Dieciocho

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Donghae ríe cuando Hyukjae picotea sus labios una y otra vez, murmurando:

—No creo poder cansarme de tus labios nunca.

—Está bien, está bien —Donghae jadea cuando Hyukjae continúa atacando sus labios. Envuelve sus brazos alrededor del cuello de Hyukjae y responde suavemente el beso, sin apresurarse en absoluto. Siente los labios de Hyukjae curvarse en una sonrisa contra los suyos mientras continúa presionándolos, tan solo moviéndolos suavemente.

—Te amo —susurra Hyukjae mientras se aleja, con una sonrisa formándose en sus labios cuando las mejillas de Donghae se calientan y se tiñen de un suave tono rojo.

—Realmente, realmente, realmente me gustas mucho —lo provoca Donghae, tirando de la sábana hasta su nariz, escondiendo sus mejillas de la mirada de Hyukjae.

—Quiero que me digas que me amas —dice Hyukjae en voz baja mientras se inclina hacia adelante, chocando sus frentes.

Donghae sacude su cabeza, actuando más como un niño de nuevo mientras Hyukjae tira bruscamente de la sábana, haciéndolo reír más fuerte.

—Donghae, dilo.

—No te amo —sonríe descaradamente.

Hyukjae bufa.

—Oh, es lindo saber que alguien no te ama lo suficiente, Hyukjae.

Las miradas juguetonas de ambos hombres inmediatamente se tiñen de algo cercano al miedo y furia mientras sus cabezas giran hacia la puerta del hospital, casi gruñendo cuando ven a Jinah y la madre de Hyukjae paradas allí.

Hyukjae se endereza a una posición normal mientras Donghae se sienta, mirando solemnemente a las dos mientras cierran la puerta detrás de ellas.

—Hola, madre —dice Hyukjae sombríamente, observando con odio a las dos mujeres.

—Veo que has estado pasando la mayor parte de tu tiempo aquí. Pensar que Jinah estaba preocupada por dónde pudiste haber escapado. Debí haber esperado que estuvieras fuera con este desperdicio si no estaba en su café.

—¿Desperdicio? —repite Donghae, sin permitirle continuar con sus palabras. Ríe con incredulidad y sacude su cabeza—. Me pregunto quién es el desperdicio aquí. No es mi madre la que va controlando la vida amorosa de su hijo como una obsesionada, vigilando a dónde va la mayoría del dinero, y definitivamente no es la que controla la vida de su hijo como si le debiera su vida a ella.

—Técnicamente, Hyukjae sí le debe su vida a la Sra. Bang —dice Jinah bruscamente, levantando su cabeza con una sonrisa engreída.

Donghae ríe, poniendo una mano en el hombro de Hyukjae cuando está a punto de levantar la voz.

—Esto se trata de mí, ¿no? Por lo que no veo por qué Hyukjae hable —comienza Donghae con una sonrisa confiada—. Hyukjae sí le debe su vida a su madre, en eso tengo que estar de acuerdo. Porque si ella no lo controlara, arreglara incontables citas a ciegas, se asegurara de que siempre sea visto con una señorita, Hyukjae nunca habría considerado entrar a mi café. Nunca me habría notado si su madre no fuera tan egoísta. Seamos honestos. Si no fuera por la madre de Hyukjae, nunca habría sabido que tengo una media hermana. Una media hermana que es nacida fuera del matrimonio, una hija ilegítima.

Jinah mira a Donghae en shock y la Sra. Bang tartamudea.

—¿A q-qué te refieres con hija ilegítima?

—Las leyes nunca considerarían a Jinah como una hija legítima, porque cuando nació, mis padres aún estaban juntos. No se separaron hasta que mi madre descubrió el nacimiento de Jinah. Fue entonces cuando mi madre se divorció de mi padre. Por ley, mi hermano y yo somos los únicos hijos de la familia Lee. No tenemos otros hermanos, medios o no.

Una Tormenta ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora