Capítulo 18

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Llegamos a la habitación y lo único que deseaba era una ducha y así lo hice, mientras el agua caliente acariciaba toda mi piel pensaba que ella estaría fuera esperando por mí. Era evidente que no viajó solo por la convención, estaba aquí para hablar y yo debía escuchar, pero aún tenía miedo de escuchar. Salí del baño y ella estaba de pie en el ventanal, donde se veía su reflejo, se giró, me miró y comenzó a caminar hacia mí...me quería morir.

- Ehh sabes Kat, solo hay una cama y es muy chica así que yo dormí en ella anoche, hoy puedo dormir en el sofá, no tengo ningún problema. - hice una pausa para respirar porque ella estaba más cerca de mí. - ¿A menos que quieras el sofá?

Ella sonrió y dijo. - Gabi, la cama no es chica, ¿la has visto bien?, caben cinco personas en ella.

- ¿Uffff, en serio?

- Aunque si no quieres que duerma contigo en la misma cama yo...

- Ohhh no, digo sí, bueno... no te preocupes Kat, tienes razón.

- Sabes, Gabi, estoy harta. - afirmó esto como si lo trajera dentro desde hace mucho.

- ¿Harta?, ¿a qué viene eso ahora? - pregunté algo sorprendida.

- Si, estoy harta y enferma de guardarme las cosas, estoy harta y enferma de tener que estar viajando solo para llegar hasta dónde estás tú.

- ¿Qué? - la miré con cara de total confusión.

- Gabriela tú no eres un capricho en mi vida, no eres un proyecto de feria científica y mucho menos una aventura en mi vida, tú eres...eres...como explicarte...- dijo tomando su cabeza entre sus manos.

- Por favor hazlo porque no logro entender.

- Comenzaste siendo una fantasía, para luego convertirte en una ilusión y ahora...

Fruncí mis cejas y la miré sintiendo cierto enojo. - No te entiendo Katherina, estás aceptando que solo soy eso en tu vida, ¿una maldita ilusión, una estúpida fantasía?

- No Gabi, si me dejaras terminar, que bendita manía tienes en no dejarme hablar. - completó esto con las manos arriba. - Lo que estoy tratando de decirte es que ahora eres mi realidad, que yo no regresé solo por la salud de papá, sino que también lo hice por ti...- esta vez caminó hacia mí.

- ¿Por mí?, por favor Katherina si nosotras antes de tu regreso no habíamos pasado de solo encuentros casuales, además, ¿quién soy yo para que tu hayas decidido regresar? - comencé a alejarme de ella y comenté sin mirarla. – Tú estás loca.

- Sí que lo estoy, me enamoré de una mujer que veía por fotos, que oía de ella por mi padre, que veía en actividades de trabajo y escuchaba su voz a larga distancia solo para hablar de algún proyecto de trabajo y para empeorar las cosas era hetero y ahora dime si eso no es estar loca. - comenzó a caminar y se detuvo justo detrás de mí que estaba parada de espaldas frente al ventanal con mis brazos cruzados en el pecho.

Podía observar su reflejo en la ventana, observándome callada, inmóvil, con una mirada triste, concentrada en mí. Yo trataba de entender la situación, de asimilar cada palabra que ella me decía, pero sentía que estaba fuera de mí.

- Nunca has sido un capricho, jamás. Laura y yo hemos tenido problemas desde siempre, cuando terminé la relación ya hace un año, ella sabía que había alguien más, pero pensó que ese alguien estaba en mi cama, lo que ignoraba es que estaba en mi corazón. Ella siempre ha pensado que me hará regresar, pero yo te tengo a ti y tú eres lo único que quiero. Esto es una locura, pero te he amado desde hace tanto tiempo sin esperanza que me correspondieras. Eras un sentimiento muy hermoso que solo guardaba en mi corazón, aun así, sentía que era mi destino, mientras más me alejaba más la vida me llevaba a ti sin saberlo.

No sabía qué hacer, no sabía que decir, no sabía si alegrarme o entristecerme, pero ¿entristecerme por qué?, ella me amaba, esa mujer que veía reflejada en el ventanal me amaba y yo a ella. Mi pensamiento me llevó al Alquimista, entendí completamente el comentario de Amanda, ella hablaba de su hermana, ¿acaso yo era el tesoro que ella pretendió buscar en otros lugares para solo darse cuenta de que yo la esperaba en casa?, esto parecía tan irreal... por mis ojos comenzaron a bajar las lágrimas, pero esta vez no de dolor.

