Emily Henderson.
Algunos días, Dean Winchester pensaba que estaba haciendo lo correcto.
La miraba mientras hablaba con Sam, inclinándose sobre el asiento delantero con Sam sentado de lado mientras miraba hacia atrás para mirarla mientras hablaban de algún nuevo libro o de alguna película. Una vieja melodía de rock sonaba silenciosamente de fondo, el motor de su bebé emitiendo un familiar y cálido zumbido. Seguía conduciendo, con la mirada fija en el frente y fingiendo desinterés, pero escuchando cada palabra. Claro, no entendía la mayoría de las referencias frikis, pero Dios, sólo la escuchaba hablar. Era un esfuerzo no sonreír. Sam le mataría si lo hiciera.
Veía sus labios enroscarse en su propia sonrisa, la escuchaba reír y pensaba que no podía. No podía acercase a ella. No se lo permitiría. Ella era demasiado feliz, demasiado pura para ser corrompida por él. Cada persona que amaba siempre terminaba muerta, o peor. Ya estaba condenado, no la arrastraría con él.
Y así Dean se mantuvo alejado, incluso cuando sintió que sus miradas persistían en él un poco mas de lo que debían, Dean los ignoró. Él rogó para que se mantuviera alejada tal y como estaba. Él era tóxico. Ella era cruda y hermosa.
Algunos días, Sam Winchester quería arrancarse los pelos en señal de frustración.
Miraba desde la distancia la suavidad en la voz de su hermano y el cuidado en su toque cuando estaba cerca de Emily. Podía ver como su sonrisa subía de nivel, su cuerpo se enderezaba y sus palabras se volvían mas deliberadas cuando la hablaba. Era tan obvio, que hasta un ciego podía ver cuanto se querían su hermano y su mejor amiga. Cuanto se anhelaban el uno al otro. Las únicas personas que no se daban cuenta eras ellos mismos.
Sam había estado molestando a Dean para que hiciera un movimiento durante mas de media década. Y la respuesta siempre seria la misma. Es demasiado joven. Es demasiado buena. La destruiré. Sam conocía a su hermano. Sabia que Dean había prosperado con el trauma durante tanto tiempo que no estaba dispuesto a creer que podía tener algo bueno sin un costo. Le rompió el corazón y quería cambiarlo. Emily podría cambiarlo. Dean solo tenía que dejarla entrar.
Algunos días, Emily Henderson se sentía como si estuviera gritándole a una pared.
Siempre supo que Dean era terco, pero nunca se imagino lo lejos que llegaría para mantenerse firme. Dean había pasado por mucho, demasiado, y le rompía el corazón cuando veía como le dolía. Dean tenia el peso del mundo sobre sus hombros y nadie le ayudaba a llevar esa carga. Ella sabia que él la quería. Estaba en sus ojos, el color verde se suavizaba cuando su mirada se fijaba en ella. Emily podía verlo con su ceño fruncido que desaparecía y en su lenta postura relajada cuando se sentaba a su lado. Podía sentirlo en su cintura cuando su mano se demoraba un segundo más de lo que debería, o cuando sus besos presionaban su frente más de lo normal. Todo estaba ahí. Pero Dean se niega a dar.
Algunos días, Dean Winchester se preguntaba si estaba siendo un idiota.
No sería la primera vez que se hubiera equivocado en algo. Se preguntaba cuando compartiría ella la cama de un motel con él y no con Sam, si ya estaba demasiado involucrada. Él siente que el miedo le domina cada vez que ella se mete debajo de las sábanas, acurrucándose sobre si misma. Ella se preocupaba, él podía verlo. Tal vez un poco demasiado. Dean era veneno. Tenía cincuenta capas de mierda y no quería que ella las llevara con él. Ella. Dulce, amable Emily, que podía apuñalar a alguien con una mano y acariciar a un cachorro con la otra. Podía sentir el terror que se le acercaba cuando ella se posaba lentamente a él en el transcurso de la noche hasta que era presionada por él, con la cara enterrada en su cuello por la mañana. Odiaba lo mucho que le gustaba. Sería el mejor sueño que tendría, pero se vería contaminado por la perspectiva de cuanto podría perder ella si él se quedaba mas cerca.
Asi que Dean trato de quedarse lejos, muy lejos. Incluso cuando vio como la luz de sus ojos se atenuaba cuando era brusco con ella, Dean se abstuvo. No podía infectarla con su enfermedad. A pesar de vivir la vida de cazador, Emily estaba feliz, y ella perdería todo eso si él se quedaba.
Algunos días, Dean se preguntaba si había tomado la decisión correcta.
Todos lo miraban con ira y frustración. Sam. Jody. Charlie. Como si hubiera cometido un grave error. ¿Lo hizo? ¿Había alejado la única cosa buena de su vida, su única oportunidad de ser feliz, porque tenía demasiado miedo?
Algunos días, el arrepentimiento llenaba el pecho de Dean.
Floreció en él, como un cáncer invadiendo lentamente sus pulmones hasta que no pudo respirar. Sus ojos se llenaron de lagrimas que él era demasiado terco para soltar, incluso mientras veía las llamas elevarse desde la colección de madera que él y Sam había hecho alrededor de su cuerpo. La voz de Sam se sintió apagada mientras decía algunas palabras sobre ella, como dijo sobre cada amigo que quemaron. Sintió el olor de la madera quemada llenar sus pulmones, y juró, aun que fuera imposible, que aun podía oler su perfume, el delicado olor de su pelo recién lavado. Le recordaría a esas viejas noches de motel, cuando su brazo rodeaba su pecho y su aliento golpeaba su cuello. El olería el aroma floral de su pelo, sentiría que ahogaba sus sentidos hasta que todo su cuerpo se relajara. El fuego era tan cálido como la pequeña sonrisa que se apoderaba de su cara cuando hacía una broma tonta que Sam normalmente le reprocharía.
Algunos días, Dean se preguntaba como hubiera sido si se lo hubiera dicho. Si la hubiera aceptado. Si la hubiera dejado amarlo y él la hubiera amado el doble. ¿Cuántas noches había desperdiciado, pensando que estaba haciendo lo mejor para ella? Demasiadas. Y ahora nunca podría compensarlas.
Algunos días, Dean solo deseaba retroceder en el tiempo y hacerlo bien por una vez.
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Me ha dolido escribir este One-Shot.
Así que ya sabéis, es mejor arrepentirse de haberlo hecho y no de lo que no hemos hecho.
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Multifandom One Shots.
Fanfiction•Teen Wolf. •The vampire diaries. •The Originals. •Supernatural. •Riverdale. •Las escalofriantes aventuras de Sabrina. -Puede haber vocabulario bruto. -Escenas explícitas.