Transcurrían los días y el proyecto adelantaba vertiginosamente, aunque casi vivía en la oficina y por consiguiente pasaba más tiempo con ella. Aunque dentro de mí, sabía, que era una muy mala idea, que eso estaba cambiando mi vida o de alguna manera la estaba redirigiendo...era evidente que nuestra relación estaba cambiando. Mientras más tiempo pasábamos juntas, ella era más atenta, más amable, más compresiva...y yo más idiota, más embrutecida, más hipnotizada y eso me obligaba a preguntarme, ¿qué me pasaba?, ¿qué me estaba haciendo sentir esa mujer?, porque sí, era una mujer...su mirada me enloquecía, sus roces me estremecían, su cercanía me descontrolaba y su presencia alborotaba mis sentidos.
Ese día no habíamos alcanzado a ir a dormir porque trabajamos toda la noche, estábamos en la oficina y ella tenía una reunión temprano en la mañana, así que resolvió lavar su rostro, maquillar sus facciones para estar presentable en su reunión. Y como una reacción normal, como por inercia quitó su camisa y me pidió que le alcanzase una que estaba colgando cerca de mí, una sensación de excitación recorrió mi cuerpo, se erizó mi piel y me quedé petrificada. Y allí de pie me quedé observando sus curvas, sus pechos, su belleza, su delicadeza...inmóvil, inmutable, ignorando que ella estaba frente a mí observando cada uno de mis gestos...
- Gabi, estoy esperando, estoy en sostén en medio de mi oficina y me estoy muriendo de frío – le escuché decir sacándome de mi encantamiento.
- ¿Ah? - fue la única estupidez que salió de mi boca.
- Mi camisa Anderson, ya sabes esa que está a tu lado colgando, blanca, de botones... ¿sí? - dijo ella con una sonrisa pícara y una mirada de satisfacción señalando en dirección de la camisa.
- Si, cierto tu camisa - tomé la camisa, caminé hasta ella, se la acerqué y nuestras manos se tocaron en el intercambio y así permanecieron un poco más de tiempo del normal, mientras nuestros ojos se encontraron en la acción...sentí que la respiración me faltó, que mi ritmo cardíaco se elevaba, que me fallaban las piernas y que mi corazón me delataría, si alguna otra cosa no había delatado que estaba completamente extasiada por esa mujer que tenía frente...ella miró mis labios y yo solo suspiré. Bajé mi mirada hasta nuestras manos y en un reflejo acaricié su mano con mis dedos y la miré a los ojos nuevamente. Me costó un momento, demasiado largo diría yo, retroceder finalmente y me cuestioné por mi vacilación de no hacerlo rápidamente, por un momento había deseado...
- Voy por un café, ¿quieres uno? - pregunté al llegar a la puerta y me giré para verla aún con la camisa en su mano, justamente donde la había dejado segundos atrás con una sonrisa tan hermosa y yo en la puerta con una vergüenza espantosa.
- Me encantaría. – respondió.
Salí de la oficina como alma poseída por un deseo indescriptible, necesitaba salir de ahí porque si me quedaba me hubiese dejado arrastrar por ese deseo. Mientras me alejaba, pensaba que en algún momento me había dicho que estaba jodida, pero no, para nada, no estaba jodida lo que estaba era jodidamente jodida y eso es peor de lo que pensé...
Tardé una década en ir por café, ni siquiera recordaba a que iba en esa dirección porque lo único que llevaba en mi mente eran sus ojos, su delicada piel, mucha piel, demasiada piel...hermosa piel. Ya ni decir que estaba jodida me funcionaba porque tenía que aceptar que me gustaba ella y no en la forma de agradar sino en la forma de necesitar escuchar su voz, de añorar su compañía, de disfrutar su aroma, de desear todo su ser... - Es increíble Gabriela, que vergüenza más espantosa con ella, pensará que soy una idiota pervertida o peor una lesbiana psicópata... ¿lesbiana?...yo lesbiana, ¿pero qué demonios te pasa Gabriela? - llevé mis manos al rostro y agité mi cabeza de un lado a otro y no pude más que decir - Ahhhhhhhhhh por Dios - me sentía tan diferente, tenía el pulso acelerado y parecía que todas las estúpidas mariposas habían emigrado a mi estómago, me sentía mareada, mi corazón latía 100 veces más rápido, sentía fiebre y si no fuera porque estaba segura que esos eran síntomas secundarios de mi intoxicación de ella hubiese pensado que me estaba muriendo... soy tan patética, pensé.