Sin moverme de mi lugar le pregunté - Kat, ¿por qué no dijiste algo antes?

Sonrió con mi pregunta y respondió dulcemente. - Cariño, como crees que llegas a alguien que en general conoces muy poco y le dices, ¿sabes qué?, pienso en ti, sueño contigo, me enamoré de ti y ni me preguntes como, no sé si fue tu belleza tan inigualable, tu mirada tan profunda, tu voz tan dulce, o las pláticas con papá de lo perfecta que eras, o simplemente mi corazón te escogió porque necesitaba regresar a casa. - Se acercó a mi espalda sin tocarme, solo estando muy cerca, me encontré con su triste mirada que se reflejaba frente a mis ojos, podía sentir el calor de su cuerpo cerca al mío, podía respirar su aroma y juro que pude escuchar los latidos de su corazón, pero era obvio que solo eran los míos que acrecentaban a cada segundo...

- Gabi, entiendo que debes estar...

Dejé caer mi cabeza instintivamente hacia atrás para apoyarla en su hombro y llevé mi rostro junto al de ella, extendí mis manos, busqué sus brazos para atraerlos a mí y apoyarlos en mi vientre. Descansé mis manos sobre las suyas en mi vientre y suspiré sintiéndome abrazada por ella.

- Sabes Kat, yo pensé que lo tenía todo, pero estaba tan equivocada, a mi vida le faltaba algo que no sabía que era, algo que no sabía que buscaba, algo que no sabía dónde estaba y llegaste tú. Desde el primer día que miré tus ojos me perdí en ellos y reconocí que eras ese algo que faltaba en mi vida. Nunca me he sentido tan viva, tan plena, tan completa; tú eres sin duda la razón de todos los hermosos sentimientos que nacen en mi corazón. Y si estás harta de viajar para llegar hasta donde estoy yo, te prometo que permaneceré en el mismo lugar... - guardé silencio mientras comencé a acariciar sus brazos que me rodeaban fuerte y suavemente le susurré. - no iré a ninguna parte sino es contigo.

Kat ladeó su rostro y comenzó a besar mi mejilla hasta llegar a mi cuello, lo que me hizo sentir una placentera sensación que estremeció todo mi cuerpo, esos labios tan deseados estaban nuevamente sobre mí y yo solo me rendía al placer. Sus manos acariciaban el contorno de mis caderas, mi cintura, hasta llegar nuevamente a mi vientre, mientras sentía sus pechos contra mi espalda y su pelvis chocar con mi trasero. Suavemente moví mi rostro para encontrar su boca que no puedo evitar besar desesperadamente. Separé mis labios para decirle casi como un susurro. - Nunca pediste otra habitación, ¿no?

- Ni siquiera lo intenté. – respondió Katherina muy cerca de mi oído y con una voz llena de deseo.

- Quiero dejar de soñar que me haces el amor y que lo hagas una realidad.

- Será un placer. – terminó mientras comenzó a trazar un camino de besos húmedos desde mi oído hasta mi hombro, mientras sus manos bajaban desde mi vientre hasta mi pelvis y de ahí hasta el lado interior de ambos muslos, subiendo nuevamente hasta mi pelvis, acariciando mi vientre y caderas, para continuar su viaje y detenerse en mis pechos y con una suave y sensual voz dijo - este es el momento de arrepentirse.

Me giré rápidamente para quedar justo frente a ella y sin mediar palabra alguna le besé en los labios hambrienta de su delicadeza, de su dulzura, de su humedad, la tomé de la cintura y la acerqué a mí, mientras comencé a besar su cuello. Katherina me tomó por el cabello y dejó caer su cabeza atrás para hacer mi trabajo más fácil. - ¿Tú no eras la que quería que durmiera debajo de un puente?

No respondí su pregunta porque toda mi atención estaba dirigida en embriagarme con toda la esencia de su piel, degustar su placentero sabor, disfrutar el excitante roce de su cuerpo, extasiarme con su hermosura...no quería pensar en nada más, necesitaba sumergirme en ese mundo de lo desconocido, pero completamente excitante...


No todo lo que se ve es realidad (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora