Capítulo 19

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Kat acarició con su lengua mi labio inferior y me sujetó fuertemente con sus manos en mis caderas. Nuestros besos se intensificaban con cada roce; más profundos, más húmedos, más ardientes y nuestras respiraciones entrecortadas comenzaron a ser más sonoras. Mientras Kat me atraía más hacia ella me abracé a su cuello sin apartar mis labios de los de ella. Sentía miles de emociones por mi cuerpo, nuevas sensaciones; el instinto, la necesidad de ella me guiaba. El sabor delicioso y el rico aroma de su piel, el roce delicado de cada caricia, la excitante humedad de cada beso...estaba fuera de control.

Su boca se encargó de trazar la forma de mi cuello, mis hombros y sus manos acariciaron mis senos, suave, delicadamente lo que mi hizo exhalar jadeante. Kat dirigió sus manos a mi cintura e introdujo sus manos dentro de mi camisa y así acariciar mi espalda oprimiéndome más hacia ella, tomó el borde de la camisa y la quitó sobre mi cabeza, para dejar mis senos al descubierto. Acarició mi rostro, bajó por mi cuello y con un dedo acarició mi piel desnuda, pasando en medio de mis senos hasta llegar a mi vientre y regresar con la misma caricia hasta detenerse en mi pecho. Mi piel se erizó, todo mi ser gritaba de placer, de excitación.

Comencé a desabrochar torpemente los botones de su camisa, mientras no dejaba de besarla, por Dios se cómo desabrochar una camisa, ¿porque me causa tanto problema? Katherina se percató de mi nerviosismo y se apartó un poco para que pudiese terminar mi tarea. Su camisa llegó hasta el suelo y nuevamente observé ese cuerpo que me enloqueció aquella mañana en la oficina...esta vez era diferente, estaba frente a mí y podía tocarlo, podía saborearlo, podía hacerlo mío. Acaricié sus pechos por encima del sostén y besé con suavidad lo que no alcanza a cubrir la tela. Besé sus labios, su cuello y posé mis manos en su espalda para desabrochar su sostén y dejarlo lejos, muy lejos donde no estorbara entre nosotras.

El contacto de nuestros torsos desnudos hizo que mis pulsaciones fueran más rápidas y mi respiración más sonora. Kat acarició mi espalda, desde mi nuca, trazando mi columna hasta llegar a mi cintura y colocar sus manos dentro del pantalón, oprimiéndome hacia ella y acariciando mi trasero. Sin apartar sus manos, en un movimiento rápido, quitó mi pantalón y lo dejó caer al suelo. Se separó unos centímetros para observar cada rincón de mi cuerpo casi desnudo por completo mordiendo su labio inferior.

- Oh por Dios Gabriela eres más hermosa de lo que pensé, me estás volviendo loca.

Sus palabras me estremecieron. Esta vez puse toda mi concentración en desabrochar el botón y bajar la cremallera de su pantalón, fue más rápido que con la camisa. Besé sus labios, acomodé mis manos por sus caderas y comencé a bajar su pantalón, demasiado ajustado para caer, así que me arrodillé lentamente para llevarlo hasta el suelo. Tomé su cintura desde esta posición, alcé mi vista para buscar su mirada que tenía un brillo particular y luego pose mis ojos en su estómago. Acaricié su cintura, sus caderas, me dediqué a besar y succionar su estómago, tracé el contorno de sus caderas con la humedad de mi lengua, mi cuerpo comenzó a arder cuando escuché gemir a Kat. Estaba fuera de control, fuera de mí, llena de deseo por la mujer que tenía frente a mí; la mujer que me enloquecía, que me desequilibraba, que me embrutecía, pero más que eso la mujer que amaba.

Besé, acaricié, mordí, succioné y humedecí cada espacio de su vientre, de su cintura, de sus caderas, de su ombligo; delicada, pausadamente, disfrutando cada segundo que me llenaba de ella. Pasé tímidamente mi lengua por encima de su ropa interior y un quejido se escapó de su garganta, subí nuevamente a su vientre, incorporándome comencé un recorrido de besos hasta detenerme en sus senos y mi cálida y lujuriosa lengua los besó con gran necesidad, estaba como poseída por un deseo nunca sentido en mis entrañas.

Kat tomó mi rostro en sus manos, buscó mi boca desesperadamente para unir sus labios a los míos en un beso totalmente húmedo y diferente en intensidad, pero increíblemente excitante. Sus manos, su lengua estaba en todos lados, recorrían todo mi cuerpo, descubriéndolo, explorándolo; por Dios me va a matar pensé.

