerables de las que lo hicieron saltar no lograron que él pudiese mantenerse en el aire, entonces nada lo haría.

Sin embargo, dentro de él estaba ese deseo de vivir, el enojo del maltrato que sufría y el miedo de estrellarse contra el suelo. De todas las emociones que experimentaba, una era la predominante y era el instinto de supervivencia ligado con odiar la muerte. No iba a dejar que su existencia fuera tan banal como para que al haber sido lanzado de un edificio, les diese el gusto de deshacerse de él.

De pronto, mientras se aferraba a su deseo de vivir, la caída dejó de sentirse tan horrible, de hecho, ya ni siquiera sentía que estuviese cayendo.

¿Tan pronto se había estrellado contra el suelo?

Abrió uno de sus ojos y todo lo que pudo captar fue el cielo, más no se veía tan lejano como si hubiese caído al suelo por completo así que se armó de valor y abrió el otro ojo mientras que sentía que su corazón iba a salirse de su pecho. El escenario ante él era más claro, el cielo estaba ahí, pero si volteaba a los lados no podía verse la calle en la que debió de haber caído, mucho menos podía ver más edificios. Bajó la mirada y casi se desmaya.

Él estaba prácticamente flotando.

Seguía cayendo.

Cerró sus ojos de nuevo y espero por el impacto, más éste nunca llegaba.

Volvió a abrir sus ojos y ahí su cerebro comprendió que en verdad estaba flotando, no caía, pero tampoco subía, se mantenía estable en la misma altura como si debajo de él hubiera un piso invisible que pudiera pisar.

Entonces, los científicos se referían a esto... ¡Él realmente podía volar!

Intentando pensar en la terraza de la cual fue lanzado al vacío, uso su sentido común y volvió ahí de una manera un tanto patética, como si se encontrara en el agua y quisiera ir a la superficie para tomar un respiro, así fue como se elevó y volvió a donde había estado.

Los científicos parecieron satisfechos con ello y lo dejaron tranquilo por un rato.

Él hubiera deseado que no fuese así.

"Mírate, ahí parado, estás horrible"

Cuando sus entrenamientos volvieron a empezar, estos cambiaron bastante, ahora no lo lanzaban a su suerte, sino que era algo mucho peor.

"No puedes ver que los que te hicieron daño son los más capaces"

Le prohibieron volar y en cambio tenía que hacer algo que estaba seguro de que no podía hacer.

Crear fuego.

Pero eso no era todo, sus entrenamientos se volvieron una tortura aún peor ya que siempre lo golpeaban y lo incitaban a defenderse insultándolo, haciendo menos lo que él era y reduciéndolo tanto que comenzaba a afectarle emocionalmente.

No podía comer, no podía siquiera ver a alguien vestido con bata blanca o siquiera mirar su traje blanco porque comenzaba a temblar y las ganas de llorar se hacían presentes. Su entrenamiento se volvió un jodido infierno.

—¡Levántate!

El mismo sujeto que siempre se ocupaba de él le gritaba de nuevo. Yifan se encontraba tirado en el suelo tras un golpe tan fuerte que sus oídos zumbaban y su cabeza dolía.

—Como siempre, eres un inútil.

Sus palabras calaron hondo en su corazón y una patada fue dirigida a él, apenas pudo esquivarla rodando hacia su derecha.

—Tan estúpido... Ni siquiera puedes crear fuego para defenderte... Debiste morir el día en que te empuje de la terraza.

Sus palabras eran como cuchillos y él se preguntó ¿por qué eran así con él?, ¿acaso no era una persona?

—Cállate...

Su voz salió entrecortada.

—Y a parte de estúpido, llorón. ¿En serio estás seguro de que deberías seguir aquí?

YiFan no podía seguir con eso.

—Cállate... ¿por qué no debería... estar aquí si ustedes me hicieron?

El hombre se rió como si hubiera escuchado el mejor chiste del mundo.

—Te crees tanto por haber sido creado, cuando sólo eres un perro disfrazado de persona, tú no tienes valor en este mundo porque ni siquiera existes en primer lugar. Tú haces lo que nosotros decimos porque nos perteneces. Así que deja de ser tan arrogante.

Sus palabras fueron la gota que derramó su vaso ya que no sólo fueron hirientes sino que cada una fue acompañada de diferentes golpes fuertes en su cuerpo ya maltrecho.

Odio.

No pudo contenerse más, se cansó de llorar a cada instante que lo insultaban así que sintiendo el calor recorrer sus venas, lanzó un golpe. El hombre no se lo esperaba y trastabillo saliendo de encima de él.

—Calla tu jodida boca, ya me cansé de escucharte.

Se cansó de ser maltratado.

—¿Qué vas a hacer si no lo hago?, sigues siendo el estúpido que no puede crear fuego.

Su tono pedante y su sonrisa arrogante lo colmaron y tambaleante llegó a él.

—Vuelve a decir una mierda más...

—¿O qué?, dime que harás, perro.

YiFan no midió lo siguiente que hizo, de hecho, ni siquiera pensó, sólo supo que todo se sentía caliente, pero más específicamente sus manos y cuando golpeo al sujeto, éste aulló de dolor.

—Hijo de perra.

Una quemadura se encontraba en su mejilla y YiFan miró sus manos, en ellas había pequeñas llamas de fuego y él se sintió poderoso. Una sonrisa sadica cruzo por sus labios y el hombre en el suelo lo veía asustado.

—No te acerques, monstruo.

YiFan se acercó ignorando su grito desesperado.

—¿Huh?, ¿monstruo?, ¿no era esto lo que querías que pasara? —le mostró sus manos y luego frunció su seño—, no me jodas, mierda porque esto era lo que tú jodidamente ansiabas que pasara.

Una serie de gritos se escucharon desde el otro lado de la puerta en la que se encontraban ambos encerrados y para cuando YiFan salió de la habitación, su ropa estaba teñida de rojo.

Nadie más iba a meterse con el dragón. Porque eso era en lo que se había convertido desde ese día.

Proyecto: EXORDIANSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora