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Estoy en la sala de estar de mi casa con Alice, mi pequeña mejor amiga estaba arriba en su cuarto cambiándose de ropa, la estábamos esperamos para saber que íbamos hacer

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Estoy en la sala de estar de mi casa con Alice, mi pequeña mejor amiga estaba arriba en su cuarto cambiándose de ropa, la estábamos esperamos para saber que íbamos hacer.

Oímos los pasos de unos pies descalzos bajando las escaleras y sabemos que es Roxy la única persona aparte de nosotros que está en esta casa.

Se tira en el sofá perezosamente y nos mira a los dos.

—¿Parejita que vamos a hacer?

—¿Ver una película?— Propuse.

—¿Cuál veremos?

—Ahora miramos Roxy, paciencia.

—Vamos a mirar ahora cual vamos a ver, Rox — pespondió Alice a mi lado. La miré con una sonrisa.

Al final vimos una de miedo, a Roxy le aterraban las películas de miedo y soñaba por las noches que le pasaba lo mismo que a los protagonistas de la esta.

—Rox — susurre. Me miró —, ven —se levantó de su lugar y se sentó al lado mío y la abrace.

Por otro lado Alice no tenía miedo estaba muy tranquila viéndola, hasta que le susurré en el oído y pego un bote en el sofá.

—Pero que haces, ¿me quieres matar de un susto? —Me pego en mi brazo con su delgada mano.

—¿Cómo crees que te vas a asustar? — Me reí. Alice se quedó viendo mi sonrisa embobada, susurro algo que no entendí pero lo dejé pasar.

Como todas las veces que veía algo en la televisión con Roxy se durmió. Es una dormilona de primera. Duerme más que los osos que hibernan.

Como el buen amigo que soy la lleve a su cuarto y la tape con las mantas, eran las ocho de la tarde y ya estaba anocheciendo y ya se notaba que hacía un poco de frío. Al salir de la habitación me encuentro con Alice.

—¿Te vas a quedar a dormir? — Pregunté.

—Supongo, mi primo no me ha avisado de que me venía a recogerme. — Se encogió de hombros.

—Suerte la mía — susurré. Pero creo que ella lo escucho por su sonrisa.

—¿Qué has dicho?

—Nada.

—Por esta vez te creeré.

—Escoge una habitación entonces —señalo a todas las habitaciones que hay. Señala una y va hasta allí y pone su delgada mano en el pomo de la puerta y me dice.

—Elijo esta — si supiera que esa exactamente es la puerta de mi habitación no diría eso. Me río internamente por eso.

—Si quieres dormir en mi habitación adelante.

—¿Cómo que tu habitación? — Me mira sorprendida. Asiento con la cabeza y avanzo hasta situarme al lado de ella.

—Abre la puerta y observa por ti misma — hizo lo que le indique, entro en mi habitación y la observo unos minutos. Luego se dio la vuelta para salir a escoger otra habitación para dormir esta noche pero no la deje. Ya había elegido esta y no se iba a ir a otra, esta noche dormía conmigo.

Roxanne AikenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora