Metimos la llave en la ranura de la puerta, entramos al recibidor y fuimos hacia el salón, conforme íbamos llegando se escuchaban como hablaban de algo que ahora mismo no entendía de nada. Tenía miedo, nervios, enfado acumulado. Yo la infancia casi no la recuerdo, sé que viví con los Bloxam, que me cuidaron, pero ellos también me mintieron, todo la gente que ha estado a mi alrededor me habían mentido.
Connor se había adelantado un poco, por mi parte yo me había quedado parada un momento, necesitaba respirar hondo para enfrentarme a lo que venía ahora y a las personas que se encontraban dentro de ese salón. Connor se acercó otra vez a mí y me susurró en el oído.
—¿Vamos? —Asentí —Estate tranquila, si necesitas algo yo estaré al lado tuyo todo el tiempo —volví hacer el mismo gesto que antes, me sujetó la mano con la suya y me la apretó.
Cuando estuvimos delante de mi familia y de la familia de Connor el nerviosismo volvió a mi cuerpo de nuevo.
Estaban todos sentados en los sillones, Laureen estaba sentada al lado de David el padre de Kaden, Carly, Edouard y del que se encontraba sujetando mi mano. En el sofá de al lado estaban unos señores que no conocía pero yo tenía un parentesco a ellos.
La señora tenía el pelo negro, era de piel bronceada, no debía pasar del metro sesenta y cinco, llevaba puesto un pantalón oscuro que combinaban con su blusa azul marino y sus tacones del mismo color que los pantalones, el hombre iba con un traje como si hubiera venido de trabajar, era muy alto y de pelo también oscuro, me fije que me parecía bastante a él, al lado estaban cuatro que según mis cuentas serían sus hijos. A uno de ellos lo había visto hace un rato atrás, era idéntico a mí pero en versión masculina. Al lado de él se encontraba una niña de la edad de Kaden.
Tenía los mismos rasgos que su madre pero el pelo lo tenía de un tono suave, no llegaba a ser rubio pero casi, después estaba otra chica un poco más mayor que debería de rondar por los dieciséis años y por último quedaba un hermoso bebé de apenas dos años de edad.
—Bueno... —iba hablar la señora que se suponía que era mi madre pero no la quería ni escuchar, veinte años de mentiras y de engaños por parte de todos, quería un poco de paz.
—No quiero saber nada que venga de alguno de vosotros, para mi sois unos desconocidos —hable con furia.
—Escúchales lo que te tienen que decir nuestros padres, Roxanne —me dijo "mi hermano".
—Para mí ellos no son mis padres, no han estado en mi vida nunca. No me han visto crecer, no me han visto pasarlo tan mal cuando se metían conmigo y se burlaban de mí por tener una parálisis o hemiparesia, como queráis llamarle. No han estado, ninguno de vosotros habéis estado. Sois unos completos extraños para mí.
Suelto la mano de Connor con un poco de brusquedad, él no tiene la culpa de nada, pero estoy muy cabreada. No me doy cuenta que estoy llorando hasta que toco la cara con la almohada y se empapa toda de lágrimas. No llevo ni cinco minutos sola cuando la puerta se abre. No me muevo de la posición de la cual estoy pero siento a alguien acercarse hasta mí y acariciarme el pelo.
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Roxanne Aiken
Teen FictionDespués de un año de la vuelta de su mejor amigo, Rox se ve envuelta en una serie de acontecimientos. Nuestra protagonista tendrá que descubrir el misterio que se esconde a su al rededor y que ella está ligada a ese secreto.