Capítulo 2

3.9K 176 21
                                    

Todos los días era una nueva aventura con la Señorita Katherina, todo lo que a su alcance estuviese me lo imposibilitaba, todo lo que había hecho bien a través de los años, para ella era un mal diseño, una mala perspectiva, una terrible publicidad. Esta mujer era una real maldita patada en mi trasero. Era como tener agua suspendida sobre un sartén repleto de aceite hirviendo...ya anticipaba el cataclismo y no precisamente el de Damocles.

Una noche...tenía que trabajar hasta tarde porque después de cambiarme los diseños cinco veces había perdido suficiente el tiempo como para terminar a la hora acordada. Esa noche había enviado a casa a todos bajo mi supervisión, ya que el trabajo que restaba me competía a mí.

- Ya voy de salida, ¿terminaste? - escuché decir detrás de mí, hasta que el sonido de sus tacones terminó justo a mi lado.

- Si, justo. - respondí sin quitar mi vista del trabajo.

Moví mis manos para alcanzarle el trabajo finalizado, lo tomó, frunció el entrecejo y con voz segura dijo - Es uno de los mejores trabajos que he visto - alcé mi vista y me encontré con sus ojos, sus hermosos ojos, eran de unas tonalidades entre marrón y verdes que hacían la combinación perfecta para resaltar sus facciones y sin darme cuenta me perdí en ellos, hasta que ella dijo mirando a los míos - y hablo de uno de los mejores trabajos aquí o allá, eres una excelente artista, por algo mi padre siempre hablaba de ti con tanta satisfacción.

El sonido de su voz me hizo apartar mis ojos de los suyos y tan solo decir - Gracias - no supe que decir a esa mujer que por primera vez en meses era amable conmigo. Hasta algo de ternura noté en su voz al decirme esas simples palabras, pero más que eso estaban sus ojos, los que me cautivaron por unos segundos, esos ojos que nunca me había detenido a mirar tan cerca porque simplemente todo lo demás era agobiante y era tan odiosa que todo lo de ella no era importante en lo absoluto... en cambio esos ojos hablaban más que sus acciones, expresaban mucho más de lo que se escapaba a la vista...

- Es hora de irnos, somos las únicas empleadas de excelente calidad que aun trabajan a estas horas - su comentario me hizo asomar una tímida sonrisa, tomé mis pertenencias, apagamos las luces y caminamos juntas hasta el ascensor. Bajamos los cinco pisos en silencio y al llegar al estacionamiento, preguntó dónde estaba mi auto, me acompañó hasta él y cuando estoy próxima a entrar la escucho con voz dura - Buenas noches, Gabriela, descansa, sabes que me enoja que mis empleados lleguen tarde, así que te veo mañana a primera hora y por favor con café en mano - terminó con una sonrisa cínica en su rostro y se retiró hasta entrar en su auto.

Y pensé que tanta amabilidad no podía ser cierta o al menos no duraría mucho. Ella tenía una capacidad para hacerme enojar que no le había conocido a nadie más, me desubicaba por completo, esa mujer me desencajaba el mundo.

Esa noche fui a casa, me di una ducha revitalizante, me recosté en la cama a leer un libro y me asaltó el pensamiento de ella, ¿cómo era posible que una mujer como ella fuese tan jodidamente insoportable para mí? Era brillante, segura, imponente, agobiantemente hermosa y terriblemente sexy, ¿sexy?, maldita sea, ¿qué es esto?, eso pensé por Dios...y que hacía yo pensando de esta forma de mi jefa a las 11:30 de la noche cuando debería estar durmiendo y disfrutar mi tiempo sin tener que soportar su irremediable actitud, no lo sabía, así que me propuse dormir, planificando en que no apareciera la pervertida de Katherina en mis sueños...

Mi vida transcurría completamente normal fuera del trabajo; la familia, los amigos y Jorge que aún esperaba mi respuesta a su proposición, sin embargo, yo solo me limitaba a no pensar en ello, en realidad no quería pensar en eso, pero el sí...

- Gabi, entiendo que quizás no estás en el momento más adecuado para tomar tu decisión sobre el matrimonio, aun así, creo que estás siendo un poco egoísta con todo este asunto, solo estás pensando en ti y no en nosotros.

Lo miré por un largo rato y me hubiese gustado decirle Jorge ‟you suck‟, pero él tenía razón, odiaba que siempre tuviese la maldita razón, estaba siendo egoísta porque yo no quería hacerlo...realmente ¿no quería hacerlo con él o no quería hacerlo en general? Este asunto me estresaba cada vez que lo dialogábamos y me enojaba conmigo por no tenerle una respuesta, no quería lastimar a Jorge, pero tampoco quería ser una infeliz el resto de mi vida por tomar las decisiones incorrectas que harían feliz a los demás.

- Y lo peor Gabriela, es que permaneces callada con el asunto como si no te importara, como si no te interesara ir más allá y aunque no quiero presionarte tampoco quiero esperar una década cuando te sientas preparada o dejes atrás tus miedos...

- No permanezco callada porque le reste importancia, tal vez sea porque le doy demasiada importancia y no quiero decir cosas que no resolverían la situación y está bien tienes razón estoy siendo muy egoísta contigo y sí, debo tomar una decisión, así que disculpa por no haberlo hecho, es solo que... - puse mis manos sobre mis sienes, suspiré y miré nuevamente a Jorge - es solo que no puedo decidir el resto de mi vida ahora, espero que entiendas eso.

- Lo entiendo, pero es el resto de nuestras vidas, que no lo olvides y tienes tu tiempo, sin embargo, ese tiempo no es eterno, así que entiéndeme tu a mí - terminó con voz pausada, acercándose y besando mi frente.

¿Porque tenía que ser de esta manera?, cualquier mujer en mi lugar habría dicho sí antes que el preguntara, cualquier mujer estaría feliz que un hombre como Jorge le pidiese que pasara el resto de su vida junto a él, cualquier mujer, pero... yo no soy cualquier mujer, no soy cualquier mujer y ¿qué mujer soy?, ¿qué estoy esperando? o ¿a quién estoy esperando?...


No todo lo que se ve es realidad (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora