Diecisiete

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Cuando la puerta del departamento de Donghae se abre, no es quien Hyukjae esperaba, pero su mejor amigo. Sungmin luce más que exhausto cuando la abre, pero una mirada de sorpresa se hace presente rápidamente en sus rasgos cuando lo ve junto a Siwon, de pie en la puerta.

—¿Hyukjae? ¿Qué estás haciendo aquí? —chilla sorprendido, antes de bajar su voz y girar su cabeza para permitir que su mirada vague hacia las escaleras, suspirando aliviado cuando la puerta de la habitación de Donghae permanece cerrada.

—Estoy aquí para ver a Donghae —responde en un tono bajo, su respiración se vuelve más suave cuando da un paso dentro de la casa de Donghae, solo para que Sungmin lo detenga.

—Ahora mismo Donghae no está en el mejor estado. Y me dijo que no quiere verte —declara Sungmin, levantando una mano para detenerlo, pero Siwon toma su muñeca y lo detiene a él.

—¡Siwon! —comienza Sungmin, pero su amigo solo sacude su cabeza y aparta a Sungmin.

—Necesitan hablarlo. Hyukjae está harto de lastimarse a sí mismo y a Donghae. Quiere arreglar esto —dice Siwon en voz baja, asintiendo cuando Hyukjae le sonríe débilmente e ingresa por completo.

Mientras sube lentamente las escaleras, Hyukjae se percata que no sabe lo que quiere decirle a Donghae. Mira dudoso abajo hacia las escaleras, y Sungmin está mirándolo furioso mientras resopla, y Siwon intenta tranquilizarlo a la vez que le lanza miradas alentadoras.

Hunde sus dientes en su labio inferior e inhala profundamente antes de tocar suavemente la puerta de Donghae, luego la abre. El dormitorio está sumergido en oscuridad con las ventanas cerradas y Hyukjae oye una respiración irregular que proviene de la cama. Permite que sus ojos se posen en el bulto bajo las sábanas y comienza a sentirse nervioso de nuevo.

—¿Donghae?

La respiración irregular se detiene en un jadeo antes de continuar.

—Vete.

—Donghae, quiero hablar contigo —dice suavemente mientras se acerca dudoso a su costado. Hay un suave golpe cuando Hyukjae se detiene junto a su cama y se agacha para recoger el objeto, solo para que sus dedos se encuentren deslizándose por un borde afilado. Abriendo mucho sus ojos, su mano enciende rápidamente la lámpara en la mesita de luz, y sus ojos se abren aún más cuando descubre una navaja entre sus manos.

—Donghae—

—No lo hice —responde tímidamente, empujándose para sentarse en su cama; su mirada no se encuentra con la suya. Hyukjae nota sus mejillas pálidas, una punzada de culpa atraviesa su corazón y llena su pecho por completo.

—Lo siento —resopla Donghae, cerrando sus ojos para tomar una gran bocanada de aire, intentando calmarse—. Es solo que ya no quería herirte más. Pensé que, si te dejaba, ya nada te lastimaría. Pero al final, resultaste herido. Pensé que tal vez, si ya no existía, realmente le pondría un fin a tu miseria y sufrimiento. Pero no me atreví—

Hyukjae levanta las sábanas y se desliza debajo de ellas para atraer a Donghae hacia sus brazos, rodeándolo ferozmente, la culpa consume todo su cuerpo cuando el cuerpo de Donghae comienza a sacudirse por las lágrimas.

—No pude hacerlo —confiesa, enterrando su rostro en el hueco de su cuello, sus dedos aprietan con fuerza a la parte delantera de su camisa, aferrándose desesperadamente a Hyukjae, como si fuese su salvavidas—. Cuando se enterró en mi piel, se sintió muy bien, como si fuera a quitar todo el peso de mis hombros. Pero el momento en que comencé a moverla, hubo recuerdos tuyos y yo... —hipea, haciendo que Hyukjae frote círculos en su espalda para tranquilizarlo mientras deposita besos en su sien—. Recordé el momento cuando nos dimos nuestro primer beso.

Una Tormenta ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora