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Pasaron unas semanas y ya casi estábamos en diciembre, iba muy bien en la universidad pero la de Kili era un caos

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Pasaron unas semanas y ya casi estábamos en diciembre, iba muy bien en la universidad pero la de Kili era un caos. Estaba llena de personas la mayoría del día, tenía protección siempre que quería salir, por la casa ya no tenías casi ni intimidad. Nunca en mis veinte años he tenido algo parecido a una niñera y ahora lo tenía, estaba siempre encima mío, persiguiéndome a todas partes, parecía un perrito.

Al fin supe cómo se llamaba el amigo de Kili, ese ser tiene por nombre Jerome, no me llevo muy bien con él. La verdad es que me llevaba fatal, me persigue por todas partes, se burla a veces porque me gusta leer y escribir mucho, yo me enfado y le grito y termino triste y no saliendo ni a comer a veces, Kilian se ha fijado en eso y se está enfadado con la actitud que estoy teniendo, me recuerda siempre que la comida es más importante que un enfado, que si no como es malo para mi cuerpo, además que yo últimamente como muy mal y estoy adelgazando cada vez más y mi ropa me queda grande.

—Roxanne Aiken vamos a ir al médico, así no puedes seguir —mencionó cabreado.

—Si no hay remedio —hablo con la mirada puesta en mis pies.

—Es por tu bien Roxy — subí la mirada y le miré a los ojos —. No estás bien, no comes casi, estas demasiado delgada y cada vez tienes menos fuerza en tu cuerpo — enumera cansado.

Estábamos en su oficina, nuca había entrado hasta hace unos días atrás, me fije que habían muchos libros en una especie de biblioteca que tenía allí dentro, conforme entrabas se hallaba un gran ventanal con unas cortinas blancas con un bordado negro. Justo al lado unos sillones individuales donde estábamos sentados los dos hablando.

En una esquina de la amplia habitación estaba el ancho escritorio que estaba lleno de documentos bien ordenados y un moderno portátil. Las paredes estaban pintadas de un azul cielo.

—Mañana pido cita para ir cuanto antes.

—Está bien Kili, iremos.

—Como que soy Kilian Bloxam que vas a ir. No puedes seguir como estas ahora, cada vez vas a peor — no dije nada porque tenía toda la razón en este tema, casi no tenía fuerzas ni para caminar.

—Si ya está todo dicho, ¿puedo ir a leer un rato entonces? — Parecía una niña pequeña pidiendo hacer algo cuando en realidad no necesitaba perderle hacer nada ya que tengo edad suficiente para ya no pedir permiso.

—Roxy no tienes que pedir permiso Roxy, yo no soy tu padre ni tu mi hija.

—Últimamente lo parece —lo acusé —. Tengo a Jerome molestándome todo el santo día, persiguiéndome, burlándose de que escribo y leo, no puedo salir sola de casa — le reproche —. Parece que ya no tengo vida Kilian —explote.

—Ya hemos hablado sobre eso ya unas cuantas veces, es por tu bien, no sabes lo que te podría pasar —iba a reprocharle pero me corto antes de que pudiera hablar —. Te conté por ahora lo que tenías que saber, si te desveló más cosas te pondría más en peligro — me desveló —, y por Jerome no te preocupes ya hablaré yo con él, ya le diré que no se burle de ti. Y si te hace burla con la hemiparesia me avisas. Eso sí que no se lo perdonaría jamás.

Roxanne AikenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora