Capítulo Diesiseis.

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Capítulo Diesiseis.

Victoria.

Cuando llegué a la casa no quise contarle a nadie lo que había pasado en la casa de los chicos. Ni siquiera a Louis.

Pero sentí un gran alivio en cuanto llegue y vi a Louis solo en la sala con una taza de café en la mano y mirando a la nada. De lejos se notaba que estaba pensando muchísimo. Y nada de lo que pensaba debía agradarle.

—Llegué.— dio un pequeño brinco en su lugar, me miró y se levantó caminando hasta quedar frente a mí. Todo ese trayecto lo recorrió con una mirada distante.

—Kass se ha quedado dormida. La llevé a su habitación.—me dijo y yo asentí, él suspiró. Sabía que quería decirme algo, pero estaba dudoso de hacerlo.

Frunci el ceño, no sabía que me preguntaría ¿Sería algo con la cafetería? ¿O algo más grave?

—Kass me comentó lo que había sucedido esta mañana... Y quiero que sepas que estoy de acuerdo con lo que quieres hacer.—me miró fijamente y sentí con tenía lágrimas contenidas, quería llorar. —Es lo mejor.

—Yo...—solloce y limpié una lagrima que había bajado por mi rostro. No estaba prepara para esto aún, no sabía que palabras decir, y mucho menos tenía pensado contarle a Louis, no quería ni imaginarme como reaccionaria él. Mi teléfono sonó irrumpiendo en el acogedor silencio de la casa.

Contesté sin mirar el remitente.

—¿Sí?

—Señorita Victoria.

—Oh, Andrew ¿Como le va? ¿A que debo su llamada?—Me di la vuelta, dejando a Louis detrás de mi, el cual se volvió a poner en mi frente dándome una mirada interrogadora.

—Le recuerdo que hace unos días había quedado con usted, para vernos. —Habló tajante. Se le notaba un poco molesto, y allí recordé la vez de el hotel. Ese día por su puesto no hablé con él abogado, no me preocupé en buscarlo, solo salí de allí.

—Disculpa, ese día tuve un inconveniente.—hablé intentando buscar una excusa. Pero la verdad no tenía ninguna.—El caso es que, no entiendo para qué un abogado me está buscando, Mrs. Andrew.

—Yo era el Abogado de Reginald.—Mi vista fue a una fotografía de mi padre que estaba en la pared frente a mi y sentí como mi corazón se apachurro.

Pero no sabía que mi papá había tenido un abogado, y mucho menos para que nos estaría buscando este. Mi corazón se comprimió de solo pensar en que mi padre tenga deudas pendientes, ya estaba maquinando algo que hacer para poder pagarlas.

—Yo no se que decir. — pude notar como mi voz flaqueo en el último momento.

—No diga nada entonces y sólo escuche.—dijo.— Le habló porque necesito que se haga cargo de la herencia que ha dejado su padre, Y necesito que sea lo antes posible.

—¿Herencia? ¿Mi padre tenía herencia?

¿Como era eso posible? Nosotros nunca vivimos mal, siempre teníamos de comer y comprábamos ropa seguido. Se podría decir que no nos faltaba nada, pero mi padre nunca comento algo sobre una herencia.

—Sí, veo que desconocía de todo esto.—refunfuño el abogado desde la otra línea.—Su padre ha dejado unas cuantas tierras y negocios a su nombre, y a nombre de una chica llamada Kassandra Swan. Con unas estrictas palabras y normas que deben cumplir.

CRUEL |Libro 1|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora