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Salgo del callejón bastante oscuro para encontrarme de pleno con la silueta de Adler

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Salgo del callejón bastante oscuro para encontrarme de pleno con la silueta de Adler. Llego hasta él y veo la cara de perro que tiene.

—¿Por qué tienes esa cara de cabreo Adler? —Pregunto sin saber lo que le pasa.

—Si yo tengo esta cara imagínate la que debe de tener el jefe — se quejó este.

—¿Y que hice yo para que el jefe este cabreado?

—No ceñirte al plan, chico. —Me miró muy serio.

—Lo estoy haciendo, pero es algo complicado, ¿sabes?

—Es muy sencillo, en una semana el jefe quiere acabar con todos ellos.

—Te estoy diciendo que no es nada sencillo —me fije en él —. Estoy traicionando a mis amigos.

—Eran tus amigos, después de que se enteren de lo que has hecho seguro que no te perdonaran —sabia a la perfección que llevaba toda la razón, pero era mejor vivir en la inopia.

—¡Eso no es cierto! — Grité.

—No seas tan ingenuo. Chico después de lo que estás haciendo, no te vayas a creer que te vayan a dirigir la palabra —la razón no se la podía quitar ni el más santo.

—Eso no lo sabrás nunca.

—Que inocente eres, Bastian. Pero igual el que no lo sabrá nunca serás tú, porque si haces mal todo esto, tú estarás bajo tierra y yo riéndome de lo penoso que fuiste.

Miro para un lado y veo a Roxanne parada en la acera de enfrente un poco alejada de donde nos encontramos nosotros.

Rezo porque Adler no la haya visto, si no la hemos jodido, irá a por ella.

Giro de nuevo mi cabeza para prestarle atención y para que no se dé cuanta hacia donde van a parar mis ojos.

—¿Has entendido?

—¿Qué? —Pregunto. Me mira interrogante y enseguida le contesto.

—Sí, lo he entendido —aunque la realidad era que no lo había hecho. No s e que tenía que hacer.

Miré otra vez hacia donde se encontraba Rox y justo la vi montarse en un coche bastante familiar para mí, era el de Connor.

No me podía ver aquí y menos con Adler. Veo que se aleja el coche por la avenida y suspiro.

Sigo hablando un rato hasta que me despido de él, se va rápidamente del lugar con su coche y justo veo el de Connor llegar rápidamente y acelero el paso hasta llegar al callejón pero antes escucho un portazo y se perfectamente que es Connor y está más que cabreado.

Oigo a Rox hablarle.

—Connor, vamos.

—No, voy a coger a ese malnacido de Bastian.

Roxanne AikenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora