Capítulo 16

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Caminaba con la vista nublada y limpiando de mi rostro las lágrimas que no podía ocultar, las lágrimas que no quería ocultar y que solo dejaban visible el dolor que llevaba dentro. Llevaba miles de preguntas dentro a las que no quise escuchar respuesta, solo quería crear distancia entre nosotras, quería estar lejos y ya que tenía la oportunidad la aprovecharía, para cualquiera esto era una mala decisión desaparecer sin luchar por el amor y dejarla servida en bandeja de plata a la otra. Pero como le había dicho a Laura, solo Kat era la que debía escoger, yo había escogido, la había escogido a ella por más que me doliera toda la situación. Pensaba que tal vez, solo tal vez habría una explicación para todo esto, pero yo no quería escucharla ahora, porque más que poner en orden mis pensamientos y sentimientos era ella quien lo debía hacer.

Me dirigí a casa a preparar mi equipaje para el viaje, todo fue tan rápido que estaba haciendo todo de último minuto. Florida estaba bien, me mantendría ocupada y lejos de todo esto. No sabía si estaba haciendo las cosas bien, pero si veía a la corbeja hija de la mala sangre de Laura nuevamente en el estado que me encontraba...por Dios que estaba pensando. Era obvio que estaba celosa de esa mujer, con su "yo soy mejor que tu", si claro mejor que yo, ujum, idiota.

Cada vez que pensaba en la conversación que tuve con ella me hacía lanzar la ropa que sacaba de mi armario a mi maleta sin siquiera doblarla y acomodarla en ella. Al darme cuenta del escándalo que tenía, puse mis manos en mi cintura, bajé mi cabeza y respiré profundamente. - Gabriela, tranquilízate, ¿sí?, tu ropa no tiene la culpa...- Cristo ¿en qué estoy pensando?, una ducha, una buena siesta me arreglará, sabía que no me arreglaría, nada de eso curaría mi corazón, pero al menos por ahora ayudaría...

La mañana me tomó por sorpresa y mi primer pensamiento fue para Kat, recordaba que hacía unas noches había dormido abrazada junto a ella, había amanecido con ella, amanecido...esas fueron sus palabras en algún

momento, "no quiero dormir contigo sino amanecer junto a ti", suspiré tan solo de recordarlo...cada paso que daba, cada movimiento que hacía, cada objeto que miraba ahí estaba ella, mi concentración era una soberana mierda y mi apariencia un asco total.

Salí de casa con mi equipaje en dirección a ver a mis padres antes de partir al aeropuerto. No podía irme sin despedirme, aunque fuese por unos días, parecerían meses.

Mi padre estaba sorprendido de la rapidez del viaje y preocupado por mí. - Hija, ¿estás bien? - preguntó inquisitivamente.

- Claro, pa. - le sonreí para que no viese la batalla que llevaba dentro.

Se quedó parado con sus brazos cruzados como tantas veces había hecho cuando estaba seguro de uno de sus pensamientos. - Es por ella ¿no?

Mi respiración se detuvo y sentí como mi corazón comenzó a palpitar más rápido de lo normal, era como un ataque cardíaco... - ¿De qué hablas papi? - le dije con la mirada en otra parte y con voz nerviosa.

- De ella...- dijo esta vez un poco más fuerte.

Esto no está pasando, esto no está pasando, despierta, despierta. - De ella ¿quién? - esta vez mirándolo a los ojos profundamente.

- Hija, te conozco demasiado como para no reconocer la batalla que llevas dentro y estaría ciego si no viera que estás enamorada.

No es broma, pero tuve que arrinconarme de la pared para no caerme. - ¿Enamorada?, pues claro de Jorge.

- No bebé, tu nunca has estado enamorada de Jorge.

- Ohhhh por Dios papá, no me hagas esto ¿sí?

- No Gabriela, no te hagas eso tú.

- ¿Hacerme qué? - mirándolo con resignación.

- Huir como lo estás haciendo, mientras continúes huyendo nunca serás feliz.

Puse mis manos en mi rostro y comencé a llorar porque ya no aguantaba más, me estaba matando el sentimiento, me agobiaba el silencio, el miedo me inmovilizaba, no podía mentirle al hombre que más amaba en mi vida. - ¿Cómo lo supiste?

Él se acercó y me miró. - Con tan solo observarte corazón, sé que nunca has amado a Jorge, pero te has conformado todo este tiempo, tu tendrás tus razones. Una vez que llegó ella a tu vida, en poco tiempo iluminó tus días. Aunque estabas teniendo una batalla dentro de ti, eras otra persona, tenías una razón para cantar, una razón para reír, una razón para amar. Hija te he visto ya casi dos años con Jorge y solo varios meses junto a ella y me ha sido evidente todo.

Continué mi llanto y me abrasé a él como si en ello se me fuese la vida y allí abrazada a él le dije. - Perdóname papito, traté de luchar tanto, traté de evitarlo...

- ¿Y cómo luchas contra tu destino, hija?, ¿vas a continuar viviendo el resto de tu vida con una máscara?

- Pero papi...

- No hija, no hay peros que valgan...yo te amo, eres mi hija y eres junto a tus hermanos mi mayor orgullo y mi mejor regalo de parte de Dios. Tu madre, tus hermanos; somos tu familia y cualquier decisión que tomes nosotros te apoyaremos, pero que esas decisiones sean solo para tu felicidad y no para la de los demás, ¿sí? Tan solo quiero tu felicidad. - se separó del abrazo y me miró con una sonrisa que me hizo sonreír junto a él.

- Gracias. - le dije limpiando mis lágrimas. - Te amo pa, en un par de días me tendrás de vuelta, así que no busques un remplazo de hija.

- Ufff, ni pensarlo, créeme eres única. – me regaló una sonrisa que me pareció hermosísima.

- Sí que es única esta niña. - escuché la voz de mi madre detrás de mí y me regaló una sonrisa con sus brazos abiertos. - Ven acá bebe. - me abrazó y besó mi cabeza.

- Mami yo...

- ¿Sabes cuantas hijas tengo?, una, se llama Gabriela y la amo infinitivamente, eso es suficiente para mí. – me tomó de las manos y besó mi mejilla. - Y es hora de que te vayas o perderás tu vuelo.

Era cierto perdería mi vuelo, pero también era cierto que mis padres me conocían más que lo que yo misma lo hacía, había vivido escondiéndome en una normalidad en la que no encajaba para nada, solo para satisfacer a todos los demás, mientras la única persona que importaba era la más perjudicada y la más dañada...yo.


No todo lo que se ve es realidad (Sankh)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora