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Cuando llegamos a casa, los chicos ya tenían todo preparado para cenar

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Cuando llegamos a casa, los chicos ya tenían todo preparado para cenar. No me extraño mucho ver a Alice allí sentada. Sospecho que mi amigo y la recién nombrada tienen una especie de relación, últimamente no veía mucho a Kili y no estaba por casa, llegaba tarde y se iba temprano. Echaba de menos a mi mejor amigo aunque sí ha estado con Alice sé que estaba en buenas manos.

Antes de sentarnos vi que había dos sitios libres uno entre medias de Rayner y Reidar y el último sitio que quedaba era al lado de Jerome.

Ade se fue casi corriendo a sentarse entre los dos hermanos y a mí no me quedo más remedio que sentarme al lado de Jer.

Cuando me senté en la silla al lado de Jerome, este se giró hacia mi dirección y me susurró.

—¿Tanto me extrañas que te sientas a mi lado?

— Me hubiera puesto lo más lejos de ti pero da la casualidad que mi amiga se ha puesto en el otro sitio libre que había.

—¿Prefieres estar al lado de Rayner y de Reidar que de mí?

—Sí, son más agradables que tú.

—Yo también soy agradable.

—No te creo Jerome.

—Créeme ya verás cómo esta noche te lo pasas bien conmigo.

—¿Esta noche?

—Si, en la fiesta, yo también voy.

—Por desgracia sé que ibas a ir, pero no te creas que voy a estar contigo toda la noche.

—Entonces me iré con alguna chica que me haga caso, espero conocer alguna que valga la pena —me giñó un ojo.

—Pues yo me pondré a bailar en medio de toda la pista y todos los chicos vendrán a verme y les bailaría —oí un gruñido de parte de Jerome y su cara era de enfado.

—Pero qué te pasa, ¿tú puedes pasártelo bien con una chica y yo con ellos no?

—No puedes estar con ningún chico —dijo entre dientes medio cabreado

Yo también empezaba a estarlo.

—¿Tu quién te crees para decirme con quien puedo estar en la fiesta y con quién no?

Conforme iba avanzando nuestra conversación si se podía llamar así, subíamos más el tono de voz y los demás en la mesa nos estaban mirando atentos a lo que hablábamos.

—Para ti supongo que nadie —objetó enfadado.

—Exactamente, no eres nadie para mí.

—Bueno pues si en la fiesta te hacen algo luego no me vengas llorando como una niña que te han hecho algo —bufó.

—¿Y porque te tendría que ir a dónde ti? Tú no eres ni mi amigo ni nadie para mí, en todo caso iría donde Kilian o donde Ade.

—Eres insoportable.

Roxanne AikenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora