El camino a casa de Edouard fue en completo silencio. Casi no pronunciamos alguna palabra, casi no nos comunicamos. Nos estábamos acercando a una residencia privado, donde solo podía apreciar los lujos allá donde mis ojos podían posarse. Al final de la calle, doblamos a la derecha, yo solamente me dedicaba a mirar por la ventanilla del coche. Creí por un momento que una de esas "casas" era la de Edouard, pero estaba muy equivocada cuando pasó de largo.
Enseguida entramos a una carretera secundaria que solo había árboles y más árboles. El coche estaba disminuyendo de velocidad; estábamos llegando a nuestro destino.
Suspire pensando en que iba a pasar un buen tiempo en este precioso lugar, sin mis amigos.
Edouard frenó el coche cuando estábamos afuera de unas verjas enormes, detrás de ellas se veía un inmenso camino de piedras y alrededor más arboles de nuevo, parecía un bosque. Lo que había a la lejanía no lo podía apreciar bien, pero estaba segura de que me iba a encantar cuando lo viera de cerca.
Cuando abrieron las verjas, Edouard arrancó el coche para poder adentrarnos en aquellos terrenos, creo intuir que es aquí donde me hospedare durante mi estadía aquí en Paris.
El camino de árboles que había visto desde fuera de la verja eran muy grande y se hacía aún más largo cuando el coche iba a la velocidad de un caracol.
Giro mi cabeza para poder mirar al conductor de este coche.
—¿Por qué vamos tan despacio?
—Te vi mirar muy fascinada el camino, por eso decidí ir a esta velocidad, para que pudieras observar todo a tu alrededor, aunque podrás recorrerlos cuantas veces quieras, vivirás aquí un largo periodo de tiempo.
—Bueno...gracias, y si me encanta todo lo que mis ojos pueden apreciar, encima está todo muy bien cuidado. ¿Vives aquí? —La pregunta ya se la esperaba, así que no se sorprende en lo absoluto.
—Sí, aquí viven mis padres, mis hermanos y yo, que ahora estarán esperando en el interior de la casa —cuando termina la frase, me quedé petrificada en el asiento de copiloto —. Tranquila, no muerden, bueno...quizás la pequeña Caly puede que muerda un poco —me reí por lo que dijo, de quien creía que era su hermana menor.
—¿Es tu hermana, cierto? —Asintió sin desviar la mirada de la carretera — ¿Cuántos años tiene?
—Tiene cuatro años y antes de que me preguntes cuantos años tienen mis otros dos hermanos, te lo diré —le mire incrédula y el soltó una carcajada, al ver mi cara que ra un poema —, sabía que lo ibas a preguntar —se encogió de hombros divertido —. Kaden tiene quince años, Connor tiene veintidós y yo, por si quieres saberlo, tengo veintitrés años. Soy el mayor de todos, por si no te habías dado cuenta.
Rio.
Seguimos el resto del trayecto en silencio, después de esa mini conversación. Ahora que me paraba a pensarlo, el nombre de Connor me sonaba de algo, pero no me acuerdo de donde lo habría escuchado. Cuando lo vea de frente, quizás ahí me acuerde y me dé cuenta de quién es o lo reconozca.
ESTÁS LEYENDO
Roxanne Aiken
Teen FictionDespués de un año de la vuelta de su mejor amigo, Rox se ve envuelta en una serie de acontecimientos. Nuestra protagonista tendrá que descubrir el misterio que se esconde a su al rededor y que ella está ligada a ese secreto.