Su mano que estaba en mi cuello comenzó un recorrido hacia lo lejano, bajó por mis senos acariciándolos y cubriéndolos con ambas manos, su mano aventurera continuó la trayectoria hasta mi vientre, luego a mi cintura, mi cadera y la dejó adentrase dentro de mi ropa interior. Mi gemido fue más fuerte que cualquier otro antes proveniente de mi boca, me hizo tomar entre mis dientes su labio inferior... Oh por Dios no sobreviviré a esto, todas mis emociones explotaban, todos mis sentidos se descontrolaban, todo mi ser gritaba, ardía, toda la sangre de mi cuerpo hizo su recorrido a un lugar muy específico.

Katherina me miró con una sonrisa sensual y hasta malvada, pasó su lengua por mis labios y se dedicó a explorar todo el interior de mi boca con ella. Y comenzó a dirigirme sin dejar de besarme y acariciarme hacia la cama. Me obligó sutilmente a recostarme en la cama con el peso de su cuerpo y ahí debajo de ella ya no pude pensar más... debajo del peso de su cuerpo me sentía la mujer más afortunada del mundo, me sentía llena, completa, plena como nunca. Nada de lo que había vivido antes era remotamente parecido a lo que se sentía que ella me hiciera el amor. Amarla era la experiencia más placentera que había experimentado.

- Te amo. - susurró en mi oído Katherina con una voz entrecortada y jadeante.

Fui suya aquella noche y esa fue mi primera vez, la primera vez de hacer el amor con una mujer, la primera vez de hacer el amor entregando el cuerpo, el corazón, el alma y todo mi ser y la primera vez de amanecer con alguien; la primera de muchas otra veces.

Ya no tenía dudas, ya no tenía temores, no quería dar la vuelta cuando por fin había encontrado el amor. Ahora todo era nuevo, diferente; no porque ella fuese una mujer sino porque mi cuerpo y mi corazón experimentaban un sentimiento desconocido que jamás imaginé que existiera para mí. Solo ella logró despertar esas pasiones en mí, solo ella logró explotar esas necesidades en mi cuerpo, solo ella logró descubrir sentimientos únicos en mi corazón.

Solo ella lo ha logrado desde el día que me miró profundamente con sus hermosos ojos, ese día me perdí en ella, esa mujer que me parecía tan arrogante, presumida, grosera, se convirtió en la mujer de mi vida, en la esencia de mí ser. Quién diría que ella sería mi inspiración más creativa, mi locura más cuerda, mi pasión más desenfrenada, mi gran y único amor.

He amanecido junto a ella por los últimos cuatro años y sin equivocarme han sido los mejores años de mi vida, ahora puedo decir que lo tengo todo, entendí que mi lugar, mi felicidad y mi vida es permanecer a su lado. El amor, el deseo, la pasión que un día sentí por ella ha acrecentado con el paso de los años, ella es todo lo que necesitaba mi vida.

Y hoy... estoy regresando a casa luego de una semana en Florida, los Royers continúan siendo uno de nuestros clientes más importantes y en muchas ocasiones viajamos a su compañía, en esta ocasión fue mi turno. Al salir por las grandes puertas del aeropuerto, ahí está ella, tan hermosa como siempre, con esa sonrisa que me enloquece y continúa embruteciéndome a pesar de los años.

Veo a Katherina que se acerca, me abrazo a ella con gran efusividad, ella me abraza con el mismo sentimiento. Se aparta del abrazo y besa mis labios con genuina necesidad, se acerca a mi oído y dice. - Te amo cariño, te he extrañado tanto.

Sonrío acariciando su rostro para luego decirle. - También te he extrañado, Ohhh no sabes cuánto mi amor.

- Lo sé, se nota en tu mirada lo mucho que me has extrañado, ya sabes que soy irresistible y difícil de olvidar.

La miro con mi ceja alzada y muy divertida le pregunto. - ¿Siempre eres así?

- ¿Así como cariño?

- Insoportablemente presumida.

- Sí, pero eso te gusta, ¿no es así?

- Eres a la única presumida que amo con todo el corazón.

- Lo sé y que deseas también...

- Y que siempre deseo. - le sonrío dulcemente.

Me toma de la mano y caminamos fuera del aeropuerto. - Vamos a casa cariño.

Y es en casa donde ansío estar, junto a ella, todas la señales han cobrado sentido a través de todo este tiempo, sobre todo la frase que dijo la madre de Kat aquella mañana en el ascensor, "no todo lo que se ve es realidad, no todo lo que se escucha es la verdad", por supuesto que no lo es, pero para mí, Kat se convirtió en toda la realidad que añoraba y en la única verdad que profeso.


No todo lo que se ve es realidad (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora