Multifandom One Shots.

TW ~ |Theo Raeken|

Morgan Lewis.

Estaba caminando hacia el campo de atletismo. Era un periodo libre y quería practicar unos cuentos pasos de baile con mi equipo de animadoras. El pasillo estaba misteriosamente vacío. Me daba escalofríos pero aun así era el instituto, ¿ que es lo peor que podría pasar aquí? Pasé al lado de la taquilla de Theo y al parecer ese individuo consume mi mente la mayor parte del tiempo. No estoy segura de que somos pero algo tenemos, y me da miedo preguntarle. Nos hemos besado algunas veces y joder, el me había confesado que le gusto, al igual que yo a él, pero nada más, el no insinuó ser más. Pero todavía tengo esperanzas, es lo ultimo que se pierde, ¿no? Theo ha estado desaparecido durante una semana, pero sentía que no estaba en posición de preguntarle, así que al final no lo hice.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por un fuerte golpe detrás de mi. Como si algo chocara contra el metal. Me estremecí, agarrando fuertemente mis libros contra mi pecho. Lentamente me di la vuelta. Mis ojos se abrieron mucho al ver una cara familiar. Theo, con garras, colmillos y ojos dorados. Estaba sujetando a Stiles contra una de las taquillas. Estaba muy confundida y no me salían las palabras. Quería gritar pero no salía nada de mi boca. De alguna forma, mis piernas reaccionaron y eché a correr en dirección contraria de los chicos. Theo me vio.

(...)

Cuando llegué a casa, no podía parar de darle vueltas a lo que había visto media hora antes. Aun no podía procesar lo que vi en el pasillo. Theo me vio y aun así no había intentado contactar conmigo. Estaba muy confundida. Solo esperaba que fuera una alucinación.

Escuché un golpe. Me encogí de miedo, rogando que también fuera una alucinación, pero volví a escuchar otro golpe. Me acerqué a la ventana y vi a Theo abajo. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral. Nunca me había asustado, ni siquiera su imponente estructura, pero estaba vez estaba aterrorizada. Aun así, me decidí a abrir la ventana porque yo merecía una explicación. En los ojos de Theo podía ver una pizca de miedo.

Entró de un salto a mi habitación. Se quedó al lado de la ventana y se metió las manos en los bolsillos.

-Hola... - susurró.

-¿Qué haces aquí? - pregunté, con mis ojos por toda la habitación menos en los ojos de Theo. Mientras que los suyos solo buscaban mi mirada.

-Te vi hoy. - empezó y yo asentí, dando lentamente un paso hacia atrás. - Puedo oír tus latidos acelerados, ¿me tienes miedo? - preguntó y sacudí la cabeza, obviamente mintiendo. - No me mientas.

-¿Qué eres? Lo que vi... - empiezo y casi me tropiezo con mi cama. - No sé lo que... lo que era... - hablé con la voz temblorosa.

-No tienes que tener miedo. Nunca te haría daño, nena. - quería sonrojarme porque era la primera vez que me llamaba así.

-¿Qué... qué eres?

-Estoy aquí para explicártelo, por favor, déjame hacerlo. - dice casi rogando. - Odio mentirte, siento esa conexión contigo y no quiero perderla, de verdad que no, pero tienes que entenderlo, he hecho cosas horribles, cosas malas he imperdonables y se que me odiarías por ellos pero quiero que encuentres en tu corazón la forma de perdonarme. - dice mientras avanza hacia mi. Caigo sentada sobre mi cama. Theo se sentó a mi lado. - No te haré daño, te lo prometo.

Asentí con la cabeza, pero todo esto me resultaba demasiado difícil de creer, caso como si fuera un sueño y uno muy raro. De repente, Theo mira hacia el techo gruñe. Sus rasgos empiezan a cambiar. Sus hermosos ojos cambian de color, como en el pasillo. Su cara empieza a arrugarse y me imagine por un momento a un lobo. Sus garras también salieron. Me asuste un poco mas de lo que ya estaba. Mi ritmo cardiaco se disparó. La expresión de Theo cambió como si supiera lo que estaba sintiendo.

-Puedo oír tu corazón, estás asustada Morgan, confía en mi cuando digo que no tienes que estarlo. - dice y asiento lentamente. Apenas digo nada porque siguen sin salirme las palabras. No sabia que decir. Él toma mis manos y me contengo de retirarlas porque sé que puedo confiar en él.

-Tus ojos son preciosos. - le digo, poso mi mano sobre su rostro. Una pequeña sonrisa se asoma de su boca y yo se la devuelvo.