Ya más calmada regresé con los cafés, solo pidiéndole a Dios que Katherina se hubiese puesto esa maldita camisa y que no me estuviese esperando en el mismo lugar con ella en las manos porque eso sería una excitante tortura. Entré en la oficina con la mirada baja, no podía mirarle a los ojos porque me sentía avergonzada y ella mejor que nadie sabía qué había pasado en esa habitación...
- Gabi, no solo me dejas semidesnuda con un frío de los mil demonios, sino que vas por café y pareciera que fuiste al Starbucks de Madagascar y no suficiente con eso traes una cara como si hubieses visto al mismísimo...- dijo con una risa divertida y señalando hacia abajo - Ya sabes.
Sonreí porque ella trataba de manejar la situación para que no me sintiera incómoda y me dije, si claro si lo hubiese visto le hubiese escondido su tridente, pero a ti solo me dieron deseos de arrancarte todo lo que estorbaba para ver tu desnudez...por Dios, está comprobado soy una pervertida. - No para nada me encontré con...- señalé irónicamente hacia abajo - Solo que no había café jefecita, ¿no recuerdas que solo nosotras las empleadas de excelencia trabajamos hasta la mañana y nadie nos prepara café? - respondí con una sonrisa brillante como quien sale de un aprieto.
Katherina se acercó y me quedé paralizada, los nervios regresaron nuevamente, tomó el café de mi mano y me ofreció una hermosa mirada que no supe cómo interpretar, solo que me derritió y si puedo ser más pervertida aun, me pareció bastante sensual...- ¿No piensas asearte un poco?, tienes pinta que pasaste toda la noche trabajando, además de que llegaremos tarde a nuestra reunión. - completó tomando un sorbo de su café y regresando al escritorio.
- ¿Nuestra? - pregunté entrecerrando mis ojos.
- Sí, nuestra, este es nuestro proyecto no es raro que estés junto a mí en la reunión, has llevado este trabajo y ha sido excelente así que dejaré que tomes algo del crédito... pero no todo, ehhh.
- ¿Siempre eres así?
- ¿Así, cómo? – se giró para mirarme.
- Así tan...odiosamente presumida. – comenté tomando un sorbo de mi delicioso café, aunque era solo para disimular mi sonrisa.
- Mmm... - balbuceó como si estuviese recordando. - No siempre, solo amo ver tu cara cuando me comporto odiosa y presumida.
La observé con leve sonrojo y casi petrificada. - ¿Tan transparente soy? - pregunté asombrada.
- No para nada, muy expresiva y quizás un poco fácil de leer.
- Bueno eso solo depende de quién me lea. – afirmé sin analizar y luego pensar ¿que estoy haciendo?, ¿qué rayos estoy haciendo?, ¿por qué le dije eso?
- Pues yo soy una lectora asidua. – respondió Katherina con gran sensualidad en su acción.
- ¿Ah sí? y ¿te gusta lo que lees? - tras de pervertida, descarada pensé.
- Hasta donde me lo he permitido, sí, me mantiene interesada, me fascina, es difícil tan solo dejar de leer; tiene acción, drama, comedia, hasta un poco de misterio...de seguro reconozco un buen libro cuando lo tengo frente, este sin duda es uno muy bueno...- comenzó a caminar hacia la puerta y se giró a verme – Y siempre me gusta llegar al final - terminó mordiendo su labio inferior. - Anderson, tienes diez minutos para estar preparada para la reunión, te espero. - y se perdió por el pasillo.
Hoy sin lugar a dudas ha sido el día del WTF with me!!!!!, tuve que cerrar mis ojos y respirar porque si eso no fue lanzarme a mares abiertos sin salvavidas y con tiburones hambrientos a mi alrededor, no sé qué fue entonces, ¿que si te gusta lo que lees?, Cristo, ¿cómo le dije eso?, ¿ pero estoy loca?, no loca no, a mi llegó la demencia senil...concéntrate Gabi, diez minutos, reunión importante, proyecto en curso, mujer hermosa, sensual, mujer, divertidamente presumida, deliciosamente arrogante, mujer, mujer, mi jefa mujer...irremediablemente apetecible...
ESTÁS LEYENDO
No todo lo que se ve es realidad (Sankh)
RomantizmGabriela lucha en contra los sentimientos que crecen por su molesta jefa Katherina, en el camino se da cuenta de que no todo lo que se ve es la realidad...